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Revista Tesela ISSN 1887-2255 2018 n23 ts11612

 

 

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e-nfermería. Las nuevas tecnologías al servicio de la Enfermería del siglo XXI

María Isabel Arandojo Morales
Servicio Médico del Colegio de Guardias Jóvenes "Duque de Ahumada". Leganés (Madrid), España

Manuscrito recibido el 1.5.2018
Manuscrito aceptado el 25.6.2018

Tesela [Rev Tesela] 2018; 23

 

 

 

Cómo citar este documento

Arandojo Morales, María Isabel. e-nfermería. Las nuevas tecnologías al servicio de la Enfermería del siglo XXI. Tesela [Rev Tesela] 2018; 23. Disponible en <https://www.index-f.com/tesela/ts23/ts11612.php> Consultado el

 

 

 

Resumen

Objetivo principal: Describir el grado de posesión de competencias informacionales de una muestra de los enfermeros en activo de la Comunidad de Madrid. Metodología: Se ha realizado un estudio analítico transversal con enfermeros que trabajan en centros asistenciales de la Comunidad de Madrid. Los datos se han obtenido mediante un cuestionario autocumplimentado. Resultados principales: Los enfermeros tienen conocimientos intermedios (56,44%) o básicos (25,74%). Su actitud media es favorable (46,51%) o muy favorable (30,43%) y la habilidad global para manejar las tecnologías alcanza un nivel intermedio. Es evidente la relación entre conocimiento y actitud (r=0,454, p<0,005), lo que indica que mayores conocimientos en TIC hacen que se tenga mejor actitud para su uso. Conclusión principal: Las competencias informacionales que tienen los enfermeros componentes del estudio para manejar las TIC en su entorno laboral son muy básicas y mejorables.
Palabras clave: Alfabetización digital/ Enfermería informática/ Enfermería y nuevas tecnologías/ Competencias informacionales.

 

Abstract (e-Nursing. The new technologies to the service of Nursing of the 21st Century)

Objective: To test the degree of possession of information skills of a sample of active nurses in the Community of Madrid. Methods: There has been a cross-sectional analytical study with nurses working in health centers in the Community of Madrid. The data was obtained through a questionnaire. Results: The nurses have intermediate knowledge (56.44%) or basic knowledge (25.74%). Their average attitude is favorable (46.51%) or very favorable (30.43%) and the overall ability to manage the technologies reaches an intermediate level. The relationship between knowledge and attitude is evident (r = 0.454, p <0.005), which indicates that greater knowledge in ICT means that there is a better attitude for its use. Conclusions: The information skills which nurses who participated in this study have to use ICT in their work environment are very basic and upgradeable.
Key-words: Digital literacy/ Nursing informatics/ Nursing and new technologies/ Informational skills.

 

Introducción

La enfermería es, dentro de todas las profesiones de la salud, la que más tiempo y esfuerzo ha dedicado siempre a cuidar de los demás, y ha convertido el cuidado humano en el núcleo de su existencia.1 A lo largo de la historia de la humanidad, la manera de cuidar ha ido modificándose, adaptándose a cada momento histórico y asumiendo las responsabilidades que iba demandando la sociedad en materia de cuidados de salud.2 Así, lo que en un principio era una actividad práctica centrada en curar la enfermedad de un individuo, se ha convertido hoy en una profesión que adquiere nuevas competencias y que está orientada hacia la salud con una concepción más amplia,3 centrada en las personas, estén sanas o enfermas. Los enfermeros deben dar respuesta a las demandas de los individuos, familia y comunidad, ejerciendo un modelo de asistencia sanitaria en el que se favorezca el ejercicio de la autonomía profesional y la participación en la toma de decisiones, y no sólo a nivel asistencial.4 Otros campos como la docencia, la gestión y la investigación han ampliado su responsabilidad profesional, por lo que se ha recorrido un largo camino desde el conocimiento práctico de las técnicas hasta el conocimiento científico.

Por otro lado, existen una serie de dispositivos que permiten intercambiar información y hacen posible la comunicación entre las personas, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), que en los últimos años han tenido tal desarrollo que para algunos autores se ha producido una nueva "revolución social", dando lugar a un nuevo tipo de sociedad cuyo motor es la información, en torno a la que han surgido profesiones y trabajos nuevos, o se han readaptado las profesiones existentes,5 permitiendo la interacción a distancia entre individuos y facilitando actividades como el comercio, la ciencia, el entretenimiento, la educación, etc.6

El enfermero actual ha desarrollado por tanto nuevos conocimientos7 y ha de adquirir las habilidades necesarias para ejercer su labor dentro de los nuevos campos de actividad profesional, donde se han integrado ya las TIC,8,9 que se han revelado como instrumentos que refuerzan, ayudan y mejoran el actual modelo sanitario y que se presentan como una gran oportunidad de desarrollo, porque se puede dar una atención y unos cuidados más personalizados al reducir el tiempo invertido en los procesos administrativos y también conseguir una mayor continuidad asistencial. Los enfermeros han comenzado a hacer uso de ellas a fin de garantizar la atención, cobertura y continuidad de los cuidados, mejorar los procesos de comunicación y lograr adecuar los recursos sanitarios disponibles a las demandas existentes, en cualquiera de las funciones que realicen.10

La tecnología aplicada al cuidado humano ofrece métodos y técnicas que fortalecen la práctica, por lo que su uso es necesario pero, por muy elemental que sea, se debe saber utilizar y comprender sus aplicaciones para que pase a formar parte del proceso de cuidado y haga la labor de Enfermería más eficiente.11 Por este motivo, y para desenvolverse adecuadamente en este nuevo contexto sociotecnológico, es necesario que el profesional enfermero desarrolle también las competencias informacionales necesarias, definidas estas como el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes y conductas que capacitan a los individuos para reconocer cuándo necesitan información, dónde localizarla, cómo evaluar su idoneidad y darle el uso adecuado de acuerdo con el problema que se les plantea.12,13 Esto implica el uso adecuado de las TIC, el acceso a la información, el conocimiento en salud y su gestión, además de la generación y difusión de nuevo conocimiento.14,15 Y no se trata de que el enfermero del siglo XXI tenga que ser un experto en informática, sino de que tenga las competencias básicas que le permitan afrontar la nueva forma de ejercer la Enfermería que se presenta. Se trata, en definitiva, de aceptar los avances tecnológicos y aprender a utilizarlos para conseguir que nuestra profesión avance en el conocimiento científico y que sepamos adaptarnos a los cambios y aprovechar todas las posibilidades de desarrollo para la profesión que estén a nuestro alcance.11

A pesar de esto, los profesionales de Enfermería no se forman en las nuevas tecnologías por falta de tiempo, por los turnos de trabajo, por motivos familiares o por falta de interés, lo que dificulta la posible formación continuada y supone una sobrecarga de trabajo provocada por la aplicación de TIC sin formación previa.16

Hipótesis

Los enfermeros de la Comunidad de Madrid carecen de las competencias suficientes para utilizar las TIC de uso más frecuente en su trabajo diario.

Objetivos

Principal: Describir el grado de posesión de competencias informacionales de una muestra de los enfermeros en activo de la Comunidad de Madrid.

Específicos: Analizar si tienen las competencias informacionales necesarias para utilizar las TIC en su entorno laboral. Identificar qué herramientas tecnológicas son las que más conocen y manejan los enfermeros. Determinar si los enfermeros con menor alfabetización informacional están dispuestos y tienen posibilidad de adquirir la formación que les falta. Observar si los conocimientos informacionales son diferentes en función del puesto de trabajo ocupado.

Material y método

Se ha realizado un estudio observacional descriptivo transversal con enfermeros que trabajan en centros asistenciales de la Comunidad de Madrid, tanto públicos como privados, seleccionando a los individuos mediante un muestreo en etapas múltiples.

En una primera etapa, se realizó una selección no probabilística de conveniencia de los centros asistenciales de mayor accesibilidad para el investigador y que han accedido a colaborar, incluyendo Hospitales (públicos y privados), centros de atención primaria (del Sistema Nacional de Salud y del Ayuntamiento de Madrid) y un centro de medicina laboral.

En una segunda etapa, entre los centros hospitalarios se efectuó un reparto proporcional al número de personas que trabajan en ellos, mientras que de los Centros de Atención Primaria y del Centro de Medicina del Trabajo, debido al poco personal que trabaja en ellos, se incluyeron todos los enfermeros de la plantilla.

En la tercera etapa, se realizó un muestreo proporcional estratificado por servicios en los centros hospitalarios, con tres estratos principales:

-Asistencia hospitalaria: Plantas de pacientes ingresados.
-Asistencia ambulatoria y servicios centrales: Consultas, laboratorio, pruebas funcionales, etc.
-Servicios donde se presta una atención puntual al paciente (quirófanos, paritorio, urgencias...) y otros servicios no asistenciales, como la farmacia o el servicio de nutrición y dietética.

Los datos se han obtenido mediante un cuestionario autocumplimentado, con 36 preguntas de tipo cerrado sobre los conocimientos, habilidades y actitudes para el uso de nuevas tecnologías de los que voluntariamente han colaborado con esta investigación. Los programas Microsoft Office Excel 2010 e IBM SPSS versión 20 han servido para procesar y analizar los datos y obtener los resultados. Las variables cuantitativas nos han dado información sobre frecuencias absolutas y prevalencias y otros resultados se presentan como media (u) +- desviación estándar (s). También se ha utilizado el coeficiente de correlación de Pearson para relacionar variables, con un nivel de significación del < ó =5% (p-valor < ó =0'05).

Resultados

Se recogieron 528 encuestas, de las que se descartaron 12 por errores de cumplimentación o por estar incompletas, por lo que se ha obtenido una muestra de 516 individuos, 53 hombres (10,27%) y 463 mujeres (89,73%), con una edad media de 42,52+-11,59 años. El 84,2% está entre los 30 y los 59 años. El tipo de función que realizan es principalmente asistencial (91,09%).

Los enfermeros, en su conjunto, tienen unos conocimientos que corresponden a un nivel intermedio. El 25,74% los posee básicos y el 56,44% intermedios, y hay un 2,14% de enfermeros cuyo conocimiento informático es insignificante. El 83,43% ha adquirido estos conocimientos sobre todo por autoaprendizaje, y es evidente la influencia de familiares y amigos, que ha sido bastante en un 33,93% y un 37,08% de los casos respectivamente. Para el 44,56% no ha contribuido en nada su paso por la universidad para la adquisición de dichos conocimientos, y el 64,49% refieren haber recibido poco o ningún adiestramiento en su centro de trabajo.

Si relacionamos el nivel de conocimientos con la edad (r=-0,268, p< ó =0,05), tenemos una relación inversa y estadísticamente muy débil, pero los datos nos dicen que, entre los individuos menores de 24 años, sólo hay un 8,3% con conocimientos básicos, y los del resto son intermedios (58,3%) o avanzados (25%). También en este grupo hay expertos (8,3%). Según aumenta la edad, disminuye el nivel de conocimientos y, en el intervalo de 35-39 años, un 70,5% de personas tiene nivel intermedio, mientras que los niveles básico y avanzado los poseen un 14,1% de personas en ambos casos. Sin embargo, a partir de los 50 años nos encontramos ya individuos sin ningún tipo de conocimiento informático, cuyo número aumenta en cada tramo de edad, llegando hasta el 12,5% de las personas de más de 60 años. [Tabla 1]

Tabla 1

Tabla 1. Nivel de conocimientos informáticos por edad y sexo

Por otro lado, las TIC se han ido introduciendo en la Universidad paulatinamente a lo largo de los últimos años,17 por lo que es lógico pensar que los conocimientos tecnológicos adquiridos durante su formación están relacionados, más que con la edad, con el tiempo que hace que han terminado sus estudios, es decir, con los años de experiencia que tienen. La relación en este caso es mayor y además es también inversa (r=-0,497, p< ó =0,05) por lo que, a más años de experiencia menos formación adquirida en sus estudios. Efectivamente, los datos nos indican que el 77,3% de los que tienen más de 30 años de experiencia dice que no ha aprendido nada, frente al 6,4% de los graduados hace menos de cinco años.

La variable que mide el nivel de conocimientos de los encuestados se ha calculado en base a cinco grupos de preguntas: componentes del PC (hardware), uso de programas (software), sistemas operativos, tecnologías más conocidas y servicios de Internet. De todos ellos, donde menos conocimientos tienen los encuestados es sobre programas y su uso, pues un 71,71% tiene un conocimiento insignificante y el 22,87% básico, lo que supone un total del 94,58% de los encuestados, que puede tener problemas para manejar cualquier tipo de programa. Esto se hace patente sobre todo cuando vemos que un 29,04% de los encuestados están usando un programa específico para realizar su trabajo, pero no son capaces de identificar su nombre y que incluso un 6,20% los encuestados no saben lo que es el "programa específico para realizar mi trabajo". Tan sólo el 45,16% conoce realmente el software que maneja.

El uso de Internet les ayuda a estar más informados y aumentar sus conocimientos (60,85%), a ahorrar tiempo (43,80%), hace que el trabajo sea más cómodo y fácil (39,34%) y les permite dar una solución rápida al problema del paciente (37,21%), pero todavía un 5,43% no le ve ventajas y prefiere trabajar sin tecnología. Entre las aplicaciones que más usan están la historia clínica electrónica (HCE) (58,53%), las plataformas para la formación y docencia (34,50%) y otras aplicaciones en red propias de su centro de trabajo (36,82%), pero prácticamente no se ejerce la teleenfermería ni las aplicaciones relacionadas (7,95%). No existe una relación significativa entre el nivel de conocimientos y el centro sanitario en el que trabajan los enfermeros de la muestra.

Valorando la habilidad global que los encuestados tienen para manejar las tecnologías, se puede encuadrar dentro de un nivel intermedio. El 32,36% hacen un uso avanzado, el 23,64% no utiliza la tecnología y tan sólo el 5,23% de los enfermeros encuestados hace un uso a nivel de experto.

Al 93,02% de los encuestados les gustaría aprender más cosas sobre informática e Internet y a utilizar mejor las TIC a su disposición, pero al 53,88% no se le ha ofrecido ningún tipo de curso en su centro de trabajo. Del 46,12% al que sí se le ofrece, tan sólo acude el 36,50% y los que no van (63,50%), alegan que el curso es durante la jornada de trabajo y no pueden cambiar el turno (10,70%), que es fuera de su jornada de trabajo, pero tienen que ocuparse de su familia (6,42%), además de otras razones (11,32%) como no ser admitido en los cursos, no enterarse de la existencia de estos o por considerarlos una sobrecarga de trabajo.

En cuanto a la disposición que tienen frente al uso de las TIC, existe una actitud media favorable. Mantiene esta actitud el 46,51% y el 30,43% muy favorable. No hay nadie que se niegue totalmente a usarlas, pero casi un cuarto de la población encuestada muestra una actitud indiferente (21,71%) o desfavorable (1,36%).

Definidas las competencias informacionales como el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes12, 13, se ha intentado ver cuál es la relación existente entre estos tres parámetros. La que hay entre habilidad y conocimientos no es estadísticamente significativa (r=0,274, p<0,005) y tampoco lo es la relación habilidad-actitud (r=0,246, p<0,005). Sin embargo, es más evidente la existente entre conocimiento y actitud (r=0,454, p<0,005), lo que indica que mayores conocimientos en TIC hacen que los enfermeros presenten mejor actitud para su uso. Esto se reafirma con los datos, pues cuando no se tienen conocimientos tecnológicos, la actitud es indiferente en el 90,9% de los casos. Sin embargo, los expertos sólo son favorables (33,3%) o muy favorables (66,7%) a su uso. [Tabla 2]

Tabla 2

Tabla 2. Relación entre conocimientos y actitud

Si comparamos las medias obtenidas por cada parámetro, los enfermeros tienen en general una actitud positiva y a favor de la tecnología, aunque sólo alcanzan un nivel intermedio en conocimientos y habilidades. Por último, se ha querido comprobar cuantas personas tienen verdaderamente unas competencias informacionales de la media hacia arriba, con conocimientos y habilidades intermedios o más y que además presentan una actitud favorable o muy favorable, y tan sólo 50 personas (9,69%) cumplen estos requisitos.

Discusión

A la vista de estos resultados podemos decir que los enfermeros tienen sobre todo conocimientos intermedios (56,44%) o básicos (25,74%), por lo que el 82,18% puede llegar a usar sin problemas los programas utilizados en su lugar de trabajo, manejar un procesador de textos, hacer búsquedas sencillas en Internet, utilizar el correo electrónico o participar en redes sociales, blogs y foros.

Según los datos, el nivel de conocimientos adquiridos parece estar relacionado con la edad [Tabla 1]. Sin embargo, la correlación de edad-nivel de conocimientos es muy débil. Esta discrepancia puede estar causada por el tamaño de la muestra. En el estudio han participado 516 enfermeros, lo que supone tan solo un 1,04% de los 49.365 colegiados no jubilados de la Comunidad de Madrid.18 Esto significa que, con un estudio más amplio, en el que se incluyan todos los enfermeros de la Comunidad, las débiles correlaciones encontradas probablemente se incrementarían y se afianzaría la relación entre las variables implicadas. Además, de acuerdo con Nieves y Domínguez,19 una correlación débil no significa que no haya ningún tipo de relación, sino que ésta puede no ser lineal o que puede haber otras variables o "factores de confusión" que interfieren en la relación existente.

En cuanto al uso de programas, el 71,71% tiene conocimientos insignificantes y el 22,87% básicos, lo que quiere decir que el 94,58% de los encuestados tienen problemas para el manejo del software. Y es que, manejan principalmente el programa utilizado en su centro de trabajo para la HCE y los programas básicos de ofimática, pero aunque utilicen estos programas, no por ello los conocen. A pesar de estar utilizando todos los días la HCE, no saben su nombre o le dan uno erróneo. Es el único tipo de software cuyo uso no está relacionado con el nivel de conocimientos que tienen. Esto, como también dice Guantes Morchón en su trabajo,20 se debe a que aprenden a usar únicamente las partes del programa que necesitan sin sacarle partido a todo el potencial que la aplicación puede tener, sólo porque es un programa que se les ha impuesto y que tienen que usarlo sí o sí, con conocimientos tecnológicos o sin ellos.

Pero hay que tener en cuenta un dato. Según el INE, hace tan sólo doce años, a finales de 2006, solo el 57,2% de los hogares tenían algún tipo de ordenador y el 39,1% tenía acceso a Internet.21 Estos datos han mejorado hasta el 2017, año en que hay 78,4% de hogares con algún tipo de ordenador y el 83,4% tiene acceso a Internet,22 pero estamos hablando de la última década. Anteriormente a estas fechas, el acceso a la tecnología en los hogares y a la población general era mucho menor.23 Por lo tanto, los grupos de más edad son los que se consideran inmigrantes digitales, que tuvieron que aprender a manejar una tecnología que anteriormente a su trabajo no formaba parte de sus vidas y que, por supuesto, tampoco adquirieron en su etapa universitaria. Por tanto, se puede decir que la adquisición de conocimientos tecnológicos está influenciada por la corta trayectoria que las tecnologías han tenido en la vida de los participantes en el estudio.

Pero la Universidad no es el único lugar donde los enfermeros deben adquirir conocimientos en TIC. La formación debe llevarse a cabo también a lo largo de su vida profesional, porque el escenario tecnológico de las instituciones sanitarias está cambiando constantemente, y esto supone para los enfermeros un proceso de adaptación para el correcto manejo de las herramientas tecnológicas. Según la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias,24 los centros y servicios sanitarios tienen la obligación de hacer lo posible para conseguir la formación continuada de todos los profesionales que trabajan en ellas, pero esto no se llega a cumplir del todo. A un 53,8% de los encuestados no se les ofrece formación y a otros no se les facilita porque tienen que cambiar el turno para acudir a los cursos, porque hay un número limitado de plazas y no todos tienen acceso a ellos, o porque no los promocionan bien y los enfermeros desconocen que existen.

A pesar de todo, los resultados nos dicen que la mayoría ha alcanzado un nivel intermedio o básico, adquiriendo conocimientos de forma autodidacta, o ayudados por familiares o amigos y hacen uso de servicios disponibles a través de Internet, aunque todavía es precario el ejercicio de la teleenfermería y los servicios que esta incluye.

Los enfermeros tienen una actitud favorable a utilizar las TIC en su trabajo, pero todavía existe bastante pasividad, sencillamente porque la mayoría son inmigrantes digitales y tienen que reorientar su forma de aprender y adaptarse al cambio.25 En su trabajo diario, deben manejar una enorme cantidad de datos y administrar información y recursos para llevar a cabo el cuidado integral del paciente lo que, de acuerdo con trabajos como el de Marrujo y Palacios26 o el de Camacho Yáñez,27 puede generar ansiedad y estrés, falta de autoestima e incertidumbre, lo que conduce a que muchos enfermeros prefieran seguir utilizando los métodos tradicionales de trabajo, con lápiz y papel para escribir, libros tangibles que puedan consultar con sus manos o hablar con una persona física al otro lado del teléfono, en lugar de apostar por la virtualidad que ofrecen las nuevas tecnologías.

Los encuestados tienen unos conocimientos medios, habilidades en el nivel intermedio y una actitud favorable o muy favorable hacia la tecnología, pero tener competencia informacional implica tener un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes,13 y cuando se trata de integrar estos tres parámetros en la misma persona para poder decir que tiene verdaderas competencias informacionales, es cuando nos encontramos con que tan sólo 50 personas en toda la muestra cumplen este criterio.

En el sistema sanitario actual, se han de tener las competencias necesarias para una práctica clínica basada en la evidencia que aumente la calidad de la atención prestada, por lo que la formación en competencias informacionales de los profesionales de la salud debe ser una prioridad para las universidades, para las instituciones sanitarias y para los propios profesionales de enfermería.

Conclusiones

Las competencias informacionales de los enfermeros de la muestra todavía tienen mucho que mejorar. Aunque su actitud en cuanto al uso de tecnologías es en su mayoría favorable, sus conocimientos y habilidades sólo alcanzan un nivel intermedio.

Sólo 50 individuos, el 9,68% de la muestra, tienen lo que se pueden considerar verdaderas competencias informacionales para manejar las TIC en su entorno laboral, con un nivel intermedio o superior en todos los parámetros, es decir, que poseen conocimientos y habilidades en un nivel intermedios o más y que además presentan una actitud favorable o muy favorable.

Entre las herramientas tecnológicas más utilizadas en el trabajo está la HCE y otras aplicaciones en red propias de su centro de trabajo, pero la falta de conocimientos hace que sólo el 45,16% conozca realmente el software que maneja.

Existe un nivel más favorable para la actitud que para el conocimiento y las habilidades. El 93,02% están dispuestos a aprender para poder realizar un uso adecuado de las TIC, pero el acceso a la formación no es homogéneo, pues los cursos impartidos en los centros sanitarios, o bien no se ofrecen a todo el personal o tienen un número limitado de plazas. El autoaprendizaje, los familiares y los amigos han tenido una influencia mucho más importante en la adquisición de conocimientos informáticos que los centros de trabajo o la universidad.

No existe relación estadísticamente significativa entre el nivel de conocimientos adquiridos y el centro sanitario en el que trabajan ni el tipo de función que realizan.

Es necesario un estudio mucho más amplio sobre las competencias informacionales de todos los enfermeros de la Comunidad de Madrid para poder generalizar resultados.
 

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Anexos

Anexo 1. Validación de la encuesta [descargar aquí]

Anexo 2. Encuesta [descargar aquí]

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