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Etica de los Cuidados ISSN 1988-7973

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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La apelación constante a la Ética

Ángel Alfredo Martínez Ques1
1Director de la revista Ética de los Cuidados. Fundación Index, Granada, España

Manuscrito aceptado el 1.01.2008

Etica de los Cuidados 2008 ene-jun; 1(1)

 

 

 

Cómo citar este documento

Martínez Ques, Angel Alfredo. La apelación constante a la Etica. Etica de los Cuidados. 2008 ene-jun;1(1). Disponible en <https://www.index-f.com/eticuidado/n1/et6766.php> Consultado el

 

 

 

    La historia reciente de los cuidados de salud ha sido la de un constante redescubrimiento del lado humano. El humanismo que impregna el cuidado ha encontrado a su vez una voz con la que expresarse a través de las revistas profesionales. Existe una identificación profesional con esta línea humanista y necesaria, la misma que desde hace años viene desarrollando y caracteriza a la Fundación Index, con las publicaciones que ha acogido y promovido, siendo la pionera de ellas Index de Enfermería. La evolución hacia una especialización del conocimiento, como apunta Gálvez,1 convierte a Ética de los cuidados en una revista necesaria.

Este creciente interés por los temas éticos se plasma en multitud de artículos en revistas profesionales que dan fe del aumento de la bibliografía en esta área. Una lectura de la fecundidad científica descubre una producción emergente, fruto de la inquietud profesional por las transformaciones en la relación sanitaria. La ética se ha hecho visible en muchas de las dimensiones sobre las que interviene el cuidado. Y en especial en relación con los sujetos de ese cuidado, cuya situación empieza a cambiar, dejando de ser meros "pacientes" para pasar a ser sujetos activos de su proceso curativo y del proceso de toma de decisiones. Esto comporta que dejan de estar en una situación de inferioridad en la relación sanitaria para situarse en el centro del sistema, en correspondencia con la simetría de la relación. Por tanto, la ética ha dejado de ser aquella asignatura optativa dentro de los planes de estudio para convertirse en una llamada constante al buen quehacer profesional.

El avance de las ciencias de la salud ha sido acompañado por un desarrollo de los derechos de los pacientes en consonancia con la consolidación de los derechos humanos. Junto a lo positivo, también hay borrones cometidos en nombre de la ciencia, en algunos casos convertidos en autenticas atrocidades contra la humanidad, que han quedado grabadas para siempre en la lista de situaciones que no deberían repetirse jamás. Queda en la conciencia colectiva y profesional, después de todo, la idea que los avances técnicos por sí solos no son suficientes, siendo la apelación a la ética una constante en nuestros días. Como lo es el surgimiento de una nueva especialidad, la Bioética como respuesta a esos mismos problemas.

La transformación vivida en lo social y en lo científico ha traspasado fronteras insospechadas que han tambaleado los propios conceptos de vida y de muerte, a lo que han contribuido cuestiones como la genómica o los trasplantes de órganos por poner solo dos ejemplos. Este acercamiento a la ética obedece seguramente a múltiples razones. La enorme complejidad de situaciones que afectan al cuidado de la salud, está necesitada de una profunda reflexión ética. Los progresos en el ámbito de las ciencias de la salud colocan al ser humano ante situaciones nuevas, impensables hace unos años y obligan a buscar respuestas diferentes en concordancia con una nueva concepción de valores humanos. Barman2 se refiere a este fenómeno cambiante que sucede en la actualidad como la "vida líquida". Nuestra vida se desarrolla en una sociedad que, en cuanto líquida, no mantiene mucho tiempo la misma forma. Y ello hace que nuestras vidas se definan por la precariedad y una incertidumbre constante. La perplejidad ante el cambio derivada de la transformación de valores por otros, la integración de otras culturas, de otros puntos de vista también hace que la mirada gire en torno a la ética. Junto a los grandes temas de discusión actuales, de las células madre, la clonación, o la eutanasia, existen otros temas que preocupan más directamente a profesionales de la salud porque afectan a lo más íntimo del ser humano. Existe mucha investigación sin desarrollar en materia de derechos de los pacientes, en materia de buenas prácticas. En la base de la investigación en ética está investigar sobre lo bueno, lo correcto, o aún mejor sobre lo óptimo. A ese propósito no puede ser ajeno ningún profesional que se dedique al cuidado de las personas.

Tampoco la investigación biomédica ha sido ajena a este cambio. La investigación con seres humanos demanda la corrección y adecuación a las normas éticas y legales que eviten que el ser humano sea convertido en mero cobaya. La noción tradicional de ética de la investigación se queda insuficiente frente a la relectura de la ética que plantea la investigación social, como queda de manifiesto en las mismas relaciones de género.3 Incluso el movimiento de la práctica basada en Evidencias precisa un elemento corrector para no caer en un exceso de dogmatismo.4 En la determinación de cual deben ser los mejores cuidados no sólo deben contar aspectos técnicos, sino también tiene su importancia la dimensión ética, en lo que supone tomar en consideración las preferencias de los pacientes.

Los profesionales en una encrucijada

    Camps afirma que no sólo el cuidado se ha profesionalizado, sino que se ha convertido en uno de los fines fundamentales de la profesión sanitaria en su totalidad.5 De ahí se desprenden una serie de cambios no exentos de complejidad. Valgan dos rasgos característicos acerca de cómo se desenvuelve el ejercicio profesional sanitario: su feminización y su institucionalización. Y los profesionales van a contemplar algunos de estos cambios con cierta perplejidad. No en vano, la mayoría han sido educados para desempeñar unos roles que encajan mal ante el cambio de paradigma.

Señala Gracia6 que el reto que hoy tiene ante si la ética profesional está en compaginar la renuncia a los monopolios y a los privilegios con la búsqueda de la excelencia.

Y la búsqueda de la excelencia pasa por un nuevo modo de entender las relaciones tanto con el paciente, como con el resto de los profesionales que comparten espacio. La institucionalización de esa relación obliga a un entendimiento interprofesional, de cuyo mejor resultado saldrá beneficiado sin lugar a dudas el paciente.

Alberdi, Arriaga y Zabala señalan7 que, refiriéndose a las enfermeras, si estas desean participar activamente en la construcción de un futuro de cuidados, deben aceptar el reto de liderar el cuidado dentro del sistema sanitario, poniéndole voz a las necesidades que detectan, dándoles la palabra a los que precisan ser cuidados y basar su practica profesional en la ética del cuidado. En efecto, la enfermería posee un bien interno que la define que es el cuidado, y tiene una connotación de práctica moral, lo que significa en palabras de Lydia Feito8 que incorpora un comportamiento ético (el cuidado excelente), basado en una virtud moral (la solidaridad y la preocupación por los seres humanos), que se ejerce conforme a patrones éticos (corrección técnica y moral) y por la que se exige responsabilidad.

El profesional sanitario disfruta de una posición privilegiada en el acompañamiento de la persona enferma, como ser vulnerable. Se le pide ser buena persona a la vez que buen profesional o lo que es lo mismo, que sepa conjugar la dimensión científico-clínica con la ético-humanística. Los profesionales de la salud están llamados pues implicarse en todo aquello que afecte al entorno del cuidado, en correspondencia con la obligación contraída como profesionales de proveer los cuidados en un entorno seguro. Y este entorno debe contener una dimensión ética: la del cuidado humanizado. Y lo que caracteriza un cuidado humanizado es la identificación de la persona como un ser único,9 reconociéndole todas sus dimensiones, biológicas, psicológicas y sociales, es decir, su dimensión holística, lo que implica el abandono de posturas reduccionistas que convierten al paciente en una patología, un tratamiento o un conjunto de signos y síntomas.

Los profesionales de la salud, como tales y como ciudadanos, tienen un papel vital en la meta de hacer posible la vida digna para la mayoría de la población y avanzar hacia el desarrollo con equidad.10 Hacer frente a las desigualdades, es apostar por un nuevo orden de relación con la persona que padece.

Por consiguiente el cuidado debe partir del respeto absoluto a la dignidad humana como fundamento de los Derechos Humanos. La preocupación y la protección de los Derechos Humanos en el ámbito de la asistencia sanitaria exigen una vigilancia constante para la consecución de una realidad humanizada donde la igualdad, y la solidaridad sean tangibles y no solo declaraciones formales. Y ese presupuesto tiene que ser asumido por los profesionales sanitarios. Puede que la reflexión ética alumbre la encrucijada y sirva para descubrir un nuevo escenario. Apelamos a ese sentir ético, a la ética para que ese cambio en la relación clínica se produzca.

La revista Ética de los Cuidados

    Pretendemos un acercamiento a los problemas y cuestionamientos que emergen en la práctica clínica traspasando los límites de una ética aplicada. Para ello se requiere más formación, más investigación, más reflexión, y de todo ello poder compartir ese conocimiento.

Etica de los cuidados quiere conformarse como un espacio abierto de intercambio, debate y reflexión sobre los aspectos éticos que intervienen en el cuidado.
-Esta revista se dirige a todos aquellos profesionales que intervienen en los cuidados da la salud.
-Busca ser el contrapunto humanista a la complejidad tecnológica que intervine en la asistencia sanitaria.
-Nace con la pretensión de dar múltiples respuestas desde una visión ética abierta, integradora, interdisciplinar, plural y transcultural.

 En el momento actual se acepta todo lo que proviene del mundo anglosajón sin más cuestionamiento y se incorporan sofismas como si fueran dogmas a la vez que se rechaza lo proveniente de otras culturas. Si la ética es sensible a la propia cultura, o en palabras de Oguiso10 se presenta como juicio crítico de valores, donde los valores son las razones por las que vivimos, causas que defendemos, o por las cuales luchamos, también apelaremos a la ética para hacer frente a la imposición de valores. Disponer en definitiva, de una revista especializada en ética, es dotar también de un cauce de expresión a los profesionales en el espacio iberoamericano aglutinando información y posibilitando tener un referente, una identidad propia, una mirada humanística en un mundo globalizado.

Bibliografía

1. Gálvez Toro A. Ética de los Cuidados, una revista necesaria. Rev Ética de los Cuidados. 2008 ene-jun;1(1). Disponible en </eticuidado/n1/6articulo.php> [Consultado el 25.10.2007].
2. Bauman Z. Vida liquida. Ediciones Paídos Ibérica. Barcelona. 2006.
3. Gastaldo D. Introducción. Ética, poder y cambio. En Mercado F, Gastaldo D, Calderón C (comp). Investigación cualitativa en salud en Iberoamerica. Universidad de Guadalajara. Guadalajara (México) 2002.
4. Permanyer-Miralda G, Ferreira González I. ¿Hacia una perversión de la medicina basada en la evidencia? Med Clin (Barc) 2006. 126 (13): 497-9.
5. Camps V. La excelencia de las profesiones sanitarias. Humanitas. Humanidades Médicas, Tema del mes on-line-nº 21, Noviembre 2007. Consultado en
<https://www.fundacionmhm.org/www_humanitas_es_numero21/papel.pdf> [consultado el 25 de enero de 2008].
6. Gracia D. Como Arqueros al blanco. Estudios de bioética. Triacastela. Madrid, 2004. p. 278.
7. Alberdi Castell R, Arriaga Piñeiro E, Zabala Blanco J. La ética del cuidado. Rev ROL Enf. 2006; 29 (3): 191-198.
8. Feito Grande L. Los cuidados en la ética del siglo XXI. Enfermería Clínica. 2005; 15(3):167-74.
9. Escuredo Rodríguez B. Humanismo y tecnología en los cuidados de enfermería desde la perspectiva docente. Enfermería Clínica, 2003; 13 (3): 164-70.
10. Oguiso T. Reflexiones sobre Ética y Enfermería en América Latina. Index de Enfermería. 2006; 52-53:49-53.

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