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TEMPERAMENTVM ISSN 169-6011 t2105 t2108

 

 

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El Hospital de San José (1767-1956) de la Isla de León
Juan Manuel García-Cubillana de la Cruz
Publicaciones del Sur Editores. Cádiz, 2011. 396 Págs.

Autor del comentario:
Antonio Jesús Marín Paz

Temperamentvm 2015; 21

 

 

 

Cómo citar este documento

Marín Paz, Antonio Jesús. El Hospital de San José (1767-1956) de la Isla de León, de Juan Manuel García-Cubillana de la Cruz [comentario de texto]. Temperamentvm 2015, 21. Disponible en <https://www.index-f.com/temperamentum/tn21/t2108.php> Consultado el

 

 

 

    El hospital, como unidad física para el ámbito del cuidado, ha sufrido numerosas transformaciones en diferentes planos durante la historia de la humanidad desde su concepción, pero son el social y sanitario los que más han influido en la opinión de las diferentes poblaciones a lo largo de los años. El estudio de los hospitales ha sido desde el principio una de las líneas de investigación más importantes en la Historia de la Enfermería debido al importante papel que desarrollaban y desarrollan los sucesivos profesionales del cuidado en las diferentes épocas.

La provincia de Cádiz no es una excepción. Figuras de renombre como Salvador Clavijo y Clavijo, Diego Ferrer, Pablo Antón Solé y Antonio Orozco Acuaviva, impulsaron el estudio histórico de la sanidad en esta región, iniciando una tradición hacia el estudio de las profesiones sanitarias y a los diversos centros benéfico-sanitarios que se establecieron en las diferentes ciudades de la provincia. Una muestra de esta afirmación, la encontramos en una reciente publicación escrita por Francisco Herrera Rodríguez con el título "Una reflexión sobre la historia de los hospitales con algunos apuntes gaditanos".1

Otra de las personas que han recogido el testigo de esta tradición es el propio autor del libro, Juan Manuel García-Cubillana de la Cruz. A pesar de que sus pilares profesionales se centran en el ámbito militar y en la pediatría, desde hace muchos años ha manifestado su interés por la sanidad del pasado. Prueba de ello son sus publicaciones sobre la historia sanitaria de la ciudad de San Fernando (anteriormente denominada Isla de León hasta 1813), destacando principalmente su obra "El antiguo hospital de San Carlos (1809-1981) y la ciudad de San Fernando".2 Así pues en el nuevo libro, el autor, mediante la consulta de numerosos archivos públicos y privados, completa uno de los vacíos de conocimiento respecto a la asistencia sanitaria local de los últimos siglos. Se debe comentar que el estudio del Hospital de San José no es reciente, ya que el estudio parte de una tesis inédita previa titulada "El Hospital de San José de San Fernando en los siglos XVIII y XIX y sus relaciones con el Real Colegio de Cirugía de Cádiz", escrita por la doctora Benicia Vidal Galache y leída en 1989.

El volumen se encuentra estructurado en once capítulos, sin olvidar además otros apartados como el prólogo, el epílogo y la bibliografía. En cada inicio de capítulo se nos presenta una dedicatoria a un colectivo o bien a ciertas personas del pasado que trabajaron en el hospital, constituyendo así un homenaje a todos los que realizaron una encomiable labor por la población de San Fernando durante muchos años. Otro aspecto interesante ha sido la inclusión de una serie de apéndices documentales que enriquecen y complementan el estudio de este hospital, pudiendo destacar en ellos diversos planos del edificio, partidas de defunción y presupuestos anuales.

Lo primero que destaca la obra es su propio índice, bastante desarrollado y seccionando cada aspecto del hospital digno de reseñar, no siguiendo por ello una estructura cronológica general, realizándose solamente de manera independiente en el contenido de cada capítulo. Sin embargo, la especialización de los diferentes aspectos del hospital provoca irremediablemente la reiteración de algunas ideas en los diversos apartados, resultado de la necesidad de estudiar el hospital en su conjunto. El libro presenta algunos capítulos que van dirigidos a lectores con un perfil general, mientras que otros están dedicados a un público más específico acostumbrado al estudio de este tipo de temática.

Tampoco se debe desdeñar en la introducción la recopilación de información de las diferentes instituciones benéficas que desempeñaron su labor antes de la fundación del hospital en 1767, debido a que es precisamente en la antigua Casa Cuna donde se emplazaría el citado centro benéfico-sanitario, atendiendo incluso a los primeros enfermos en el referido lugar durante el periodo de construcción.

En cuanto al segundo capítulo del libro, está dedicado a la fundación del hospital. El puerto de Cádiz en el siglo XVIII era uno de los más importantes del país debido a su posición geográfica para los viajes transatlánticos que partían hacia América o bien regresaban de ese continente, por lo que se producía un numeroso tránsito de personas que podían propagar enfermedades, fomentando así la aparición de epidemias. Coincidente con esta centuria, la recién constituida Isla de León desde 1766, experimentó un aumento importante en su población proporcionalmente al aumento de infraestructuras militares y navales en la citada localidad, además de que por su carácter de villa de paso hacia Cádiz, innumerables personas atravesaban la población diariamente, por lo que el obispo de Cádiz y Algeciras, Tomás del Valle, conocido también por su papel en la creación de otras infraestructuras sanitarias como el Hospital de Mujeres de la capital gaditana, consideraba que era necesario el establecimiento de un hospital. Por lo tanto, el Hospital de San José se encargaría de los cuidados de todo tipo de pacientes durante más de cuarenta años, hasta la construcción del Hospital de San Carlos en 1809 para la atención principal de militares enfermos o heridos.

Los tres siguientes capítulos están enfocados a la organización y administración de la economía del edificio sanitario. A pesar de que los primeros años fueron fructíferos, pronto llegaron épocas de crisis económica, motivadas por la irrupción de diferentes epidemias y las sucesivas guerras, especialmente a principios del siglo XIX. En poco más de una década, al tratamiento de los enfermos de beneficencia y de fiebre amarilla, se incorporaron los heridos procedentes del asedio francés durante la Guerra de la Independencia Española (1808-1814), a pesar de la existencia de otros hospitales principales coetáneos en Cádiz (como es el caso del Hospital de la Segunda Aguada)3 y en la propia Isla de León con el Hospital de San Carlos; incluso otros que se construyeron de carácter provisional en estas dos poblaciones. Todos estos factores provocaron la necesidad de ampliar salas y aumentar notablemente el número de camas, evidenciándose un enorme gasto que el hospital y sus diferentes administradores apenas pudieron asumir hasta 1825, sin olvidar tampoco otras crisis económicas puntuales como las diferentes desamortizaciones del siglo XIX. Aun así, algunas fuentes de ingresos como herencias, venta de enseres personales de los fallecidos o las subvenciones municipales, aliviaron en parte la penosa situación que se encontraba el hospital. El autor, mediante el uso reiterado de tablas para ilustrar la evolución de los apartados de economía, conlleva que a veces se pierda el hilo de la lectura, pudiendo haber sido muy interesante un empleo más frecuente de la estadística descriptiva para facilitar la comprensión de los problemas que atravesaba el centro sanitario.

Por otra parte, se hace mención al personal que desempeñaba su labor en el edificio a lo largo del tiempo: un ejemplo de ello es el paso de contratación temporal de barberos sangradores hasta la inclusión de practicantes en el personal fijo del hospital. Dado el carácter religioso y comunitario de la institución, a menudo trabajaron capellanes, enfermeras mayores y las hermanas Carmelitas de la Caridad.

En el siguiente capítulo a los comentados previamente, se desarrolla el análisis de los libros de filiaciones de pacientes y de muertos. No sólo se recoge la procedencia de los enfermos o los movimientos hospitalarios anuales, también se realiza un estudio de la evolución de las patologías y causas de muerte que se diagnosticaban en los pacientes durante el tiempo de actividad del hospital, desde la generalización del término calenturas hasta un aumento en la especialidad del diagnóstico como la pericarditis.

El séptimo capítulo es de especial interés, debido a que el autor se centra en el papel que adquirió el Hospital de San José durante las diferentes epidemias, guerras y catástrofes. Con respecto a las epidemias, se detalla especialmente la evolución mensual de la morbilidad y mortalidad, además de las medidas sanitarias centradas en el conjunto de la población y las específicas realizadas a los enfermos en el Hospital de San José. Se debe comentar que algunos hospitalitos y lazaretos edificados en la localidad en épocas de epidemia dependieron de este hospital. Además de los hechos acaecidos a principios del siglo decimonónico, tuvo una importante actividad durante las sucesivas epidemias de cólera, sin olvidar la provocada por el tifus exantemático que asoló a la población en 1942, habilitándose dos salas específicas subvencionadas por el Estado. Por otra parte, dado su localización próximo al centro de la ciudad, se descartó su uso para el tratamiento de las personas aquejadas de gripe durante la epidemia de 1918-1919.

A pesar de que el Hospital de San Carlos pertenecía a la Armada española y por extensión se encargaba de tratar a la población militar tanto en tiempos de paz como de guerra, en ocasiones el Hospital de San José tuvo que suplir estas funciones, como es el caso de la insurrección cantonal en 1873. La invasión de San Fernando por parte del cantón de Cádiz con motivo del posicionamiento de la Armada a favor del Gobierno de Madrid, provocó numerosos heridos y fallecimientos que fueron atendidos principalmente en el Hospital de San José, debido a que el Hospital de San Carlos se encontraba en pleno frente de batalla, teniendo que ser trasladado apresuradamente.

El octavo capítulo hace referencia a la farmacia y terapéutica. La botica del hospital dependía de su homóloga del Hospital Real de Cádiz, por lo que los militares se beneficiaron de la dispensación de medicamentos que en otras boticas de la localidad no se les dispensaban. A su vez, la botica del Hospital Real se apoyaba en el uso de las plantas medicinales que fueron cultivadas por parte de los cirujanos del Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz. De hecho, el autor adjunta una tabla en forma de catálogo sobre los medicamentos que se empleaban en el hospital, así como sus indicaciones terapéuticas. Otros tratamientos utilizados en el centro fueron la flebotomía, el traslado de enfermos a los balnearios (mediante certificado de pobreza) y, por supuesto, las intervenciones quirúrgicas.

El siguiente capítulo está dedicado al estudio de los médicos, cirujanos y practicantes que desempeñaron su labor en el hospital durante los años en funcionamiento. Los médicos y cirujanos fueron inicialmente formados por el Real Colegio de Cirugía de la Armada de Cádiz. Se acompaña además de una breve reseña de buena parte de este personal que trabajó en el hospital, siendo importante para la posible realización de futuros estudios detallados acerca de sus biografías. Sin embargo, éste no es el caso del apartado de practicantes, en el que se adjunta sólo un listado de sus nombres y apellidos, cargos en el hospital y salarios.

La Casa de Socorro anexa al Hospital de San José cobra protagonismo en el décimo capítulo. En 1916 se adecua una sala a la entrada del hospital para que funcionase como tal. En él principalmente se atendían traumatismos, y eran los practicantes los encargados de dicho tratamiento si no eran tan graves como para requerir la presencia de un médico. A pesar de estar limitadamente tratadas estadísticamente en el texto, es de agradecer que el autor adjunte tablas sobre todos los motivos de consulta anuales que se registraron entre 1916-1955. Un hecho muy importante para esta dependencia fue la atención a los heridos procedentes de la explosión de un polvorín de la Armada en Cádiz en el año 1947.

El último capítulo de esta obra y en cierta manera como homenaje por parte del autor, trata sobre los presbíteros y las comunidades religiosas que influyeron en el hospital. Otro aspecto a destacar es que a partir de la Guerra Civil, las hermanas Carmelitas de la Caridad asumieron todas las funciones que no estuvieran asignadas a los profesionales sanitarios, excepto la farmacia, siendo las encargadas de esta sección una vez que fueron adiestradas. A modo de epílogo, el autor finaliza su estudio con la última etapa del hospital y su conversión posterior en la "Residencia de Ancianas del Patronato San José" en 1956.

La lectura de esta obra, como se ha mencionado anteriormente, nos aporta una nueva visión de la asistencia hospitalaria en la localidad de San Fernando y que el lector ávido de conocimientos sobre historia hospitalaria sabrá apreciar. Pese a que se pueden detectar temáticas que aún no han sido plenamente desarrolladas, en absoluto desmerece la labor investigadora que ha realizado el autor para aglutinar convenientemente casi dos siglos de historia del Hospital de San José en un sólo volumen.
 

Bibliografía

1. Herrera Rodríguez, Francisco. Una reflexión sobre la historia de los hospitales con algunos apuntes gaditanos. Enfermería Gaditana 2013 [acceso: 8/06/2015]; 8(23):27-29. Disponible en: https://www.ocenf.es/cadiz/revista/n23.pdf.

2. García-Cubillana de la Cruz, Juan Manuel. El antiguo hospital de San Carlos (1809-1981) y la ciudad de San Fernando. Cádiz: Publicaciones del Sur Editores; 2007.

3. Ramírez Muñoz, Francisco Javier. El Hospital de la Segunda Aguada (1793-1854). Cádiz: Diputación de Cádiz, 2013.

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