ENTRAR            

 


 

TEMPERAMENTVM ISSN 169-6011

 

 

EDITORIAL

 

 

Documentos relacionados

Ir a Sumario

 

Documento siguiente

Enviar correo al autor 

 

 

La historia continúa... La formación de postgrado en Enfermería: sueños y realidades

Paloma Moral de Calatrava
Coordinadora del Programa de Doctorado "Investigación en Cuidados de Enfermería". Departamento de Enfermería. Facultad de Enfermería. Universidad de Murcia, España

Correspondencia: Facultad de Enfermería, Campus de Espinardo, 30100 Murcia, España

Temperamentvm 2011; 13

 

 

 

Cómo citar este documento

Moral de Calatrava, Paloma. La historia continúa... La formación de postgrado en Enfermería: sueños y realidades. Temperamentvm 2011, 13. Disponible en <https://www.index-f.com/temperamentum/tn13/t1301.php> Consultado el

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Por enumerar nuestras necesidades apremiantes, necesitamos una educación preliminar antes de entrar a las salas del hospital; necesitamos enseñanza post-graduada para mantenernos al día; necesitamos instrucción especial como profesores que nos capacite para asumir puestos de responsabilidad como hermanas y superintendentes; necesitamos de un consejo estatal para examinar y mantener la disciplina en nuestras filas, y deberíamos tener un estatus legal que proteja nuestros derechos profesionales y nos asegure una autonomía profesional amplia" (Bedford Fenwick, 1901, p.5).

    Con estas palabras Mrs. Bedford Fenwick proponía, nada más comenzar el siglo XX, un incremento formativo y una mejora en la organización enfermera que promoviera beneficios profesionales. Si el establecimiento de una asociación internacional enfermera era una novedad, la primera propuesta contaba con un aval histórico. Sólo unos meses antes de la aparición de este artículo, una de las historiadoras de la Enfermería más preeminentes, Adelaide Nutting, había puesto en valor la experiencia británica que, desde 1893 en Glasgow y dos años después para toda Gran Bretaña, ofrecía a sus estudiantes una formación teórica previa a los tres años que debían pasar en el hospital. Como directora de la Escuela de Enfermería del Hospital Johns Hopkins de Baltimore, Nutting propuso hacer una diferenciación de la teoría y la práctica, de modo que el estudio y la preparación teórica sobre bases racionales antecediera al periodo en que las estudiantes desarrollaban habilidades clínicas. "Este método puede tener para nosotros la impronta de la novedad, pero está en consonancia con los métodos existentes en todas las ramas de la educación, las artes, los oficios o las profesiones. ¿No es el momento de armonizar los métodos de enseñanza de enfermeras que se utilizan en las escuelas, con aquellos que se emplean en otras ramas de la educación?" (Nutting, 1901, p.424). A principios del siglo XX que la Enfermería adoptara la misma estructura pedagógica que otros estudios parecía una idea revolucionaria. Hace más de cien años, ni tan siquiera las enfermeras más progresistas lograron vislumbrar la capacidad transformadora de esta nueva forma de enseñar. Muchos factores pueden explicar este hecho pero, sin duda, la situación de las mujeres en la sociedad y en la ciencia es uno de ellos. Hizo falta más de medio siglo para ello. Mientras que las enfermeras americanas comenzaban a alcanzar sus primeros doctorados, en España aparecía la figura del ATS. El nuevo título es fruto de la unificación de diversos oficios, de modo que, a pesar de las desventajas que tuvo al colocar a los enfermeros en una posición subordinada, proporcionó en 1977 un número de integrantes que le confirió fuerza para alcanzar su estatus universitario. Fue el momento de empezar a soñar.

   Pero que el sueño se hiciera realidad no fue fácil. Los enfermeros españoles tuvieron que estudiar otras carreras y, a través de ellas, alcanzar el grado de doctor. (Nadie dijo que los sueños tuvieran que ser siempre dulces). Sólo veinte años después, con doctores suficientes entre el profesorado, la Escuela de Enfermería de la Universidad de Alicante implantó el Título Superior de Enfermería; aunque, es cierto, como título propio. La Enfermería española tuvo que esperar a que se iniciara un nuevo siglo para poder alcanzar un sueño que no se atrevieron a imaginar las enfermeras del siglo anterior. Ahora sí es posible alcanzar el grado de Doctor en Enfermería. Y no como título propio, sino como un grado reconocido en toda Europa. Y no en una única Universidad, sino en muchas. Ahora es el momento de volver a proponer novedades. Y como quienes nos antecedieron, deberíamos fijarnos en quiénes están en nuestro entorno y aplicar los métodos que vienen utilizando desde hace tiempo.

   Uno de los mayores problemas a la hora de recuperar la investigación enfermera -tanto la nacional como la internacional- viene de la mano de una herramienta que fue diseñada para organizar los campos del conocimiento: la clasificación de la UNESCO.1 Y en ella, los enfermeros del siglo XXI que realizan sus tesis doctorales sobre Enfermería no encuentran un campo en el que incluir los trabajos de investigación que realizan. De modo que estamos obligados a buscar y rebuscar, entre códigos de distintas disciplinas, aquél que más se acerca al tema estudiado. La dispersión, e incluso ocultación, que se produce de la investigación enfermera es abrumadora. Diría más: descorazonadora. Parece que la importancia que tienen los cuidados en la vida de las personas es un hecho relevante sólo para los profesionales de la Enfermería. La clasificación de la UNESCO fue diseñada para crecer y, así, dar cabida a todos los campos de la ciencia que pudieran surgir. Parece, sin embargo, que la Enfermería todavía no ha nacido para la Ciencia (Hernández Conesa et al., 1997).

   Como la propuesta de Nutting de principios del siglo XX, lo que aquí propongo -que se cree un espacio en la Clasificación de la UNESCO para la Enfermería- puede que no sea una idea revolucionaria. Pero la historia demuestra que las grandes transformaciones no siempre tienen que venir de la mano de una ruptura abrupta ni con el pasado, ni con nuestro presente. La utilización de un método pedagógico tan simple, racional y efectivo como el impartir primero unas clases teóricas para que, posteriormente, los estudiantes realicen aplicaciones prácticas no puede considerarse revolucionario, y por ello solicitar que exista un código en el que agrupar y visibilizar las tesis doctorales en Enfermería no puede ser considerada una petición subversiva. Porque, ahora que tenemos acceso al máximo grado académico ¿No es momento de que el sistema internacional por el que se clasifica el conocimiento reconozca la investigación enfermera del mismo modo que lo hace con todas las ramas del conocimiento?

Bibliografía

    Bedford Fenwick, A. (1901). A Plea for the Higher Education of Trained Nurses. The American Journal of Nursing, 2(1): 4-8.
    Hernández Conesa, J., Moral de Calatrava, P., Ruzafa Martínez, M., Zamora Cano, J. (1997). La Enfermería y los Sistemas de Clasificación de la UNESCO. Revista Colegio de Enfermería de la Región de Murcia, 30: 22-24.
    Nutting, A. (1901). The preliminary Educaction of Nurses. The American Journal of Nursing, 1(6): 416-424.

Nota

1. Códigos de clasificación UNESCO. Murcia: Universidad de Murcia, Estudios de Tercer Ciclo, Doctorado, Tesis Doctorales. Disponible en: <https://www.um.es/estudios/doctorado/tesis/areas.pdf> [Consultado el 10 de Mayo de 2011].

Principio de p�gina 

error on connection