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Coloquios

 

La Humanización del Cuidado: entre el deseo y la necesidad

Moderador
Dr. Manuel Amezcua
Catedrático de Investigación en Cuidados de Salud, UCAM. Presidente de Fundación Index, Granada, España

Rev Paraninfo digital, 2018: 28

Cómo citar este documento
Amezcua, Manuel (coord.). La Humanización del Cuidado: entre el deseo y la necesidad. Rev Paraninfo Digital, 2018; 28. Disponible en: <https://www.index-f.com/para/n28/col001.php> Consultado el

Introducción

     La manera en que el cuidado humanizado ha sido incorporado al conocimiento disciplinar de la Enfermería ha variado a lo largo del tiempo, pero siempre ha tenido como horizonte la integralidad de la persona como ser único e indivisible. En la actualidad las enfermeras mantienen vivo el interés por los procesos humanizadores y la personalización del cuidado, si bien al hacerlo se debaten entre dos tendencias no excluyentes: una de corte racionalista que aboga por categorizar los procesos de cuidado en aras de una mayor seguridad clínica del paciente, y otra de carácter constructivista, orientada a reconocer en cada persona sus componentes biológico, psicológico, cultural, social y espiritual.
    La personalización del cuidado se instituye como una respuesta técnica y ética ante los conflictos y desafíos de la tecnificación creciente de los servicios de salud y la prioridad por la eficiencia económica. Tres son las intervenciones de las que existe suficiente evidencia científica como para considerarlas inherentes al cuidado humanizado: (a) Una comunicación franca y efectiva con el paciente contribuye a disminuir la ansiedad y aumenta la percepción de seguridad; (b) La relación terapéutica basada en la empatía y la asertividad contribuye a la disminución del tiempo de recuperación del paciente y a una utilización más racional de medicamentos; y (c) El acceso de los familiares a la información y su adecuada participación en el cuidado del paciente disminuye el estrés de ambos, aumenta la satisfacción de la asistencia y contribuye a la recuperación física y emocional del paciente.
    En consecuencia, la humanización del cuidado no puede quedarse como una mera declaración de principios, sino que debe acompañarse de políticas institucionales decididas, adoptando modelos organizativos con suficiente dotación de recursos (principalmente humanos) que hagan posible el desarrollo del cuidado humanizado en plenitud.
     
Este coloquio se planteó con el objetivo de identificar estrategias para la sensibilización de los profesionales de la salud ante la necesidad de implementar acciones efectivas de humanización del cuidado en los servicios de salud. Para ordenar a discusión se propusieron tres interrogantes: ¿Por qué resulta tan complejo instaurar planes de humanización del cuidado si nadie los cuestiona?, ¿qué experiencias conoces sobre humanización del cuidado en los sistemas de salud que se hayan mostrado efectivas? Y ¿qué argumentos podemos utilizar ante los gestores y profesionales de la salud para que se comprometan con la humanización del cuidado?

Desarrollo del coloquio

     El coloquio ha tenido lugar en el marco del IV Foro I+E de la Fundación Index, desarrollándose en Paraninfo Digital durante los días 8 de noviembre al 8 de diciembre de 2018, en que permaneció abierto. En total han participado en el coloquio 56 personas, que han generado un total de 65 comentarios.
     Además de abordar los temas propuestos, algunos participantes han intentado definir el concepto de humanización del cuidado, enfatizando su función de suplencia: �es hacer por el otro aquello que él no puede hacer y solo los profesionales lo pueden� (Isaura Leticia T. P. Rolim). Por ello Briseidy Sánchez habla de una característica noble de la enfermería que nos distingue de otros profesionales de la salud, idea que también defiende María Jazmín Valencia Guzmán cuando afirma que la Enfermería, por su cercanía con pacientes y familiares, debe ser la más humana de todas las profesiones del área de la salud, por lo que siempre se debe tener un contacto cordial y humanizado para atender y dar información del estado de salud del paciente. Otros matizan la importancia de recuperar la relación terapéutica, que no debe confundirse con la relación social con los pacientes (María).
     El objetivo de la humanización sería la promoción del cuidado de forma integral y empática, en relación directa con el proceso salud-enfermedad (Rebeca Souza). En este sentido, para Beatriz Giraldo resulta algo obvio y que no debería ni cuestionarse, pues se desempeña en la especialidad de salud mental, un área donde la humanización es fundamental para combatir los estigmas que arrastran este tipo de pacientes.

Dificultades en la instauración de planes de humanización

     El principal tropiezo para instaurar planes de humanización del cuidado, según  Víctor Manuel Velasco Rodríguez, es que la humanización es una actitud, una cuestión de principios y convicciones, no de normas y reglamentos, si bien considera que una parte de la normatividad y reglamentación puede facilitar la humanización (como el simple hecho de presentarse ante el paciente, de tratar al paciente por su nombre). Piensa que la situación de fondo es de educación y práctica de valores que nos lleven de manera natural a considerar al paciente como un semejante. Para Velasco, esta situación debe enseñarse con el ejemplo, habiendo dos emplazamientos importantes para lograr que los gestores y profesionales de la salud se comprometan con la humanización: el hogar y la escuela. Son las instituciones de enseñanza de los profesionales las que, según Velasco, deben constituir el ejemplo en el trato cotidiano con los alumnos y en el desarrollo de todas las actividades académicas, tanto en el aula como en el campo clínico.
     La reflexión anterior es corroborada por Flor Mogollón cuando afirma que la humanización del cuidado es un imperativo moral, que depende más de las actitudes del personal que de sus conocimientos y de la tecnología con la que cuenta: �el profesional puede ser una eminencia en su área, puede ser incluso el más hábil en técnicas y procedimientos; pero si a todo lo que hace no le pone corazón, afecto, amor, delicadeza, empatía, tacto, desvelo, etc., queda en la mera atención�.
     Varios participantes se lamentan de que las condiciones laborales y  la precariedad de la plantilla no permitan atender y dedicar al paciente y a su familia todo el tiempo que precisa, aunque para otros eso no debiera impedir que sonreír a los pacientes, darles una palabra de aliento, aclarar sus dudas o tener cualquier otro gesto que por mínimo que parezca contribuya a su mejoría (Inés Tenahua Quitl). Relacionado con lo anterior, Angélica Soledad Vega Ramírez introduce como problema para instaurar planes de humanización del cuidado las dificultades del sistema de salud de muchos países que, como es el caso de Perú, atraviesa un proceso de reforma que intenta solventar problemas como una gran brecha de recursos humanos o un insuficiente abastecimiento de medicamentos, lo que entorpece cumplir los criterios mínimos de humanización del cuidado, a pesar de que los enfermeros lo intentan con mucho esfuerzo y dificultades.
     Si la profesión de cuidar tiene parte de arte y parte de ciencia, posiblemente la humanización, según M. Carlos Cid, delimite el arte de la enfermería, con el inconveniente de su dificultad para registrar sus actividades concretas en las historias clínicas. En este sentido, Blanca Cid se pregunta si sería muy disparatado afirmar que la humanización de los cuidados son los cuidados invisibles de los que tanto nos hablan Concha Germán y el grupo Aurora Mas. Sobre la dificultad de evaluar y transmitir los cuidados humanizados nos habla también Briseidy Sánchez, al depender de las costumbres, carga de trabajo, e incluso de la forma de ser y el estado de salud de las personas que brindan la atención.
     El alejamiento de la práctica es para Guillermina García Madrid un impedimento para la humanización, ya que según ella muchos enfermeros y enfermeras lo son solo de papel: �obtienen títulos académicos, publican, obtienen reconocimientos como investigadores y lo que es peor son docentes universitarios, sin embargo, no tienen experiencia en el ejercicio profesional�.
     Por otra parte, el hecho de no entender a veces que el paciente ya no es el mismo de años pasados, es para Esperanza Palencia Gutiérrez otra dificultad para la humanización, ya que ahora existe un nuevo perfil de paciente que es producto de la diversidad cultural, mientras que en el cuidado de enfermería siguen prevaleciendo los prejuicios, que no se enseña a neutralizar suficientemente al estudiante universitario.
     También el avance tecnológico y la implantación de las TICs en los servicios de salud parecen haber ayudado a generar una atención sanitaria más "superficial", que entorpece la humanización del cuidado (Mario Alberto Ávila Arriaza).

Experiencias humanizadoras

     Algunos participantes destacan algunas experiencias concretas de humanización del cuidado de las que conocen haberse obtenido buenos resultados, como el proyecto HU-CI. María del Mar Murillo considera que la humanización en las UCIs pediátricas con el contacto piel con piel cada vez está comprobado que funciona y se aplica en más hospitales. Elena Martín Felipe cuenta cómo en Tenerife, en el Hospital Universitario de Canarias, se ha puesto en marcha un proyecto de humanización de los entornos pediátricos, decorando las paredes de distintos servicios, llenando de color los espacios, con un resultado acogedor e infantil, menos impactante para los más pequeños.
     Esther Conde destaca como una de las grandes iniciativas en cuanto a humanización de los cuidados la llevada a cabo en el área perinatal, con grandes logros pero aún también con grandes escollos por salvar. De manera más precisa, Antonio Arturo Sandoval Meza comparte el parto humanizado en un hospital materno infantil público como la experiencia humanizadora más efectiva que conoce en su contexto, que ha funcionado y ha sido adoptado por muchas mujeres gestantes principalmente por los aspectos humanísticos que conlleva, sin dejar de lado el profesionalismo y la práctica basada en evidencias por parte de personal de salud. También Esperanza Palencia Gutiérrez, menciona la  implementación del parto humanizado en Ecuador, donde los profesionales de la salud se capacitan y con la embarazada deciden la posición para dar a luz: ginecológica u horizontal, sentada, acostada de lado, cuclillas, arrodillada o de pie. Piensa que aunque falta mucho camino por andar en materia de humanización, ya se está iniciando con algo, como es oír a la paciente, tomar en cuenta su opinión.
     María del Mar Murillo considera que existe evidencia científica demostrada en algunos campos, el poder contar con animales en ciertas unidades hospitalarias, como hospitales de día, en pacientes de larga escancia, incluso en UCIs y unidades de oncología pediátrica. También empiezan a proliferar centros que permiten que los pacientes ingresados puedan ver a sus perros, por lo que opina que si se siguen unos protocolos hospitalarios estrictos, veterinarios ya prefijados y medidas de bienestar animal, este tipo de humanización conlleva muchas ventajas y las enfermeras pueden jugar un papel primordial.
     Teodora Encinas comparte que en su comunidad se ha puesto en marcha, en los centros cívicos, la formación de grupos de pacientes para mejorar su dolor crónico: después de darles las habilidades y conocimientos en el centro de salud, continúan solos con terapia grupal, teniendo autonomía y libertad de acción, si bien con el soporte y tutorización de profesionales, con los que se comunican de manera fluida mediante e-mail y wasap y comparten vivencias y experiencias.
     Inés Tenahua Quitl informa de un programa llamado "hospital abierto", en el que uno de los objetivos es la implementación del pase de visita general de 24 horas en las áreas de hospitalización, con lo que se pretende facilitar a los familiares el cuidado de sus pacientes. Otro objetivo de este programa es brindar atención hospitalaria centrada en la familia (generalmente se considera a esta como un obstáculo para la atención médica), considerándole un recurso disponible para la colaboración activa en el cuidado del paciente, y para ello se realiza la capacitación a estos familiares en temas como la prevención de lesiones por presión y de caídas, así como la técnica correcta de la higiene de manos.
     Guillermina García Madrid, enfermera jubilada de una institución de salud en México, comenta algunas de las experiencias laborales sobre humanización del cuidado realizadas por auxiliares de enfermería: tomar la mano y acompañar a las pacientes embarazadas durante el tiempo de las contracciones, mostrarse afectivas con los familiares ante la muerte de una persona, facilitar alimento a familiares cuidadores sin recursos económicos o alguna ropa con la cual cobijarse del frío durante la noche, entre otras.
     Mirtha comenta que en Essalud, en Perú, hubo un intento de estrategias para posesionar a los profesionales multidisciplinarios en el cuidado humanizado, que fueron frenadas por la situación económica, lo que pone de manifiesto que las políticas que favorezcan el cuidado humano todavía no son prioritarias. En cambio, otras iniciativas como la del Instituto del Riñón en la región Norte del Perú lo han incorporado como misión y visión y capacita al equipo multidisciplinario en el cuidado humano, comenzando a hacerlo también con la familia.
     Janielle Lima comparte cómo en Brasil, la humanización funciona como uno de los principios de la calidad de la asistencia en salud, invitando al enfermero a ofrecer sus cuidados buscando entender las múltiples facetas involucradas en la dinámica de vida del paciente, reconociendo sus derechos como ser humano: un ser que siente, vive, piensa, posee historia y sentimientos.
     También los participantes narran experiencias y vivencias personales de humanización, como Elena Martín Felipe, que cuenta que en cierta ocasión una paciente le dijo que el ratito que había estado con ella, escuchándola, le había ayudado más que cualquier inyección, lo que le hizo reflexionar sobre la importancia de los gestos, aparentemente simples pero tan necesarios, considerando que constituyen la esencia de nuestra profesión.

Argumentos para promover la humanización del cuidado

     En general se insiste en la necesidad de dotar a las instituciones de los recursos necesarios para que ayuden a la mejora del cuidado, como puerta de entrada a la humanización, pero los participantes han desarrollado un argumentario más complejo, donde se involucra a profesionales, académicos, investigadores, gestores, políticos y en general todos los actores que tienen algo que decir en el proceso de humanización de la asistencia.
     La humanización del cuidado es fundamental en el siglo XXI para Lucía Ramírez-Baena, pero inevitablemente esta humanización conlleva un cambio de mentalización en todos los profesionales, un cambio en el sistema, en el modo de hacer e incluso de pensar. En este sentido, Diana Cecilia Tapia-Pancardo cree que la humanización del cuidado es la razón de ser de la persona con valores, con emociones por la vida, por la salud, por los derechos del otro y de sí mismo, por la solidaridad de las familias, de las comunidades y de los pueblos. Por lo mismo considera que cada recurso de salud formado en los espacios universitarios debe tener muy claro el valor de la humanización del cuidado y lo que implican esta palabras en el compromiso que tendrá a lo largo de su vida como ser humano, como persona, como profesional del área de la salud y como educador.
     Por buscar la profesionalización de la enfermería y darle una mirada más científica, según Antonio Arturo Sandoval Meza, se han descuidado algunos aspectos de humanización y trato digno en el cuidado, a pesar de ser una parte fundamental dentro del cuidado enfermero, por lo que considera que se deben pensar estrategias para lograr una mirada científica pero a la vez humanizada al realizar cuidados a los pacientes, mirándolos desde todos los aspectos: biológicos, psicológicos, sociales y espirituales. En este sentido evoca la definición de salud de la OMS, al considerar que no solo es la ausencia de enfermedad, sino también el completo bienestar físico, mental y social de una persona.
     Apoyándose en la bibliografía recomendada en el coloquio, Teodora considera que se precisa un cambio de paradigma en los sistemas de prestación de cuidados, pasando de un enfoque biomédico preocupado por los procedimientos e insensible a otros problemas de los pacientes y su familia, a un enfoque biopsicosocial que proporcione un plan para la investigación, un marco para la tecnología y un diseño para la acción en el mundo real donde cuidamos. Teodora muestra la importancia de comprender donde vive la persona con sus condicionantes y dar una atención personalizada, teniendo en cuenta los factores psicosociales que afectan a la salud de las personas: �tratemos a la persona enferma, no a la enfermedad, así podremos humanizar la atención sanitaria�. Esther Conde insiste en que el enfoque de la atención sanitaria debe dejar de centrarse en el paternalismo y el enfoque biomédico clásico, incorporando una visión más holística del cuidado, que tenga en cuenta no solo la enfermedad y su curación, sino otros aspectos de la asistencia, como la humanización. En este sentido considera que empoderar a los usuarios y pacientes es fundamental, que cobren protagonismo y autonomía en lo que respecta a su proceso de salud.
     Para algunos participantes la humanización del cuidado resulta un aspecto fundamental que los profesionales de enfermería deberían garantizar en la relación con los pacientes, una relación que debería estar basada en el respeto, la cercanía y la empatía. Tomar conciencia de que trabajamos con personas que en muchos casos están atravesando por un proceso duro, con incertidumbre, ansiedad, miedo, y necesitan compresión y apoyo, elementos básicos que deberían caracterizar a la profesión enfermera: �son más que el número de una habitación, tienen un nombre y unas circunstancias, que merecen nuestra atención� por lo que los gestores deberían pensar que en determinados trabajos debe primar la calidad frente a otros intereses y fomentar entornos laborales más amigables y confortables para sus empleados donde sea más fácil prestar cuidados centrados en la persona de forma integral y humana� (Elena Martín Felipe).
     Martha considera que si las enfermeras somos seres humanos, el cuidado que proporcionamos debe ser necesariamente humanizado, y ello requiere tanto que nos guste lo que hacemos, como apoyarse en teorías como la de Jean Watson, que define la enfermería como una ciencia humana y un arte, razón por la que es necesario formarse en ciencias humanas con fundamento científico y ético. Siguiendo la propuesta, María Quintero considera muy valiosos los aportes de Domínguez Alcón, cuando afirma que "simplemente observando la forma que tienen las personas de hablar de sus vidas y el lenguaje que utilizan, se pueden deducir las conexiones con el mundo y cómo actúan en él". Por ello considera que somos seres que nos vinculamos mediante el lenguaje y es mediante este que conocemos el "mundo del otro", proponiendo desarrollar nuestras habilidades para el lenguaje y la comunicación como imprescindibles para un mundo y un cuidado más humano. En ello insiste María Cristina Sánchez Romero cuando afirma que es de vital importancia la comunicación y la participación del paciente y de la familia, haciéndoles participes del proceso y proporcionándoles información que disminuya la ansiedad y aumente la seguridad, incorporando habilidades como la empatía y la asertividad para unos mejores cuidados.
     Algunos participantes se animan a plantear estrategias humanizadoras muy concretas, como Flor Mogollón, que propone políticas de puertas abiertas, donde los familiares no tengan restricciones para acompañar a la persona hospitalizada, así como la dotación de infraestructuras acogedoras y amigables que propicien la participación activa en el cuidado del paciente.
     Elia, María Maestra Lozano y otros participantes señalan la investigación como estrategia para aumentar el compromiso con la humanización de los cuidados, realizando más estudios científicos, cuantitativos y cualitativos, en los que se demuestre la importancia de la humanización en la disminución de la mortalidad y morbilidad de los pacientes, por encima de los procedimientos más técnicos.
     En algunos casos se cuestionan las limitaciones de las nuevas tecnologías en su función de suplencia, reivindicando los componentes humanos que no incorporan las máquinas, como  la comunicación verbal, no verbal, el contacto físico, la compresión, la ayuda, la empatía y relación con el paciente, y en suma la necesidad de �seguir siendo humanos� (Lucia Membrilla Beltrán). Esperanza Palencia Gutiérrez, evocando a Preciado Moreno, propone trabajar las sinergias para ver las fortalezas y debilidades en cada uno de nosotros, de tal manera que podamos llegar a trabajar en una ética del cuidado donde exista el respeto por uno mismo y por los demás.

A modo de conclusiones

-La humanización del cuidado no solo es un derecho del ciudadano y un deber para la enfermera, es inherente a la profesión de cuidar, y por tanto irrenunciable para construir el corpus disciplinar de la Enfermería.

-La humanización se plantea como una cuestión de principios más que de recursos, y por tanto solo será posible si existe una educación en valores, un cambio de actitud y un compromiso decidido por parte de los profesionales.

-Aún así, se hace necesario un diálogo constante con gestores y políticos para que garanticen la dotación de recursos humanos y materiales suficiente para prestar unos cuidados de calidad, donde la humanización del cuidado sea posible.

-El escaso nivel de desarrollo de los sistemas de salud de algunos países son determinantes en la implantación de planes de humanización, por lo que la lucha contra la desigualdad y por una mayor equidad entre los pueblos se convierte en la alianza necesaria con la humanización.

-Tan necesario es el cuidado humanizado como su visibilidad, por lo que la Enfermería debe trabajar para que todas las intervenciones y gestos que lo componen sean debidamente registradas, generando indicadores de calidad del cuidado y promoviendo investigación de resultados que ponga en valor la efectividad de la humanización para elevar el nivel de salud de los ciudadanos.

-Cuanto más ostensible se hace en los sistemas de salud el avance de las tecnologías, más riesgo existe para la deshumanización y por tanto se precisa un mayor compromiso de las enfermeras para compensar con cuidados humanizados aquello que las máquinas son incapaces de proporcionar.

-Se han expuesto numerosas experiencias humanizadoras en la atención en salud, y en la mayoría de ellas el cuidado de enfermería se hace imprescindible, cuando se activan competencias como la adecuada utilización del lenguaje, la capacidad de escucha y el trato personalizado, valorándose como positivas desde medidas organizativas complejas, como las políticas de puertas abiertas, hasta un simple gesto, que supone proveer al otro de una experiencia gratificante, sea con el paciente, con su familia o entre los propios profesionales.

Documentos de apoyo

Amezcua M. La Humanización del cuidado y la atención personalizada en Enfermería. En Sacristán, José Antonio; Millán, Jesús; Gutiérrez, José Antonio (editores). Medicina Centrada en el Paciente. Reflexiones a la Carta. Madrid: Fundación Lilly-Unión Editorial, 2018: 63-69 [documento en pdf].

Domínguez-Alcón, Carmen; Ramió, Anna; Busquets, Montserrat; Cuxart, Núria. Complejidad del cuidado y nuevas direcciones. En Domínguez Alcón, Carmen; Kohlen, Helen; Tronto, Joan. El futuro del cuidado. Comprensión de la ética del cuidado y práctica enfermera. Barcelona: Ed. San Juan de Dios, 2017; pp 87-98. Disponible en https://t.co/VuBpgYKkY0.

González Guijarro, Paula; Amezcua, Manuel. Intervenciones de enfermería humanizadoras en la Unidad de Cuidados Intensivos. Ética De Los Cuidados. 9 de julio de 2018; 11. Disponible en: https://ciberindex.com/c/et/e11934 [documento en pdf].

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