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Revista INDEX DE ENFERMERIA (Edici�n digital) ISSN: 1699-5988

 

 

 

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La soledad del periodista sanitario

Susana Fernández Olleros
Redactora del Periódico Sanitario Salut i Força, Palma de Mallorca (Islas Baleares), España

Index de Enfermería [Index Enferm] 2011; 20(4): 276-277

 

 

 

 

 

 

 

Cómo citar este documento

 

 

Fernández Olleros, Susana. La soledad del periodista sanitario. Index de Enfermería [Index Enferm] (edición digital) 2011; 20(4). Disponible en <https://www.index-f.com/index-enfermeria/v20n4/2404.php> Consultado el

 

 

 

Sr. Director: La redacción de artículos periodísticos es un trabajo arduo y, a veces, angustioso. Pero sin lugar a dudas, gratificante. Para escribir un buen artículo no existe una receta mágica pero sí el entrenamiento constante del día a día, la lectura y re-lectura de manuales de estilo, la gramática como catecismo de almohada, dedicación inagotable y la paciencia de un relojero que engarza los engranajes de un despertador.1
     La primera persona que me enseñó algo de este oficio, el de periodista, me recomendó que siempre utilice el sentido común. Este consejo me ha servido para aprender a deslizarme y saber qué hacer en cada momento. Me dedico a escribir en un periódico sanitario, ya son cuatro años y debo reconocer que al principio me encontraba como una aguja en un pajar, perdida y sobre todo sola.
     El Premio Nobel y gran investigador español Ramón y Cajal, decía que una norma básica que tanto vale para el científico como para el escritor, es la entrega absoluta e insobornable a la vocación, para lo cual no hay mejor medicina que la soledad: "Oh soledad confortadora, cuan propicia eres a la originalidad del pensamiento, cuan dulce si fecundas las invernales veladas pasadas en el hogar laboratorio", porque el verdadero hogar es ese, el laboratorio y la soledad.
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     Considero que Cajal tiene razón en una cosa y es que la soledad, en el momento del trabajo narrativo, es necesaria para poder hilar el argumento de la información. Otra cosa es la soledad del conocimiento, creo que esa pieza me faltó cuando comencé a escribir sobre temas sanitarios; no tenía referentes, ni tampoco ayuda profesional, ni empresarial. Cabe señalar que yo no he estudiado una carrea de ciencias de la salud, es decir, no tengo conocimientos de farmacia, ni de enfermería, ni por supuesto de cirugía. Por tanto mi laboratorio fueron los profesionales que comencé a entrevistar, las conferencias que me tocó cubrir, las fiestas de los colegios profesionales en las que estuve y las ruedas de prensa a las que asistí.
     Poco a poco fui completando mi agenda telefónica (fuentes de información) con nombres de médicos, cirujanos, enfermeras, miembros de sociedades científicas, sindicatos, personajes ilustres de la Real Academia de Medicina, farmacéuticos, microbiólogos, hematólogos, etc. Todos ellos, con una bendita paciencia, me han ido formando en la complejidad del saber de la medicina y de la ciencia.
     Cierto es que han sido muchos los momentos malos en los que la comprensión de una información facilitada por un profesional no me ha dejado dormir. Esa fantástica agenda y el correo electrónico han hecho que la revisión del texto, por parte de los expertos, apaciguara mis temores. Pero mi deber es aprender y formarme de manera continuada porque yo tengo una responsabilidad con mis lectores. El tratamiento de la información depende de mí y yo debo ofrecer un mensaje claro y preciso. El rigor informativo es la premisa principal de un redactor.
     El 25 y 26 de octubre del año 2007 la ciudad de Sevilla acogió el III Congreso Nacional de Periodismo Sanitario organizado por la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), en aquella reunión se redactaron los principios para un ejercicio libre y responsable de la información en salud. La llamada Declaración de Sevilla forja un decálogo donde los periodistas especializados deben trasladar correctamente la información sanitaria y de salud con: veracidad, objetividad, profesionalidad, credibilidad, respeto, confidencialidad, honestidad, independencia, autenticidad y responsabilidad.
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     La especialización del redactor de contenidos de salud es fundamental para entender el Sistema Nacional de Salud, quizás el mejor referente es que desde que la medicina es científica, uno de los rasgos más definidos de la profesión médica es la especialización.
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     En este artículo reflexivo sobre el papel del informador de salud, cabe destacar que casi todos los medios de comunicación tienen un espacio dedicado al sector sanitario debido a la importancia del mismo. También es un filón para los políticos, quienes suelen contar con un gran equipo profesional dentro del gabinete de comunicación. Por tanto, si es tan importante la salud, debe ser igualmente importante el contenido que se ofrece al respecto, de ello depende que el ciudadano confíe en su sistema sanitario y en el profesional sanitario.
     El pasado 16 y 17 de octubre del 2010 tuvo lugar en la ciudad de Oviedo el VI Congreso Nacional de Periodismo Sanitario, en el que tuve el placer de estar. El director General de Farmaindustria, Humberto Arnés, comentó que en la actualidad la tecnología nos sobrepasa, los retos y la incertidumbre son mayores: "En estos nuevos escenarios el papel del periodista sanitario es garantía de una información exacta. La velocidad es un aspecto fundamental en el ámbito de los medicamentos, la responsabilidad debe ser máxima, tenemos mucho que decir y afecta a muchas personas".
     Según el último estudio de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, la información sobre medicina y salud es la que más interés suscita (escogida por el 28% de los encuestados), por delante incluso de la deportiva.
     Está claro que el informador de salud es indispensable para ofrecer la información del sector con rigor. Pero además debe utilizar la precisión en sus palabras porque siempre habrá lectores que sepan más que nosotros, y no podemos defraudarles. Si fallamos en la altitud, en la descripción de la nave o en la hora, perderemos su confianza,
5 o lo que es mucho peor, podemos poner en entredicho el trabajo de los profesionales sanitarios.
     La escritura periodística no es la misma que la escritura científica aunque las premisas de rigor y responsabilidad están en ambas. Ya no me encuentro tan sola como al principio, ahora tengo a mis valiosas fuentes de información, que me conocen y saben la labor que ejerzo.
     Para terminar, comentaré lo que decía Ramón y Cajal: el artista y el científico prolongan la infancia, y su asombro se mantiene vivo como en los tiempos en los que uno está dedicado en cuerpo y alma a descubrir el mundo.
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Bibliografía

1. Cassany D. La cocina de la escritura. Barcelona: Anagrama, Colección Argumentos, 1999.
2. Bonet A, Belmonte C, Gracia D, Fernández Santarén J, Landero L, Moreno A, Sánchez Ron J.M. Historia, medicina y ciencia en tiempos de Cajal. Madrid: Fundación Ciencias de la Salud, 2006.
3. Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS). Declaración de Sevilla. Disponible en: https://www.anisalud.com/show_annex.html?id=32283 [Consultado el 30 de octubre de 2010].
4. Grupo Ars XXI de Comunicación (coord.). Historia y desarrollo de las sociedades médicas. La especialización en Medicina. Pfizer S.A. 2008.
5. Salas C. Manual para escribir como un periodista. Barcelona: Áltera, 2007.

 

 

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