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TEMPERAMENTVM ISSN 169-6011

 

 

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Florence Nightingale

 

Superando las discordancias entre teoría y práctica: Las ideas científicas y educativas de Florence Nightingale*

Antonio Muñoz Vinuesa
Director de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud. Universidad de Granada, España

Manuscrito aceptado el 22.4.2010

Temperamentvm 2010; 11
*Palabras pronunciadas con motivo de la inauguración de la Lectura Ininterrumpida de "Notas sobre Enfermería, qué es y qué no es" de Florence Nightingale, que tuvo lugar en el Hospital Universitario San Cecilio de Granada, España, el 22 de abril de 2010

 

 

 

Cómo citar este documento

Muñoz Vinuesa, Antonio. Superando las discordancias entre teoría y práctica: Las ideas científicas y educativas de Florence Nightingale. Temperamentvm 2010, 11. Disponible en <https://www.index-f.com/temperamentum/tn11/t1103.php> Consultado el

 

 

 

    Sra. Delegada de Salud de la junta de Andalucía, Sr. Gerente del hospital Universitario San Cecilio, Sr. Presidente de la Fundación Index, asistentes a este acto, buenos días y bienvenidos.

Lo que se me ha pedido tengo que reconocer que es fácil, me refiero a glosar Florence Nightingale y glosar al personaje es fácil como consecuencia de la extensión de su vida y su obra, así como la repercusión de la misma. La dificultad por el contrario se encuentra en hacerlo en poco tiempo, ya que pone a prueba nuestra capacidad de síntesis. Es por ello que no voy a entrar a describir ni enumerar las bondades del personaje como precursora de la Enfermería moderna, que lo fue. Cuestión ésta, por otro lado la más conocida, difundida y enseñada, así como la más profusamente abordada por sus historiadores y biógrafos.

Y como se da la circunstancia de que no estoy aquí a título personal, sino como director de un centro de formación, de un centro universitario, quiero aprovechar precisamente eso, señalar un aspecto quizás poco señalado o cuando menos poco conocido, como es el hecho de que Florence fue una gran educadora y una gran científica, como afirma Alex Attewell en un magnífico artículo publicado en 1998 por la revista Perspectiva, revista trimestral de Educación Comparada, editada por la oficina Internacional de Educación de la UNESCO ubicada en Paris.

Educadora y científica, docencia e investigación, es decir las funciones básicas que hoy tiene asignadas la tarea universitaria, mujer adelantada a su tiempo sin duda. Brevemente, podríamos por tanto resaltar en primer lugar su formación, sólida formación en humanidades, idiomas, así como aritmética, geometría y álgebra, siendo la alumna más destacada de un gran matemático de la época, una formación insólita para una mujer en pleno periodo victoriano. Es más, se dedicó a enseñar estos temas a niños antes de su dedicación al cuidado de los enfermos.

Y fue esa formación la que le permitió sistematizar sus observaciones en Crimea, aplicar todo el rigor científico posible a sus reflexiones, calcular las posibles bajas en el ejército británico, así como demostrar cómo los soldados morían más por las condiciones higiénicas en las que se encontraban, que por las heridas sufridas, sin que este rigor le restara la exquisita ternura que demostraba en su relación con los enfermos.

Era una maestra en el uso de la estadística, creó sus propios diagramas a los que denominó Área Polar, con los que justificaba y argumentaba sus conclusiones. Debemos resaltar que en los medios universitarios de la época, por lo general no compartían el interés de Nightingale por la aplicación de la estadística a los problemas sociales. Karl Pearson, padre de la estadística aplicada moderna, reconoció el interés de las ideas de Florence, de modo que su contribución no cayó en saco roto.

Desde el punto de vista educativo tuvo un constante empecinamiento en corregir las desigualdades entre teoría y práctica. En un texto de carácter casi autobiográfico titulado Cassandra, realiza un apasionado llamamiento a un nuevo tipo de educación que enseñe a enseñar, que enseñe las reglas de la mente humana y cómo aplicarlas, para sacarle el máximo partido a las tareas educativas. Hoy preconizamos esta metodología de enseñanza, justificándola en el renovador proceso que en teoría supone nuestra incorporación a lo que se ha venido a denominar el Espacio Europeo de Educación Superior, o más popularmente conocido como los acuerdos de Bolonia.

Utilizó su influencia para mejorar la educación de los soldados británicos y de los médicos militares, elaboró planes para la educación médica militar, en sus Notas sobre cuestiones relativas a la sanidad, la eficacia y la administración de los hospitales en el Ejército Británico publicadas en 1858.

La formación de las enfermeras no era nada nuevo en la Gran Bretaña de la mitad del siglo XIX, por otro lado tan denostadas por los estereotipos de borrachas, ignorantes y promiscuas creados por Charles Dickens. Pero lo que sí aporta como novedad Florence es una formación laica, a pesar de sus profundas convicciones religiosas. Al tiempo afirmaba que con sus escritos pretendía que quien la leyera aprendiera no por lo que ella exponía sino porque extrajera sus propias conclusiones. Hoy lo llamamos trabajo autónomo del estudiante.

Desarrolló sus propias teorías sobre el aprendizaje en las que hacía hincapié en la adquisición de las destrezas prácticas: "La observación indica como está el paciente; la reflexión indica qué hay que hacer; la destreza práctica indica cómo hay que hacerlo. La formación y la experiencia son necesarias para saber cómo observar y qué observar; cómo pensar y qué pensar."

La educación formó parte de cada una de las parcelas de su vida, en todas ellas, el nexo común era su preocupación porque los métodos educativos fuesen prácticos y reflejasen los objetivos de dicha educación, afirma Alex Attewell en el artículo antes citado.

Y murió como vivió, como lo hace una universitaria que se ha sometido durante toda su vida a las excitantes servidumbres del estudio continuado y la investigación sistemática. Enferma y ciega no para de dictar, examinar y criticar.

Y quiero terminar con unas líneas que le dedicó el 31 de diciembre de 1878 el doctor Benjamin Jowett, con quien mantuvo una vieja amistad: "usted despertó sentimientos románticos en muchas personas en Crimea, pero ahora trabaja en silencio y nadie sabe cuántas vidas salvan sus enfermeras en los hospitales, ni cuántos miles de soldados están vivos gracias a su previsión y a su diligencia, ni cuántos indios de esta generación y de las generaciones venideras habrán sido preservadas del hambre y de la opresión gracias a la energía de una dama enferma que apenas puede levantarse de la cama. El mundo lo ignora o no piensa en ello. Pero yo lo sé y a menudo pienso en ello."

Nosotros también lo sabemos por eso hoy es un buen día para que también pensemos en ello.

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