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Revista Tesela ISSN 1887-2255 2018 n23 ts12120

 

 

EDITORIAL

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La gestión y la clínica

Segundo Manchado Romero
Psiquiatra psicoanalista, Servicio Canario de la Salud. Las Palmas de Gran Canaria, España

Tesela [Rev Tesela] 2018; 23

 

 

 

Cómo citar este documento

Manchado Romero, Segundo. La gestión y la clínica. Tesela [Rev Tesela] 2018; 23. Disponible en <https://www.index-f.com/tesela/ts23/ts12120.php> Consultado el

 

 

 

En contra de lo que podría parecer, y pese a todos los hechos y los dichos, la clínica y la gestión pueden no formar una pareja bien avenida.

Como, en cierto modo, este escrito es una hoja volandera resumiré lo esencial.

Se habla de modelos de gestión aplicados a la clínica para llegar a buen puerto con un sintagma, la gestión clínica, que roza el oxymoron (compuesto por términos antagónicos).

Este oxymoron resulta de la importación a la medicina de modelos empresariales, emprendedores y proactivos, que mejoran el rendimiento en la producción y distribución de las mercancías. Tal vez esa importación pueda explicar, sobre todo en el ámbito privado, cómo y porqué la salud se ha convertido en una mercancía: algo que se "produce", se distribuye y se vende. A mi juicio hay dos aspectos del oxymoron a tener en cuenta.

Un primer aspecto: en el modelo de gestión empresarial "privada" no se trata necesariamente de lo mismo que en la gestión de lo público.

Un segundo aspecto, la gestión se basa en modelos donde se manejan siempre  "objetos" ideales contabilizados en cifras y siglas. Sin embargo, en la clínica nos vemos siempre con sujetos y sus cuerpos bien reales.

Aún hay otro aspecto diferencial a tener en cuenta. Casi todos nosotros hemos nacido después de la creación del concepto político de salud que hoy corre de boca en boca como un mantra: "la salud es un estado de completo bienestar físico, psíquico y social..." En esta fórmula de Alma Ata -y la jaculatoria: no hay que confundir salud con ausencia de enfermedad-, fusiona de manera implícita la gestión y la clínica, se olvida que la salud pasa a ser definida como un universal, mientras la clínica siempre será concreta, una clínica del caso por coso, de uno por uno. La clínica no es el "vale para todos". No hay que perder nunca de vista la radical diferencia entre lo universal y lo concreto. No vendría mal volver a repensar lo que se decía no hace mucho: una cosa era la dolencia (lo subjetivo) y otra cosa la enfermedad (lo objetivo).

Precisamente por esa dimensión universal, la salud  es una noción esencialmente política. Y en la Política se pretende que las cosas funcionen como totalidad y lo hagan bien. Por eso tienen tanto predicamento las estadísticas epidemiológicas, pues señalan dónde hay que invertir y dónde ahorrar. Está muy bien la dimensión política que tienen las cosas humanas. No podemos vivir sin ella. Sin embargo, la clínica puede ser entendida como lo que no funciona bien, es decir, lo que surge cuando la política no anda o donde la política no cabe. Por eso, sólo en principio, la clínica y la política no están en el mismo plano de igualdad. La clínica no es otra cosa que la expresión del sufrimiento de un sujeto que tiene, además, un cuerpo, pero que no es exclusivamente ese cuerpo. ¿Cómo hacer política con eso?

Los hechos están ahí para advertir de lo desmesurado de las prácticas de gestión con las que se maniobra en la clínica. Hay que destacar que esto se manifiesta con especial claridad en determinadas especialidades. En ámbitos donde lo que está en primer lugar es el malestar de un sujeto que habla, como ocurre en la  Atención (que no mera asistencia) Psiquiátrica.

Así pues, de todo ello puede derivarse que para obrar sin perder la referencia no deberíamos olvidar la heterogeneidad existente entre la gestión y la clínica.

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