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TEMPERAMENTVM ISSN 169-6011

 

 

EDITORIAL

 

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Sobre El desacuerdo en la investigación histórica

Isabel Antón Solanas
Diplomada en Enfermería, estudiante de doctorado. Manchester (Reino Unido)

Correspondencia: Ashburne Hall (MWA1). Old Hall Lane. Fallowfield. M14 6HP Manchester (United Kingdom)

Manuscrito aceptado el 20.11.2006

Temperamentvm 2006; 4

 

 

 

Cómo citar este documento

Antón Solanas I. Sobre El acuerdo en la investigación histórica. Temperamentvm 2006; 4. Disponible en </temperamentum/tn4/t807.php> Consultado el

 

     Hace ya más de un año, escribía para el número 1 de Temperamentvm "Sobre el Sentido Dinámico de la Historia", donde señalaba la importancia de la investigación histórica para la profesión de enfermería, la necesidad de estudiar el pasado como base sobre la que afianzar el presente y desarrollar el futuro de nuestra profesión, y la importancia del entendimiento de la investigación histórica como un proceso dinámico, vivo y siempre abierto a nuevos descubrimientos.1
      A través de la definición del concepto de investigación histórica, como la pregunta sistemática sobre el pasado,
2 el pasado mismo cobra nuevo interés para el historiador, se torna cambiante, capaz de ofrecer nuevas perspectivas para cada cuestión histórica y quiero destacar tres factores que dotan a la historia de dinamismo, y al pasado, de vida:
     - la naturaleza cambiante de los métodos y teorías de investigación histórica, siempre y cuando sean aplicados  con rigurosidad.
     - la aparición más o menos constante de nuevas fuentes, tanto primarias como secundarias
     - la existencia del factor interpretativo en el análisis histórico,
     Así pues, aceptado el hecho de que la historia conocida pueda estar sujeta a cambios, derivados tanto del posible hallazgo de nuevas fuentes primarias, como de la aplicación de diferentes métodos de investigación e interpretación de las fuentes ya existentes, debe aceptarse también la posibilidad de la aparición de diferencias o desacuerdos entre los historiadores ante determinadas cuestiones históricas. Si bien es cierto que existen capítulos del pasado sobre los que prácticamente no cabe discusión posible, que han sido probados y aceptados de manera general y unánime, por ejemplo: "Cristóbal Colón descubrió América en 1492", o una afirmación más cercana a mi propia área de investigación: "La enfermería española tuvo una participación activa en ambas facciones durante la Guerra Civil Española", también es cierto que existen otras cuestiones históricas que están sin duda sujetas a la subjetividad personal del historiador, a las fuentes de información de las que haya dispuesto para la investigación, o a la metodología que haya decidido aplicar tanto en el análisis de datos como en la posterior interpretación y discusión de los resultados, por ejemplo, en referencia al segundo ejemplo del caso anterior: "Los cuidados de enfermería proporcionados a los heridos en los hospitales de campaña del ejército gubernamental eran de peor calidad que los proporcionados en los mismos establecimientos en el área del ejército franquista", o bien: "Las enfermeras extrajeras incorporadas a las Brigadas Internacionales gozaban de un mayor estatus profesional que las enfermeras españolas".
     Es muy posible que ninguno de los dos primeros enunciados haya merecido gran consideración por parte del lector; que hayan sido aceptados más o menos de inmediato. Y sin embargo es muy posible también que al menos una de las dos segundas afirmaciones haya permanecido durante algunos segundos en la mente de más de un historiador, despertando su curiosidad por el pasado, ponderando su veracidad o falsedad, tal vez reflexionando sobre la información de la que en este mismo momento dispone y casi de forma inconsciente elaborando ya una primera hipótesis, a favor o en contra de lo afirmado.
     Una vez llegados a este punto de la discusión, me gustaría señalar que no es mi intención sembrar la semilla de la discordia en el campo de la investigación histórica, ni mucho menos negar la posibilidad de alcanzar el conocimiento histórico. Más bien todo lo contrario.
     Desde luego que el conocimiento del pasado está al alcance de nuestras manos. Es más, todo el que se haya entregado al estudio de la historia coincidirá conmigo en que se trata de una tarea apasionante y gratificante en extremo; sin embargo, nunca debería un historiador dejar de cuestionar el pasado ante el peso de la evidencia existente hasta ahora; nunca debería su curiosidad por la historia apagarse ante los resultados de la investigación que otros realizaron antes que él; nunca debería su desacuerdo con las conclusiones de otra investigación, en base a su propio trabajo acerca del mismo tema, o a su conocimiento de distintas, pero igualmente válidas, fuentes de información, quedar limitado a una simple opinión personal y escondido al resto de la comunidad científica. Porque son precisamente cualidades como la curiosidad, y situaciones de desacuerdo y diversidad de opiniones, las que dan pie a nuevos descubrimientos sobre el pasado o sobre cualquier otro ámbito de la investigación científica. Sólo así lograremos avanzar en el descubrimiento de la historia de nuestra profesión.
     Para apoyar esta idea diré que no sólo es aplicable a la investigación de la historia de la Enfermería, si no a la Investigación con mayúsculas. Tesis absolutamente inamovibles en otras áreas de conocimiento han sido cuestionadas y modificadas antes. Quizá fue su curiosidad por el conocimiento, animada por cierto desacuerdo con la opinión general, además de su indiscutible genio personal, los que ayudaron a investigadores como Nicolás Copérnico o Galileo Galilei a tirar por tierra la hasta entonces indiscutible teoría del geocentrismo, o a Miguel Servet y William Harvey a descubrir la circulación sanguínea.
     Siempre respetando con rigurosidad los procedimientos de selección e interpretación de las fuentes, así como de la posterior presentación de los resultados de la investigación,
3-4 seamos curiosos y atrevámonos a cuestionar la historia. Busquemos nuevas fuentes de información que ayuden a ampliar, modificar y, por qué no, cambiar el conocimiento acerca de la Enfermería existente hasta ahora. Y si entre dos investigadores surge el desacuerdo acerca de una cuestión histórica, convirtámoslo en un diálogo constructivo, cuyo único objetivo sea el de ayudar a descubrir un capítulo más de nuestro pasado. Qué otro propósito podría tener el ejercicio de la investigación histórica.

Bibliografía

1. Antón Solanas I. Sobre el sentido dinámico de la Historia. Temperamentvm 2005; 1: Disponible en </temperamentum/1revista/a0121.php> Consultado el 13 de Noviembre de 2006.
2. McDowell B. Historical research. A guide. London: Longman, 2002.
3. Brundage A. Going to the Sources. A Guide to Historical Research and Writing. Arlington Heights, Illinois: Harlan Davidson, 1989.
4. Rees C, Howells G. Historical research: Process, problems and pitfalls. Nursing Standard, 1999; 13(27): 33-35.

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