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Revista Tesela ISSN 1887-2255

 

 

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Implementación de la EBE: Algo distinto es posible

Mª José Freire Gómez
Hospital Universitario Puerta del Mar, Cádiz, España

Correspondencia: Apdo. correos 133, 11080 Cádiz, España

Manuscrito aceptado el 12.1.2009

Tesela [Rev Tesela] 2009; 5

 

 

 

Cómo citar este documento

Freire Gómez, Mª José. Implementación de la EBE: Algo distinto es posible. Tesela [Rev Tesela] 2009; 5. Disponible en <https://www.index-f.com/tesela/ts5/ts6966.php> Consultado el

 

 

 

    En 1996, Sackett definió la evidencia como la utilización consciente, explícita y juiciosa de la mejor evidencia clínica disponible para tomar decisiones sobre el cuidado de cada paciente.1

La evidencia científica es la herramienta que nos va a servir para luchar contra los obstáculos que produce la ignorancia, evitar errores por desconocimiento, y cuestionar "la buena práctica" que hasta ahora han mostrado los profesionales que no creen en la EBE y, por tanto, no la utilizan ni saben para qué sirve.

La formación, la actualización de conocimientos y la búsqueda de resultados en salud y de las intervenciones utilizadas para mejorar y prestar cuidados de calidad nos van a abrir el camino para pasar de una enfermería técnica, "mandada", "sin criterio propio", a una enfermería científica, con responsabilidad, con ética, y comprometida a dar cuidados de calidad e interesada por las respuestas humanas. En definitiva, nos va a ayudar a superar dificultades por la incomprensión e ignorancia de que algo distinto es posible.

La enfermería, hace uso de las investigaciones que hacen los profesionales para mejorar la práctica clínica diaria, pero no lo suficiente, principalmente por la falta de interés de los líderes gestores.

Hay estudios que demuestran que la implementación de los resultados de investigación con frecuencia se ven frenados por la influencia de las organizaciones.2,3

Otros, avalan mejores resultados en salud en los centros con el modelo de hospital magnético. Las características que se examinaron en estos hospitales fueron la satisfacción personal y profesional, el estatus, el rol del enfermero en la calidad del cuidado del paciente, la ratio enfermero-paciente, el reclutamiento y mantenimiento de los enfermeros, la relación médico-enfermero, la descentralización de la toma de decisiones, el liderazgo clínico, la autonomía y responsabilidad en el cuidado del paciente, y la flexibilidad de los horarios de trabajo, entre otras.4

Sería preciso aunar las estrategias de sus intervenciones basándose en un modelo organizativo que garantice la consecución de un único objetivo: la excelencia. Garantía de excelencia que viene marcada por el mejor conocimiento disponible en la actualidad, en su caso un modelo de hospital magnético, lo que equivale a decir un modelo de hospital excelente.5

Además nuestros gestores tampoco hacen nada para implantar la práctica clínica basada en la evidencia, sin ver en la evidencia una sistemática de trabajo de obligado cumplimiento. Ellos se preocupan más de convencer que gracias a una nueva tecnología va a mejorar la calidad de vida y la salud de los ciudadanos, sin medir la efectividad o eficiencia vs otros mecanismos que pueden ser más efectivos y eficaces.

Según datos de la OMS, varios estudios han investigado la magnitud de los eventos adversos. El estudio de Harvard concluyó que un 4% de los pacientes sufre algún tipo de daño en el hospital; el 70% de los eventos adversos provoca una incapacidad temporal, pero el 14% de los incidentes son mortales. También recoge la OMS las áreas en las que Enfermería demuestra su efectividad, disminuyendo la variabilidad, facilitando la toma de decisiones a enfermeras y usuarios y planificando recursos sanitarios entre otros.

El Grupo de Trabajo sobre la Calidad de la Atención Hospitalaria de Hospitales para Europa en 2000 estimó que uno de cada diez pacientes de los hospitales europeos sufre daños que se pueden evitar y efectos adversos ocasionados por los cuidados recibidos.6

Las organizaciones deben considerar primordial ejercer la práctica profesional desde el ejercicio de protocolos basados en el mejor conocimiento existente, y garantizar a su personal capacitación para realizar una Práctica basada en la evidencia (PBE), poner los recursos para ésta práctica y no ésta práctica al servicio de los recursos.

En la II Reunión sobre Enfermería Basada en la Evidencia, las enfermeras clínicas coinciden en que las organizaciones no favorecen el proceso de cambio de la enfermería. Es un hecho que actualmente las instituciones de salud están recortando las plantillas de enfermeras, llegándose a unos mínimos históricos que limitan, si no impiden, una práctica profesional de calidad.7

Muchas enfermeras dijeron que "realizan una práctica profesional de supervivencia, lo que implica: prestar poca atención al paciente, [.] e intentar sobrevivir hasta el final del turno". En estas condiciones, se dijo: ¿qué sentido tiene hablar de evidencias?7

Asumimos poca responsabilidad, continuamos sin hacer uso de las evidencias, trabajando por rutina, apenas sin planteamos si existe otra actuación más eficaz. Todos sabemos que existen actuaciones más eficaces que otras, ¿porqué no saltar la barrera del miedo para conocerlas y ponerlas en la práctica? Podríamos mejorar nuestra atención al usuario, gestionar mejor el tiempo y los recursos.

Es el momento de mostrar que las enfermeras cuando organizan su asistencia mediante evidencias y hallazgos procedentes de la investigación son capaces de producir cambios importantes en los resultados de salud, en la satisfacción del paciente y en los costes, por tanto, que la reducción del número de enfermeras y que la falta de cuidados de enfermería no son coste-efectivos.7

El compromiso con el paciente requiere de una actitud profesional y esto equivale a responsabilidad. Ser responsable es ser competente, y para ser competente hay que mantenerse actualizado.

En definitiva, La gestión de la salud debe avanzar por los caminos de la innovación, y las ideas, esfuerzos, responsabilidad y compromisos de las enfermeras deben ser tenidos en cuenta.

Bibliografía

1. Sackett DL, Rosenberg WMC, Muir JA, Haynes RB, Richardson WS. Evidence Based Medicine: What it is and what it isn't. BMJ, 1996; 312: 71-2.
2. Needleman J, Buerhaus P, Mattke S, Stewart M,Zelevinsky K. Nurse staffing, levels and the quality of care in hospitals. N. Engl J Med, 2002; 346: 1715-22.
3. Aiken L, Clarke SP,Sloane DM, Sochalski J, Silver JH. Hospital nurse staffing and patient mortality, nurse burnout and job dissatisfaction. JAMA, 2002; 288; 1987-1993.
4. Havens DS, Aiken LH. Shaping systems to promote desired outcomes. The magnet hospital model. Journal of Nursing Administration, 1999; 29(2): 14-20.
5. López Alonso SR. Hospital Magnético, Hospital Excelente. Index de Enfermería [Index Enferm] (edición digital) 2004; 44-45. Disponible en <https://www.index-f.com/index-enfermeria/44revista/44_articulo_7-8.php> [Consultado el 25/10/08].
6. Martínez Ques AA. ¿Quién se ocupa de la seguridad de los pacientes? Evidentia 2007 ene-feb; 4(13). [ISSN: 1697-638X]. Disponible en <https://www.index-f.com/evidentia/n13/304articulo.php> [Consultado el 25/10/08].
7. Conclusiones de la II Reunión sobre Enfermería Basada en la Evidencia, Las enfermeras y las Organizaciones, encuentros y desencuentros, Granada, España, 27-29 de Noviembre de 2003. Index de Enfermería [Index Enferm] (edición digital) 2004; 44-45. Disponible en <https://www.index-f.com/index-enfermeria/44revista/44_articulo_83-88.php> [Consultado el 25/10/08].

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