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Etica de los Cuidados ISSN:1988-7973 2016; 9(17): et10944

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EDITORIAL

 

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Seguridad del paciente y bioética en el acto del cuidado

Sonia Sánchez Aragó
Hospital Clinico Universitario Lozano Blesa. Zaragoza, España

Ética de los Cuidados 2016 ene-jun; 9(17)

 

 

 

Cómo citar este documento

Sánchez Aragó, Sonia. Seguridad del paciente y bioética en el acto del cuidado. Ética de los Cuidados. 2016 ene-jun; 9(17). Disponible en <https://www.index-f.com/eticuidado/n17/et10944.php> Consultado el

 

 

 

    Desde el principio ético hipocrático "primum non nocere", la seguridad de los pacientes ha sido un motivo de preocupación. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 2002, expide una resolución para mejorar la seguridad de los pacientes, que se concreta en el 2004 con el establecimiento de la Alianza Mundial por la Seguridad de los Pacientes, como una de las prioridades de Salud Pública.1 Posteriormente, El Consejo de Europa, en el año 2006, instaba a los países a desarrollar políticas, estrategias y programas para mejorar la seguridad del paciente en sus organizaciones sanitarias.2 En junio de 2009, el Consejo de la Unión Europea lanzó las "Recomendaciones del Consejo sobre la seguridad de los pacientes, en particular la prevención y lucha contra las infecciones relacionadas con la asistencia sanitaria".3

Así, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (MSSI), en consonancia con las recomendaciones internacionales, decidió en el año 2005 desarrollar una estrategia de seguridad del paciente para el Sistema Nacional de Salud (SNS) en colaboración con las Comunidades Autónomas, respetando y complementando las acciones que éstas desarrollan en el ejercicio de su competencia en la provisión de servicios sanitarios. Por otro lado, se ha presentado una Estrategia de Seguridad del Paciente del Sistema Nacional de Salud comprendida entre 2015-2020 en la que se conservan las mismas líneas estratégicas e incorporan nuevos objetivos y recomendaciones referentes a aspectos pendientes de desarrollar.4

Los eventos adversos, no sólo tiene impacto en la seguridad del paciente y su familia por las lesiones físicas o el daño psicológico que produce. En los profesionales de la salud responsables de estas situaciones puede generar: estrés postraumático, depresión, inicio de ejercicio profesional a la defensiva, costes económicos en el sistema de salud, etc. Además puede generar costes en la sociedad por la pérdida en la credibilidad en la calidad de los servicios cuando estas situaciones emergen al público general.4-6

La profesión enfermera es promotora de la seguridad del paciente desde la antigüedad. Así, Florence Nightingale documentó visionariamente en su "diagrama de área polar" las condiciones no seguras en los hospitales y demostró con resultados que las enfermeras formadas sistemáticamente podían hacer más seguro el entorno de los pacientes bajo cuidados.7

Posteriormente, en los años cincuenta del siglo XX fueron las enfermeras las que iniciaron los reportes de incidencias para ayudar a identificar los riesgos, contribuyendo así a la iniciación de la gestión de riesgos hospitalaria.7

Todo ello, ha contribuido a que las enfermeras sean reconocidas como la clave de la calidad y promotores y educadoras de la cultura seguridad en los hospitales. Todo esto, ha sido respaldado por estudios que en las últimas décadas han señalado a las enfermeras como una variable importante en la identificación de los factores de riesgo potenciales y reales en la atención de los pacientes. Además, también se ha demostrado que la formación en cultura de seguridad del paciente reduce los índices de morbi-mortalidad hospitalaria y aumenta la satisfacción de los pacientes.7,8

Por ello, los cuidados de enfermería comprenden una serie de procedimientos y técnicas que requieren una especial precaución, debido no sólo al riesgo intrínseco que algunos de ellos comportan para la seguridad del paciente sino también por el volumen y el alcance de los mismos en todos los niveles asistenciales,4 por ello hay que abordarlos teniendo presente el compromiso bioético en base al respeto de los principios éticos en que se apoya la tarea de cuidar. Para ello, es importante dilucidar, comprender y explicar los deberes bioéticos por parte de enfermería frente a la seguridad del paciente.

La profesión enfermera necesita medios, entre ellos, los principios bioéticos y los valores morales (hábitos, virtudes, cualidades...) que orienten los comportamientos y actuaciones adecuadas a la hora de prestar cuidados.9

Por ello, los cuatro principios de bioética definidos por Beauchamp y Childress (beneficencia, no maleficencia, autonomía y justicia) nos proporcionan un esquema de análisis que nos permite seleccionar, ante una situación concreta, los elementos más pertinentes para encontrar un criterio o resolver una dificultad práctica con el fin de proporcionar una asistencia de calidad y velar por la seguridad del paciente en el ámbito de enfermería.10 Por ello, es importante realizar un análisis de los principios bioéticos relacionados con la profesión enfermera.9-11

En primer lugar, el principio de beneficencia es la obligación moral que tiene todo ser humano de hacer bien a los otros. Con lo que respecta a la práctica enfermera, significa hacer el bien en todas y cada una de las acciones que realiza enfermería. Para ello, es necesario que los profesionales de enfermería estén motivados y comprometidos con tu trabajo. Una enfermera aplica el principio de beneficencia a partir del momento en el que se preocupa y dedica tiempo para mantener un desempeño profesional adecuado y unas competencias profesionales que le permitan brindar cuidados de calidad al paciente y promover la cultura de seguridad hacia el paciente. Es decir, cuando se ajusta a las necesidades del paciente, estableciendo diagnósticos de enfermería, proporcionando cuidados adecuados y por ejemplo, se ajusta a los horarios de medicación establecidos y no opta por su comodidad.10,11

En segundo lugar, el principio de no maleficencia se basa en el principio hipocrático "Primum non nocere", es decir, ante todo no hacer daño al paciente. Para ello, en la práctica enfermera se debe evitar hacer daño meditadamente al paciente durante la realización de técnicas de enfermería. Para ello, los cuidados de enfermería deben ir orientados a respetar la integridad física, social y psicológica del paciente.9-11

En definitiva, el cuidado de enfermería debe ser ejercido con base en el respeto a la dignidad humana mediante la compasión, la responsabilidad, la justicia, la autonomía, el cuidado de las interrelaciones y teniendo en cuenta la solidaridad universal, es decir, que las acciones beneficien por igual a todos los pacientes. Sujetos del cuidado, cuidadores en el ejercicio de un nivel postconvencional de desarrollo moral en base a un compromiso ético con el fin de prestar seguridad al paciente y una atención de calidad.7,9

En tercer lugar, la autonomía, según Guillon, se define como "capacidad para pensar, decidir y actuar basándose en razonamientos y decisiones que se tomen de manera libre e independiente, sin influencias o impedimentos". Para Beauchamp y Childress la acción autónoma posee tres características: intencionalidad, conocimiento y ausencia de constricción.

No hay que olvidar que, el centro de la atención de enfermería es el paciente y su bienestar.10,11 En enfermería para promover el principio de autonomía, se debe dar información adecuada y comprensible en base al nivel cultural del paciente a la hora de realizar cualquier cuidado o técnica. El dar información, implica usar un lenguaje comprensible, saber escuchar, tener empatía con el paciente mediante la compresión de su situación, deseos y expectativas de su proceso de salud. Tampoco hay que olvidar que la información que le proporcionemos debe de ser veraz y ajustada a la demanda del propio paciente.12,13

Así, al transmitirle de manera correcta la información, el paciente en base a sus convicciones podrá elaborar su razonamiento y adoptar la decisión más conveniente, haciendo uso de su autonomía durante el proceso de cuidados que condicionan su salud.13,14

En último lugar, el principio de justicia, en el marco de la atención de salud, se refiere generalmente a lo que los filósofos denominan "justicia distributiva", es decir, todos los seres humanos tienen los mismos derechos, independientemente de su desarrollo e integridad física o psíquica; de sus condiciones raciales, sociales, políticas, económicas o religiosas.15-17

Se trata al paciente de manera injusta, cuando no se le hace participe en la toma de decisiones con respecto a su proceso de salud ya que no se le permite ejercer su autonomía. También cuando no se le dice la verdad con respecto a sus cuidados. Por otro lado, con lo que respecta a la profesión enfermera, se actúa en base al principio de justicia, cuando se suministra el tratamiento de manera efectiva teniendo en cuenta la urgencia o las necesidades del paciente. También cuando se jerarquiza las necesidades de un paciente para satisfacer las mismas o se prioriza la atención al paciente antes que realizar trámites administrativos.15-17

El concepto "seguridad del paciente" entendido como la estructura, los procesos, los instrumentos y las metodologías basadas en evidencia científica, posee la finalidad de coordinar esfuerzos para disminuir el riesgo de sufrir un daño prevenible en el proceso de atención de salud o de atenuar sus consecuencias.18 Al ser la persona el punto focal de la atención de enfermería, el profesional debe ser consciente de que en la práctica existe una dimensión ética que se debe abordar.

La seguridad, en todo caso, no se concibe tan sólo como una seguridad física, sino que concierne a la persona en una concepción integral. Tampoco está referida exclusivamente al estricto cumplimiento de normas, comprende además la capacidad de anticipación, la evaluación de los riesgos y el hacerse cargo de sus efectos.7

Para ello, la Organización Mundial de la Salud señala "los hombres tienen el derecho y el deber de participar individual y colectivamente en la planificación y realización de las medidas de protección sanitarias". Por ello, el cuidado de enfermería debe de satisfacer las necesidades de los usuarios en el proceso de salud en el que estén inmersos. El Código Ético y Deontológico, insta a enfermería a aplicar en su ejercicio profesional los principios bioéticos de autonomía, justicia, no maleficencia y beneficencia con el fin de proporcionar una base para orientar y razonar sus acciones.14,17,19

La ética no es algo que se añade al desarrollo profesional, sino que lo fundamenta y le da sentido. Así, enfermería y ética no son conceptos aislados, se complementan, por ello, los principios bioéticos deben están presentes en toda relación Enfermera-paciente, y no se deben considerar como algo impuesto hacia el profesional, sino que debe entenderse como una ayuda enfocada a dirigir los cuidados enfermeros. La ética en enfermería plantea en base al cuidado promover aspectos que ayudan a las personas a mantener su salud, fomentar el autocuidado, promoviendo y garantizando la seguridad del paciente con el fin de proporcionar una asistencia de calidad.17,18

Es un deber ético de las enfermeras alertar a las instancias pertinentes acerca de las situaciones de estructura, proceso o resultado que vulneren la seguridad de los pacientes, no sólo por su deber de cuidado con éstos y sus familias, sino por las responsabilidades éticas y legales que se generan del ejercicio profesional en el caso del evento adverso prevenible.19

Conclusiones

    La seguridad del paciente, dimensión esencial de la calidad asistencial, es una preocupación central en los Sistema Sanitarios. Es importante insistir en que esa preocupación no es algo circunstancial y transitorio, sino que nace de las obligaciones éticas que tanto los profesionales como las organizaciones tienen al respecto.

El aporte de las enfermeras a la seguridad del paciente emana precisamente de la esencia de la profesión, que es el cuidar. Cuidado y seguridad se funden en el acto enfermero. El cuidar y la seguridad se relacionan estrechamente con la vulnerabilidad y la confianza de las personas, y ambas actividades se despliegan a través de acciones que se dirigen a proteger, mantener y conservar la vida de un modo integral.

La concurrencia de eventos adversos es factible, por ello es conveniente favorecer culturas organizacionales que garanticen la seguridad del paciente y la gestión del riesgo en cada puesto de trabajo. Estas obligaciones se articulan en torno a los principios de autonomía, justicia, no-maleficencia y beneficencia. Para ello, es importante, la consecución de una auténtica cultura de seguridad dentro de los sistemas sanitarios.

El profesional de enfermería debe saber que está éticamente obligado a proteger a su paciente del daño mediante el cuidado adecuado en la práctica profesional. Esto significa hacerse responsable de adquirir y mantener altos estándares de calidad científico-técnica. Además, debe hacer un uso correcto de los recursos e implicarse activamente en los procesos relacionados con la cultura de seguridad. Así, reforzando las obligaciones en base a los principios bioéticos, se pueden evitar riesgos al paciente y proporcionar una asistencia de calidad.
 

Bibliografía

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