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ARCHIVOS DE LA MEMORIA (ISSN: 1699-602X)

 

 

EDITORIAL

 

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¿Me quieres?

José Luis Bimbela Pedrola
Escuela Andaluza de Salud Pública. Granada, España

Correspondencia: Cuesta del Observatorio 4, 18011 Granada, España

Archivos de la Memoria 2012; (9 fasc. 3)

 

 

 

Cómo citar este documento

Bimbela Pedrola, José Luis. ¿Me quieres?. Arch Memoria [en línea]. 2012; (9 fasc. 3). Disponible en <https://www.index-f.com/memoria/9/9300.php> Consultado el

 

 

 


    Cuando trabajo con directivos de alto nivel hago, a veces, el siguiente ejercicio: antes de entrar en el aula decido aleatoriamente (el primero por la izquierda o el cuatro por la derecha) a qué alumno no voy a mirar en los primeros minutos de esa sesión. De forma que cuando hago los típicos recorridos visuales para "enganchar" y motivar a los asistentes, "me salto" al que le ha tocado y no le dedico esas décimas de segundo que sí dedico al resto. Cuando luego le pregunto cómo se ha sentido (el objetivo del ejercicio es aprender desde la propia vivencia emocional) me dice que "fatal, ninguneado, muy mal" y que había estado intentando buscar alguna pregunta interesante a hacerme para que así (¡por favor!) lo mirase.
Propuesta 1. La autoestima de todos y todas es muy vulnerable. También la del amable lector y la de quien esto escribe. Mimémosla pues con afecto.

Hace unos meses impartí un curso intensivo en un Hospital "del arco mediterráneo español" sobre uno mis temas más queridos: "humanización del parto". La ronda de presentaciones, que resultó enormemente emotiva y sincera, permitió (como suele ser habitual cuando se hace con honestidad) adecuar los contenidos y metodologías del curso a las necesidades reales de los asistentes. En el caso que nos ocupa, ayudó a que focalizáramos la intervención educativa en la relación con el cliente interno (jefes, ginecólogos, matronas, auxiliares, administrativos, celadores), pues resultaba que en esa relación se concentraban los mayores y más graves problemas de comunicación, y no en la relación con las mujeres que iban a dar a luz.
Propuesta 2. Estimulemos una buena relación entre profesionales y equipos para que la humanización de la atención al paciente/usuario/cliente sea un hecho además de una buena intención.

Marcelo Bielsa, actual entrenador del Athlétic de Bilbao, afirma que "el futbolista mejora cuando es perdonado y querido". Y yo afirmo: Los pacientes, también. Y los profesionales sanitarios. Y los jefes y los subordinados. Y los compañeros. Y los hijos y las hijas. Y los padres y las madres. Y los hermanos y las hermanas. Y los amigos. Y las parejas. Y los conocidos y los desconocidos. Y los que me atienden en un hotel o en una cafetería. Y los presos y sus guardianes. Y los enfermos y los sanos. Y los que cuidan y los que son cuidados. Y los que sufren y los que gozan. Y los hombres y las mujeres y las personas transexuales. Y los duros y los tiernos. Y los pragmáticos y los románticos. Y los líricos y los épicos. Y tú, querida lectora. Y yo, por supuesto.
Propuesta 3. Cuando me perdono y me quiero, mejoro. Cuando perdono y quiero al otro, el otro mejora (y yo también). Sin olvidar, que yo soy siempre "el otro" de alguien.

En los últimos años "el alma" ha vuelto a mi vida. Carlos Boyero, crítico de cine lo dijo claro: "la técnica sin alma sirve de poco". Joan Garriga en su libro "Vivir en el alma"1 nos ayuda a despojarnos de lo superfluo, a vaciar la mochila y a ganar libertad y poder desde la austeridad y la humildad. Y ahora, yo mismo me oigo hablando en mis conferencias de "liderazgo con alma", "tecnologías con alma" o de "el alma con hache" (de honestidad, humildad y hechos). Y cuando hablo del "alma" me refiero al sentido, al objetivo que tiene nuestra intervención sanitaria. Temo que a veces los grandes avances tecnológicos y terapéuticos nos hagan confundir los medios con los fines y nos lleven a olvidar el don, la vocación.
Propuesta 4. Busquemos (releyendo a Viktor Frankl,
2 por ejemplo) aquello que da sentido a nuestras vidas. ¿A qué nos dedicamos (los sanitarios)? ¿A quién? ¿Cuál es honestamente nuestro objetivo?

Como Gustavo Martín Garzo, creo también que habría que recuperar el olvidado y estimulante concepto de "trabajo gustoso" del que hablaba Juan Ramón Jiménez. Amar nuestro trabajo, nuestro oficio y ser feliz haciéndolo bien. Con entrega y calidad. Con pasión y con tesón. Como artistas, por lo estético y lo bello; como artesanos, por lo útil y lo práctico; y como filósofos, por lo ético y lo estoico. Ya sea en nuestra relación con los clientes externos (pacientes, familiares, industria, periodistas, políticos), con los clientes internos (compañeros, jefes, subordinados) y desde luego también en la relación que mantenemos con los que podríamos llamar nuestros clientes domésticos (hijos, pareja, padres, familiares, amigos).
Propuesta 5. La calidad bien entendida empieza por uno mismo. El cambio (a mejor), también. Gocemos, por favor, con el trabajo bien hecho.

"Quien siembra vientos, recoge tempestades" ¡Lástima que el refranero popular sufra de "filtro mental" y sólo nos diga lo negativo! Me encantaría que también nos recordara que quien siembra escucha recoge escucha, quien siembra empatía, recoge empatía y quien siembra refuerzo (reconocimiento y agradecimiento) recoge refuerzo ¿Cómo puedo esperar que un paciente me escuche cuando le voy a explicar algo muy importante para su salud si yo no he escuchado antes sus dudas, sus miedos o sus deseos? Para sorpresa de algunos, cuando el profesional sanitario siembra empatía honesta en los pacientes (entendiendo sus errores, sus dificultades, sus razones) aumenta espectacularmente la confianza y disminuyen drásticamente las quejas y reclamaciones.
Propuesta 6. Dijo Josep Torres: "La ley es el fracaso de todo". Acudamos pues a ella sólo cuando todo lo demás (amor, comunicación honesta, confianza, empatía) falla.

Hasta aquí algunas propuestas para la reflexión, para el análisis y el autoanálisis. Ahora el paso siguiente, que es imprescindible e innegociable: algunos instrumentos para la acción. Instrumentos que ofrezco al lector tanto para épocas de dolor como para épocas de gozo: Primero (el orden de los factores aquí sí altera el producto), la Tabla de Gimnasia Emocional3 para gestionar los propios miedos y angustias; y, después, la Tabla de Gimnasia Social4 que articula, potenciando sus beneficios, los 6 verbos clave de la comunicación (preguntar, escuchar, empatizar, sintetizar, reforzar y retroalimentar) para mejorar "humanizándola" nuestra relación con los clientes (externos, internos y domésticos) y para poder negociar con "el otro" de igual a igual.
Propuesta 7. Esto no es magia, es gimnasia. Y, por tanto requiere (como nos recordaba Picasso cuando pedía que las musas le pillaran trabajando) entrenamiento, disciplina y esfuerzo.

Acabemos: Las emociones se contagian, los comportamientos también. ¿Qué emociones y comportamientos queremos contagiar? y ¿qué emociones y comportamientos nos vamos a dejar contagiar? La decisión es nuestra.5 Nosotros (profesionales sanitarios, directivos sanitarios, padres y madres, ciudadanos) decidimos. A estas alturas del saber y con el nivel de conocimientos alcanzado, ya no hay excusas, ya no hay pretextos ni coartadas. Eso sí, en los tiempos que corren, es una tarea para valientes.

Bibliografía

1. Garriga J. Vivir en el alma. Rigden-Institut Gestalt: Barcelona, 2008.
2. Frankl V. El hombre en busca de sentido. Herder: Barcelona, 2005.
3. Bimbela JL. Gimnasia emocional. Pasamos a la acción. Escuela Andaluza de Salud Pública: Granada, 2008.
4. Bimbela JL. Gimnasia social. La práctica. Escuela Andaluza de Salud Pública: Granada, 2009.
5. Moix J. "¿La felicidad es una decisión?". El País Semanal. Domingo, 11 de marzo de 2012: 22-23.

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