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Revista INDEX DE ENFERMERIA (Edici�n digital) ISSN: 1699-5988 v24(4) 262262

 

 

 

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Prejuicios profesionales ante las dolencias físicas de los enfermos mentales

Antonia Gelabert Binimelis
Unidad de Psiquiatría, Hospital de Manacor, Manacor, España

Manuscrito recibido el 10.5.2014
Manuscrito aceptado el 3.6.2014

Index de Enfermería [Index Enferm] 2015; 24(4): 262

 

 

 

 

 

 

 

Cómo citar este documento

 

 

Gelabert Binimelis, Antonia. Prejuicios profesionales ante las dolencias físicas de los enfermos mentales. Index de Enfermería [Index Enferm] (edición digital) 2015; 24(4). Disponible en <https://www.index-f.com/index-enfermeria/v24n4/262262.php> Consultado el

 

 

 

Sr. Director: Muchas personas con enfermedades mentales suelen tener una afección física no diagnosticada. Está demostrado que las personas con esquizofrenia sufren muchos más problemas de salud física que la población en general. Muchos de estos problemas son debidos a problemas conductuales que se expresan en forma de obesidad, tabaquismo o abuso de sustancias que dan lugar a hipertensión arterial, cardiopatías, diabetes y cáncer. Otros van ligados a los medicamentos que se administran para tratar la afección y acaban creando otra.1
    Por mi experiencia, tras varios años trabajando en un servicio de salud mental, he podido observar cómo muchas veces, pacientes que tienen un diagnóstico de salud mental, al acudir a urgencias por una dolencia física, el profesional que los atiende demanda al mismo tiempo una valoración psiquiátrica, como si la demanda por una dolencia física fuera provocada por la enfermedad mental, restando credibilidad al paciente.
    Los prejuicios se definen como la disposición de las personas para actuar de forma negativa o positiva hacia el objeto de prejuicio, sin analizar si existe alguna razón que justifique dicho comportamiento. Generalmente este tipo de actitudes están relacionadas con creencias estigmatizadoras, como pensar que los enfermos mentales son personas violentas a las que hay que temer, o que son espíritus libres y rebeldes, es decir, irresponsables, por lo que no son capaces de tomar decisiones vitales o que son como niños y necesitan que los cuiden.
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    Imprevisibles, peligrosos, afectados por una enfermedad incurable, incapaces de participar activamente en las decisiones sobre su propia vida y su propia salud. Así es como los profesionales sanitarios consideran frecuentemente a las personas diagnosticadas de esquizofrenia. Estas creencias se traducen en una escasa atención dedicada por los médicos a los trastornos físicos de que se quejan los pacientes, con tendencia a interpretar los síntomas de sufrimiento físicos como signos de patología mental. Es además es común que estos pacientes sean tratados con menos respeto que los otros en los servicios médicos y transferidos a departamentos psiquiátricos tan pronto como sea posible, en razón del diagnóstico de enfermedad mental.
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    Otro problema añadido a esta situación es que, muchas veces, las personas con enfermedades mentales tratan de evitar el estigma, acudiendo menos a los servicios sanitarios, contribuyendo a agravar o prolongar su patología.
3
    Una razón más por lo que resulta complicado el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades físicas entre la población con una enfermedad mental, es que algunos psiquiatras creen que debe ser el médico de atención primaria el que debe encargarse de los aspectos de la salud física.
1 Esta creencia, añadida a la dificultad de estos pacientes a acudir a sus centros de referencia, explicado anteriormente, conduce a un tratamiento deficiente de los enfermos mentales. Por este motivo, sería recomendable una mejor formación de los profesionales de la salud, en este caso médicos y enfermeras de atención primaria y urgencias, sobre los posibles problemas de salud, relacionados con la enfermedad mental, anteriormente mencionados, para una actuación y prevención eficaz.
    Cuando una persona, en este caso un profesional de la salud, identifica a otro como enfermo mental, sin entender lo que es una enfermedad mental o teniendo una concepción errónea de ésta,
4 ya sea por falta de formación o por el estigma público, provoca una falta de cuidados en estos pacientes.
    Muchos estudios apoyan la necesidad de considerar la salud física y mental de forma conjunta.
1 La buena atención a la salud mental es un esfuerzo de colaboración que abarca a los médicos de atención primaria, los enfermeros, los consejeros de educación y los profesionales de la salud mental.1
    De aquí la importancia, de la implementación de planes de cuidados desde los centros de hospitalización y posteriormente su seguimiento en los centros de atención primaria por parte de las enfermeras de salud mental y atención primaria y viceversa.

Bibliografía

1. Carter R. La relación entre la salud física y la salud mental: Trastornos recurrentes. Norte de Salud Mental 2004; 21: 79-85.
2. Arnaiz A, Uriarte J. Estigma y enfermedad metal. Norte de Salud Mental 2006; 26: 49-59.
3. Magliano L, Read J, Patalano M, Sagliocchi A, Oliveiro N, et al. Contrarrestar el estigma hacia las personas con esquizofrenia en el ámbito sanitario: una experiencia piloto en una muestra de estudiantes italianos de medicina. Psycology, Society and education. 2012; 4 (2): 169-181.
4. Gilaberte I, Failde I, Salazar A, Caballero L. Actitud de los alumnus de quinto de medicina hacia la salud mental. Educación Médica 2012; 15(4): 227-233.

 

 

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