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TEMPERAMENTVM ISSN 169-6011 2016 n23 t2305

 

 

EDITORIAL

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Salud Mental y otros demonios en el cotidiano medieval

Manuel Amezcua
Centro Universitario de Enfermería "San Juan de Dios", Universidad de Sevilla. Sevilla, España. Fundación Index, Granada, España

Temperamentvm 2016; 23

 

 

 

Cómo citar este documento

Amezcua, Manuel. Salud Mental y otros demonios en el cotidiano medieval. Temperamentvm 2016, 23. Disponible en <https://www.index-f.com/temperamentum/tn23/t2305.php> Consultado el

 

 

 

    En el verano de 1993 tuve la ocasión de recorrer algunos de los lugares más señeros de la región de Murcia acompañado del profesor Francisco Flores Arroyuelo. El antropólogo murciano es conocido por ser el mejor biógrafo español del diablo, ese ser misterioso y multifacético que viene animando el panorama mental de los pueblos desde las culturas más antiguas.1 Curioseando en iglesias y santuarios, Flores Arroyuelo me mostraba, no sin cierta excitación, los rastros que del maligno quedaban impresos en los templos más venerables. Y era verdad, allí podía verse su burlesca figura entre los ornamentos sagrados, asomando sus cornamentas entre las volutas de los retablos, fustigando con sus trastadas a los padres de la Iglesia, tentando a las vírgenes, vomitando chorros de agua por las gárgolas grutescas. Su figura de cabrón redomado se pasea como si tal cosa por los lugares donde pueda sobornar al incauto cristiano.

En aquella época andaba entreteniéndome en seguir la pista cultural del anticristo por tierras giennenses,2 hurgando en los expedientes inquisitoriales contra sus más fieles aliadas, las brujas y hechiceras,3 y he de confesar que las expresiones murcianas me eran muy familiares. Flores Arroyuelo decía que el diablo era el arma ideal para argumentar, justificar y aplicar toda clase de sistemas represivos.1 A mí me parecía que también era la mejor excusa para desfogar mentalidades inquietas e inconformistas en esos tiempos de tan duras represiones.3

Dos décadas más tarde, los diablos me han vuelto a llevar a Murcia. Esta vez investido para un tribunal de tesis, la de un joven psiquiatra que ejerce como clínico y profesor en la Universidad de Chicago. Fernando Espí Forcen se ha atrevido a plantear un estudio sobre la enfermedad mental en la Edad Media, tomando como referencia tres expresiones culturales del pensamiento cristiano.4 En realidad se trata de una verdadera provocación, la de proponer una mirada hacia fenómenos tan aparentemente distantes entre sí como los endemoniados, los ayunos y la muerte, bajo la óptica de la perturbación mental, en una de las épocas tenida por más oscura de la historia, la Edad Media.

Lo que resulta más seductor es la osadía de la pregunta, aparentemente simple, ¿se puede explicar la mente a través de la mentalidad?, ¿el hecho biológico puede ser condicionado por el hecho cultural? En su hipótesis afirma que sí, pero no responde la pregunta de manera contundente, sino que lleva al lector (al investigador) por unos derroteros que le obligan a establecer otros interrogantes. En todo caso resuenan los ecos de la teoría de la eficacia simbólica conque Levi Strauss sugiere posibles transferencias entre el pensamiento mágico y el psicoanálisis.5

La idea de Espí es francamente seductora: incluir la debilidad de la imaginación, la perturbación mental y el comportamiento errático como parte del imitatio Christi, el programa ideado por Kempis para alcanzar la vida eterna a través de los ideales cristianos de conducta.6 La investigación nos muestra que no solo el buen cristiano era tocado por la mano de Dios. El loco, el inocente, el poseído, y en general el desviado, transitaban por carril preferente en la autopista medieval hacia el Cielo.

Espí intenta defender su tesis recurriendo a una propuesta metodológica una y trina (una hipótesis, tres itinerarios), que encaja bien con el método que tradicionalmente ha utilizado la Iglesia para explicar con sencillez lo que no tiene fácil explicación (Padre, Hijo y Espíritu Santo en su solo Dios verdadero). Un diseño ternario que combina el estudio de casos de corte humanístico, con el original médico y con la metasíntesis, o sea, el pensamiento, la razón práctica y la compilación al servicio de la explicación. ¿Es una coincidencia o hay una intencionalidad planificada en ello para influir sobre el subconsciente intelectual del lector?, recordemos que nuestro flamante doctor es psiquiatra.

También es un diseño riesgoso (el propio autor lo reconoce), pues se establecen relaciones directas entre concepciones y prácticas medievales (el demonio, el exorcismo, el santo ayuno, la buena muerte) con patologías y prácticas contemporáneas (epilepsia, psicosis, esquizofrenia, trastorno bipolar, anorexia nerviosa, ansiedad, delirium). Pero lo que constituye aquí un verdadero desafío para la historiografía es la posibilidad de reflexionar sobre el presente de la atención psiquiátrica, problematizando los métodos que remiten al marco cultural del paciente, que eran los mayoritariamente utilizados en el horizonte medieval. Por supuesto que existía conciencia de la demencia como mal biológico, como así mismo existían manicomios y otros lugares instituidos para la represión del loco furioso. Pero también es cierto que otros muchos desvaríos eran utilizados, cuando no estimulados, por los poderes instituidos como mecanismo de control social.

Espí propone tres itinerarios para conducir ritualmente los comportamientos erráticos que remiten al cuerpo. Aunque podían ser otros más, en estos se hace presente la figura del gran embaucador, el demonio:

a) El exorcismo como radioterapia (teoterapia) para aniquilar ese cuerpo extraño con cuernos y rabo que se apodera de las cabezas inocentes, que es ilustrado a través de hagiografías como la de San Buenaventura sobre San Francisco de Asís, o de Berceo sobre San Millán de la Cogolla y Santo Domingo de Silos.
b) El ayuno radical como preservativo, al mortificar y debilitar el cuerpo, poniéndolo al límite de la supervivencia, pues es bien conocido que el demonio solo apetece de cuerpos lozanos, principalmente los de las mujeres. En este caso se trata de tres santas, grandes bienhechoras y ayunadoras, como Catalina de Siena, Catalina de Génova y Columba de Rieti.
c) La preparación para la buena muerte, como vitamina ante la vulnerabilidad de los cuerpos agonizantes. Se realiza a través del Ars Moriendi, una de las obras más traducidas y utilizadas en la Edad Media, destinadas a orientar sobre el protocolo del bien morir y como protector ante las tentaciones de última hora con que el maligno asalta al buen cristiano (la falta de fe, la desesperación, la impaciencia, el orgullo y la avaricia).
7 El arte de bien morir se comportaba como ansiolítico o analgesia mental para espíritus atormentados y desasistidos por la falta de sacerdotes ante los feroces combates de la peste negra.

Uno de los resultados de la tesis de Espí es el descubrimiento de una escatología de lo popular y lo privado, que se produce cuando el ser humano utiliza la mentalidad para hacer una exégesis del cuerpo en su finitud, cuando el cuerpo es interpretado desde los peligrosos límites fronterizos de la mente. En este sentido, en su exploración sobre las mentes y las mentalidades, el doctorando sugiere un itinerario emergente: la relación entre la enfermedad mental y el demonio como vector de mentalidades desviadas, de represiones de largo recorrido en la historia del pensamiento cristiano.

No son pocas las fuentes narrativas a las que recurrir, además de las ya utilizadas, pero cobran especial importancia las fuentes iconográficas por su poder descriptivo. Aparecen testimonios de las fechorías del maligno en el Códice del Monasterio de San Andrés de Arroyo8 y en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio,9 por ejemplo. Mucho pueden aportar sobre la interpretación de este mundo gestual, poblado de tantos seres maravillosos, los representantes de la Nouvelle Histoire, con Le Goff a la cabeza, en su modo de aproximarse a la comprensión de las representaciones colectivas y de las estructuras mentales de las sociedades. El fundador de la historia de las mentalidades apela a la articulación que se produce entre lo real y lo simbólico en el cotidiano medieval, como una oportunidad para restablecer la riqueza originaria de este periodo no tan oscuro como se ha pretendido.10

El más conocido representante español de la historia de las mentalidades, don Julio Caro Baroja, gustaba de afirmar que el diablo continúa aún hoy entre nosotros, pero vestido de incógnito, mostrándose como un pelmazo. Y es que, desde que la psiquiatría y la psicología se apropiaron de las desviaciones de la mente, el pobre diablo anda errático buscando nichos propiciatorios para fastidiar al prójimo. Quién sabe si como evaluador docente-investigador, como profesor universitario hacedor de papers, o como sinodal en tribunales académicos. Lo que está claro es que investigadores como Espí se lo encontrarán sin duda en itinerarios de indagación tan poco comunes como el de esta tesis.
 

Bibliografía

1. Flores Arroyuelo, Francisco J. El diablo en España. Madrid: Alianza Editorial, 1985.
2. Amezcua, Manuel. Crónicas de cordel. Jaén: Diputación provincial, 1997.
3. Amezcua, Manuel. Brujas, visionarias y adivinas. En Rodríguez Becerra, Salvador (Coord.). El diablo, las brujas y su mundo. Homenaje andaluz a Julio Caro Baroja. Sevilla: Signatura ed., 2000. Pp.: 117-134.
4. Espí Forcen, Fernando. Demons, Fast and Death: Mental Health in the Late Middle Ages. [Memoria de Tesis Doctoral]. Murcia: Facultad de Medicina, Universidad de Murcia, 2015.
5. Nebreda, Jesús J. Sobre hechiceros y curanderos o El antropólogo y su estrategia. Gazeta de Antropología, 1995 [acceso: 20.12.2015]; 11. Disponible en
https://hdl.handle.net/10481/13609.
6. Creasy, William C. The Imitation of Christ by Thomas a Kempis: A New Reading of the 1441 Latin Autograph Manuscript. Macon (Georgia): Mercer University Press, 2007.
7. Galván, Luis. Límites de la narratividad: las artes de bien morir. Les Cahiers de Framespa, 2013 [acceso: 20.12.2015]; 14. Disponible en
https://framespa.revues.org/2407; DOI: 10.4000/framespa.2407.
8. Martínez Rodríguez, Adelina; Crovetto de la Torre, Miguel Angel; Bilbao Catalá, José Ramón; Crovetto Martínez, Rafael. Postura y equilibrio de las miniaturas orgánicas del Códice de San Andrés de Arroyo. Index de Enfermería 2008; 17(1): 69-73.
9. Montoya Juárez R, Montoya Martínez J. Presencia de cuidadores en Las Cantigas de Santa María de Alfonso X; Salud y Enfermedad en los siglos XII y XIII. Temperamentvm 2006; 4. Disponible en
https://www.index-f.com/temperamentum/tn4/t2066.php [acceso: 20.12.2015].
10. Le Goff, Jacques. Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval. Barcelona: Gedisa, 1986.

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