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ARCHIVOS DE LA MEMORIA (ISSN: 1699-602X)

 

 

EDITORIAL

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Nuevos horizontes para la Evidencia Científica:
Investigación Cualitativa en el campo de la salud

María Gálvez González,1,2 Angélica Gómez Martínez,2,3 María del Mar García Rodríguez,2,4 Begoña Martín Muñoz2,5
1
Enfermera asistencial H.G.U. Carlos Haya, Málaga. Coordinadora del Grupo de Revisores LIC. 2Miembro del Laboratorio de Investigación Cualitativa (LIC), Fundación Index, Granada, España. 3Técnico de Grado Medio de Salud Pública (especialidad de enfermería). Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. Delegación Provincial de Salud y Bienestar Social. Servicio de Salud. Sección de Vigilancia Epidemiológica. Albacete, España. 4Enfermera de Atención Primaria y Coordinadora de Cuidados en el Distrito Sanitario Granada-Nordeste, España. 5Enfermera asistencial. H.G.U. Carlos Haya. Málaga, España

Correspondencia: Unidad de Cuidados Intensivos, 2ª planta pabellón B. Hospital Regional Universitario Carlos Haya, Avda. Carlos Haya s/n 29010 Málaga, España

Archivos de la Memoria 2010; (7 fasc. 1)

 

 

 

Cómo citar este documento

Gálvez González, María; Gómez Martínez, Angélica; García Rodríguez, María del Mar; Martín Muñoz, Begoña. Nuevos horizontes para la Evidencia Científica: Investigación Cualitativa en el campo de la salud. Arch Memoria [en línea]. 2010; (7 fasc. 1). Disponible en <https://www.index-f.com/memoria/7/e11000.php> Consultado el

 

 

 

    El paradigma cualitativo, como opción y/o lógica metodológica única o combinada, fue legitimado hace ya tiempo (aunque no empoderado) en las investigaciones de prácticas vinculadas a la salud. Uno de los motivos podríamos buscarlo en las limitaciones e insuficiencias del discurso tradicional biomédico, anclado en un paradigma epistemológico de claro sustrato positivista, que precisa y reconoce como necesidad adicional de todo estudio comprender los fenómenos sociales y culturales a través de los significados que éstos tienen para las personas.

La proximidad de la investigación cualitativa a los factores socio-humanos que acompañan los procesos de salud-enfermedad, sitúan a ésta en una posición privilegiada a la hora de defender su utilidad y de valorar la evidencia que aportan a la práctica profesional. No obstante, se precisa un acercamiento a los métodos cualitativos de investigación por parte de los profesionales sanitarios, más familiarizados, por pura tradición hegemónica, con perspectivas cuantitativas. En este sentido, la investigación cualitativa ofrece múltiples abordajes que pueden dar respuesta a las preguntas de investigación asociadas a los problemas de salud, a las que no se debería renunciar para seguir manejándose exclusivamente en la "zona de confort": el paradigma cuantitativo. Rechazar estos abordajes no permite ampliar los conocimientos en investigación y llegar a una comprensión profunda de los fenómenos objeto de investigación.

La aproximación a la investigación cualitativa y a la Práctica Clínica Basada en Evidencias (PCBE) que, en forma de comentarios críticos, ofrece el Grupo de Revisores del Laboratorio de Investigación Cualitativa (LIC), es vital no sólo como aportación de conocimiento orientada a la práctica, sino como elemento generador del propio conocimiento. Es importante situar a los estudios cualitativos en el lugar que se merecen, recalcando los elementos analíticos de que se componen, con el objetivo de desechar esa imagen algo simplista de los fenómenos descritos que conduce a usar esta metodología de forma superficial, incurriendo en graves errores de interpretación y, a la larga, en poco poder de convicción a la hora de valorar sus aportaciones al conocimiento teórico y práctico.

La PCBE, como herramienta de trabajo, permite acceder rápidamente a la información sobre las intervenciones clínicas más ventajosas y efectivas en el amplio espectro de literatura biomédica actual. El auge que ha tenido la PCBE en las últimas dos décadas y muy especialmente en los últimos años, ha propiciado una cierta sacralización de la evidencia científica y su movimiento.

En sus orígenes, la Práctica Clínica Basada en la Evidencia, entendiendo evidencia como criterio de prueba y no como criterio de verdad, se ideó para un tipo particular de estudios que comparten unos criterios altamente normalizados: ensayos clínicos aleatorios o, en su defecto, potentes estudios analíticos cuantitativos. El movimiento de la PCBE ideó una serie de criterios para valorar la calidad metodológica y rigor científico de estos estudios, que les permitió jerarquizar las evidencias. Posteriormente, esos mismos criterios fueron aplicados para el resto de las investigaciones, tanto las desarrolladas con metodología cuantitativa como cualitativa. De esta forma, las evidencias provenientes de ensayos clínicos, meta-análisis y de revisiones sistemáticas, ocupan los primeros niveles en la jerarquía. La investigación cualitativa queda ubicada en el último nivel de la escala, como opinión altamente subjetiva. En ese proceso, la evidencia científica ha sido reconducida hacia los dominios de la ciencia experimental, idealizando un modelo concreto, considerablemente rígido, como estandarte de la validez científica.

En esta "escala", siempre quedarán en los márgenes todos aquellos estudios que no se ajusten o acerquen al enfoque de partida. Probablemente el problema no sean los propios estudios, sino la interpretación que se ha llevado a cabo de la evidencia. Arrastramos, pues, una serie de lastres conceptuales y metodológicos que, si bien responden a los objetivos para los que fueron diseñados, no tienen por qué convertirse en herramientas hegemónicas de diseño y abordaje de problemas en el ámbito de la salud-enfermedad. La elección de una metodología y un diseño concreto viene determinada por el objeto de estudio y la finalidad de la investigación, siendo éstos meras herramientas al servicio de la ciencia y de la verdad, nunca se les puede conferir un valor en sí mismos. La evidencia en los estudios cualitativos ha de entenderse desde un prisma propio, alejado de los referentes ligados al paradigma más positivista de la ciencia, altamente secundado en el sector científico y con poca capacidad de transformación, cuestionando incluso la propia denominación de "evidencia".

La adecuación de la evidencia o credibilidad a los estudios cualitativos, probablemente pase por el desarrollo e implantación de un instrumento propio y alternativo a los utilizados actualmente por la comunidad científica para la evaluación de los estudios cuantitativos. La idea de "desligarse" de la actual manera de determinar la evidencia y conformar un modelo que se ajuste o dé respuesta a las inquietudes que derivan de la "filosofía" cualitativa, parece la línea adecuada a seguir.

En este sentido, sería interesante poder establecer criterios de validez más allá de las rígidas estructuras normativas, que se aceptan como tales y seguimos heredando de lo más tecnificado y numérico. La propia flexibilidad de la investigación cualitativa dificulta que se presente la evidencia como un conjunto de técnicas disponibles para ser utilizadas en cualquier otro caso de la misma manera. Quizás habría que intentar reconducir nuestras valoraciones hacia aquellos elementos que se esconden tras la evidencia de la metodología y las técnicas, las dimensiones menos evidentes pero más estables en cuanto al sentido de las prácticas. La valoración de la metodología ayuda a entender la parte explícita de la investigación y del trabajo de los autores pero, y esta sería una notable diferencia, no podemos prescindir de toda una serie de circunstancias (concepción holística, dinámica sociocultural, fenómenos multi-causales, temporalidad, representaciones, reflexividad...) que permiten comprender qué es lo que hace que el trabajo de investigación cualitativo sea válido y útil en la práctica profesional y en la personal.

El reto planteado sería dar cuerpo a todas estas dimensiones mediante un esquema metodológico original y válido para los estudios cualitativos. Este desafío supone, además, destituir nuestras ideas sobre la evidencia y ampliar nuestras formas de pensar y de ser.

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