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PRESENCIA revista de enfermer�a de salud mental ISSN: 1885-0219

 

 

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Retroalimentación

Pablo Alonso Villar
Enfermero especialista en salud mental. Equipo de Continuidad de Cuidados de Salud Mental. Complexo Hospitalario Universitario de Vigo. Servicio Gallego de Salud. Vigo (Pontevedra), España

Correspondencia: Avda. García Barbón 48-B, Portal 6, 2ºT, 36201 Vigo (Pontevedra), España

Manuscrito aceptado el 12.6.2011

Presencia 2011 ene-jun; 7(13)

 

 

 

Cómo citar este documento

Alonso Villar, Pablo. Retroalimentación. Rev Presencia 2011 ene-jun, 7(13). Disponible en <https://www.index-f.com/presencia/n13/p0171.php> Consultado el

 

    Sr. Director: Hoy ha vuelto a pasar. A veces me ocurre que cuando salgo de la rutina y rompo con todo lo que estoy acostumbrado a hacer de forma automática, de repente me doy cuenta de que estoy en un escenario tan poco cotidiano, que me imagino que mi cerebro sale del modo "eco" y se pone en modo "alerta". Además, sucede otro fenómeno añadido: creo que una parte de mi mente, posiblemente inconsciente, aprovecha este momento para hacer un nuevo esfuerzo comunicativo y tratar de enviarme un mensaje. Suele ser un mensaje importante, trascendente, de los que te dan ventaja y sirven para entender mejor la vida o conocerte mejor a ti mismo.

Suele suceder cuando me quedo a solas o me rodea la quietud o, a veces, estando con más gente; pero quedándome medio ensimismado, con la mirada en un punto fijo, como entrando en una micro meditación. Creo que esto me ha pasado muchas veces a lo largo de mi vida, pero la mayor parte de ellas, no llegué a entender el mensaje y tenía la sensación de que un pensamiento, una reflexión, una sensación importante me invadía fugazmente, sin embargo, yo no estaba lo bastante centrado para engancharme a ella, perdiendo la posibilidad de hacerme con un regalo que puede que no se le haga a cualquiera. ¡Cuántas oportunidades desperdiciadas!

Sin embargo, hoy la he atrapado; hoy anduve más fino. El mensaje consistía en darme cuenta de lo afortunado que soy por haber iniciado el cambio; por haber decidido darle prioridad al cerebro reptiliano donde están las emociones y construir mi vida desde ellas y no desde lo cortical. Adiós al neocortex. En definitiva, a moverme desde el corazón y no desde el ego.

Además, he reflexionado; esto no es sólo mérito propio, sino que se lo debo a dos hechos fundamentales: por un lado, la suerte de que por mi vida se hayan cruzado personas especiales en los que he visto las bondades de este modelo; estaban ahí para mostrármelo, estoy seguro de que funciona así. Hay una sutil red de "casualidades", finamente entretejida por el destino, que escapa a nuestro entendimiento. Primero llegaron los que me hicieron cambiar; más tarde, después de no ser el mismo, llegaron y llegarán otros. Por otro lado, están las decisiones vitales, que me imagino que habrán sido más las buenas que las equivocadas, y entre ellas, y es aquí donde quería llegar, tengo la certeza de que haber escogido el mundo de la salud mental como actividad profesional. Esto ha sido una de las cosas que más me han cambiado y que más ha hecho despertar mi mundo emocional. Además, es aquí, en el ámbito de la salud mental, donde he encontrado más almas gemelas y donde mi conocimiento, en todos los sentidos, más se ha enriquecido.

Durante los foros enfermeros (congresos, talleres, jornadas, etc.) a los que he asistido, me he encontrado con muchas personas "sensibles". Y lo que más me ha llamado la atención es la sencillez con la que parecen vivir la vida. También tengo la teoría de que esta tranquilidad deriva de haber resuelto una de las tareas más importantes de la vida, que les acerca a un estado de felicidad y armonía que son capaces de trasmitir a quienes están a su alrededor y están sintonizados a su misma emisora emocional; al menos, yo lo siento así.

Sin duda, vuelvo a casa recargado de conocimiento y de intercambio profesional, porque al final lo que ocurre es que, de alguna manera, seleccionas, sin quererlo, a las personas con las que te relacionas, de forma que hay algo que te acerca más a aquellos que no tienen su corazón dormido. Me siento especialmente complacido de haber sido yo, esta vez, un poco culpable de "emocionar" a otros y enormemente agradecido de su respuesta, que es un impagable alimento para mí... ¡Ahora entiendo por qué se llama retroalimentación!

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