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EVIDENTIA: ISSN 1697-638X

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EDITORIAL

 

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El concepto de bienestar en las residencias de personas mayores

Joaquín Jesús Blanca Gutiérrez,1 Manuel Linares Abad,2 María Luisa Grande Gascón3
(1) Enfermero, Gerontólogo y Dr. en Gerontología Social. Docencia e Investigación del Hospital "Infanta Margarita", Cabra (Córdoba), España. (2) Enfermero, Antropólogo y Dr. en Antropología Social y Cultural. Facultad de Ciencias de la Salud, Departamento de Enfermería, Universidad de Jaén, España. (3) Enfermera, Socióloga y Dra. en Ciencia Política. Facultad de Ciencias de la Salud, Departamento de Enfermería, Universidad de Jaén, España

Correspondecia: Hospital "Infanta Margarita". Avda. Góngora s/n, 14940 Cabra (Córdoba), España

Evidentia 2011 oct-dic; 8(36)

 

 

 

Cómo citar este documento

Blanca Gutiérrez, Joaquín Jesús; Linares Abad, Manuel; Grande Gascón, María Luisa. El concepto de bienestar en las residencias de personas mayores. Evidentia. 2011 oct-dic; 8(36). Disponible en: <www.index-f.com/evidentia/n36/ev3600.php> Consultado el

 

 

 


    Las residencias de personas mayores o residencias de ancianos son centros que prestan atención a las personas que viven en ellas durante un período de tiempo prolongado y durante las 24 horas del día. Además de servicio médico y de enfermería pueden contar con otros miembros del equipo de salud, además de otros departamentos o servicios. Generalmente sus residentes son personas con algún déficit de autonomía, que necesitan ayuda o suplencia para ejecutar sus actividades básicas de la vida diaria. Por razones económicas y culturales, se ingresan en este tipo de instituciones a personas que no encuentran solución a sus problemas con otros recursos como los centros de día o la atención a domicilio.
1,2

Tradicionalmente, estos centros eran conocidos como asilos, o asilos de ancianos. El término asilo es definido en el diccionario de la Real Academia Española (RAE) como: "establecimiento benéfico en que se recogen menesterosos, o se les dispensa alguna asistencia". Este término, el de asilo, si bien sigue siendo de uso frecuente en el lenguaje cotidiano, en el contexto político y social ha sido sustituido por el de residencia o centro residencial de personas mayores. La RAE define residencia en una de sus acepciones como "casa donde conviven y residen, sujetándose a determinada reglamentación, personas afines por la ocupación, el sexo, el estado, la edad, etc. Residencia de estudiantes, de viudas, de ancianos.". Se trata éste por lo tanto de un término más amable, social y políticamente más correcto. En palabras de Mª Teresa Bazo: "El antiguo asilo o casa de misericordia, que la imaginación popular asocia con la indigencia y el abandono familiar, ha ido cediendo paso en las sociedades actuales a la residencia".3 Sin embargo, todavía a estos centros les rodea cierta imagen social de exclusión y se les sigue en ocasiones considerando prácticamente como lugares vetustos y sombríos en los que se confina a aquellos mayores que no tienen otro tipo de recursos en los que apoyarse.

Este tipo de instituciones, las residencias de personas mayores, son en realidad una evolución de aquellos centros que dentro de la sociedad tienen la función de "custodiar", "dar cobijo", o "recluir" a distintos grupos de personas y con diferentes finalidades: cuidar, curar o castigar. Los objetivos de cualquiera de estas instituciones dentro de la sociedad son ambiguos, lo cual sigue planteando interrogantes acerca de su verdadera función y en cuanto a su adecuación a las políticas de bienestar social.4,5

En España el porcentaje personas mayores de 65 años que viven en estos centros es del 1,2%. El 66% de los usuarios son mujeres y el 62% de ellos son personas de 80 o más años. El 70% se encuentran en situación de dependencia. Si bien la información disponible sobre la edad media del residente y la edad media de ingreso es escasa, se puede establecer la edad media de los usuarios en 83 años y la edad media del ingreso en 80 años.6

La percepción de la satisfacción y de la calidad de vida por parte de los residentes de estas instituciones ha sido estudiada fundamentalmente a través de encuestas y cuestionarios y mediante estos instrumentos se ha evidenciado numéricamente que por lo general estas personas se encuentran satisfechas con su estancia en la institución.7-9 El concepto de calidad de vida en estos entornos, se ha tratado de objetivar por lo tanto a través de la satisfacción en relación a aspectos concretos como el entorno físico, los cuidados recibidos, los recursos materiales... Pero a las experiencias subjetivas, individuales, únicas, vividas en relación con este concepto de calidad de vida, las vamos a denominar en nuestro caso como "bienestar". Es decir, vamos a considerar que el bienestar es la experiencia personal de las personas mayores institucionalizadas en relación con el concepto de calidad de vida. Estableciendo un símil, estamos afirmando que el bienestar es la dimensión subjetiva de la calidad de vida, tal y como el padecimiento es la dimensión subjetiva de la enfermedad.10,11 Para profundizar en el bienestar de estas personas hemos de recurrir por lo tanto a métodos de tipo inductivo basados en diseños cualitativos, los cuales nos pueden aproximar al significado de las experiencias a partir de la propia perspectiva de quienes las han vivido, tal y como establece el paradigma fenomenológico.12

Durante unos meses, en el marco de una investigación más amplia, los autores de esta editorial hemos tenido la oportunidad de entrevistar en profundidad a personas mayores que viven en residencias, trabajadores de estos centros y a familiares de residentes, recopilando una serie de testimonios que nos han permitido ahondar en lo que ellos consideran como bienestar. Éstas son de forma muy resumida, algunas de las conclusiones extraídas en relación con su bienestar:

-En cuanto a los aspectos que consideran que favorecen su bienestar: mantener sus necesidades básicas cubiertas, la residencia asimilada como el hogar, la limpieza, disponer de un cuarto individual, premura en la satisfacción de sus peticiones, hablar y ser escuchados, cambios en las rutinas y pequeños viajes, buen tiempo y temperatura agradable, relaciones sociales satisfactorias mantenidas tanto con el personal y los compañeros del centro como con los familiares y amigos que viven fuera, realizar actividades que consideren significativas.

-En cuanto a los aspectos negativos: el estilo de vida altamente estructurado y normalizado de estos centros, los cambios del personal cuidador, las circunstancias económicas, el frío y el mal clima, la falta de privacidad.

Las conclusiones finales que queremos transmitirles desde esta editorial, en relación con la calidad de vida, la satisfacción y el bienestar de las personas mayores institucionalizadas, son por lo tanto las siguientes:

-No están establecidas en la mayoría de estos centros herramientas sistemáticas de evaluación de la satisfacción de sus residentes, dinámica que ya es de uso generalizado en el resto de entornos sanitarios.

-Son pocos los trabajos científicos en el espacio científico español e iberoamericano que aborden de forma fenomenológica-cualitativa la temática de las experiencias vitales de las personas mayores institucionalizadas. Esta dinámica investigadora si es habitual en otros entornos como en el de los países del norte de Europa.

-Es necesario que ambas estrategias investigadoras, la cuantitativa realizada a través de cuestionarios y la fenomenológico-cualitativa se complementen, lo cual nos proporcionará una visión mucho más integral y útil en relación con el trabajo que hemos de realizar los profesionales de estos centros. Es decir, no es suficiente con saber cuánto de satisfechas están estas personas con determinadas circunstancias, sino que hemos de ahondar en el cómo y el por qué de esa satisfacción.


Bibliografía

1. García Hernández M, Torres Egea MP, Ballesteros Pérez E. Enfermería Geriátrica. Barcelona: Masson, 2000.
2. Ballesteros Pérez E. Organización de la atención gerontológica. En: Ballesteros Pérez E, et al. Temas de Enfermería Gerontológica. Logroño: Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG), 2000, pp. 5-6.
3. Bazo MT. Institucionalización de las personas ancianas: un reto sociológico. Revista Española de Investigaciones Sociológicas. 1991; 53: 150.
4. Pía Barenys M. Las residencias de ancianos y su significado sociológico. Papers. 1992; 40: 121-135.
5. Pía Barenys M. Un marco teórico para el estudio de las instituciones de ancianos. Revista Española de Investigaciones Sociológicas. 1993; 64: 155-174.
6. Díaz Martín R. et al. Informe 2008. Las personas mayores en España. Madrid: IMSERSO (Instituto de Mayores y Servicios Sociales), 2009.
7. Iglesias-Souto PM, Dosil A. Algunos indicadores de percepción subjetiva implicados en la satisfacción del residente mayor. Propuesta de una escala de medida. Revista Española de Geriatría y Gerontología. 2005; 40(2): 85-91.
8. Becerra Martínez D, Godoy Sierra ZL, Pérez Ríos NS, Moreno Gómez M. Opinión del adulto mayor con relación a su estancia en un asilo. Revista de Enfermería del Instituto Mexicano de Seguridad Social. 2007, 15(1): 33-37.
9. Blanca Gutiérrez JJ, Grande Gascón ML, Linares Abad M. Medición de la satisfacción en las residencias de personas mayores de la campiña sur de Córdoba (España). Evidentia. 2011; 8(36). [Consultado el 10.10.2011] Disponible en: /evidentia/n36/ev7641.php.
10. Amezcua M. Enfermedad y padecimiento: significados del enfermar para la práctica de los cuidados. Cultura de los cuidados. 2000; IV(7 y 8): 60-67.
11. Hueso Montoro C. El padecimiento ante la enfermedad: Un enfoque desde la teoría de la representación social. Index de Enfermería. 2006; 15(55): 49-53.
12. Morse JM. Asuntos críticos en los métodos de investigación cualitativa. Medellín: Universidad de Antioquía, 2005, pp. 197-199.

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