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HISTORIA Y VIDA

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El signo de la complicación. El relato de un paciente en su preoperatorio

Armando Castillo Franco
DUE, Unidad de Cardiología. Hospital Universitario San Cecilio, Granada, España

Correspondencia: Armando Castillo Franco. Unidad de Cardiología. Hospital Universitario "San Cecilio". Avda. Dr. Olóriz, 16. 18012 Granada. España

Manuscrito aceptado el 12.04.02

Index de Enfermería [Index Enferm] 2002; 39:48-52

 

 

 

 

 

 

 

Cómo citar este documento

 

 

Castillo Franco A. El signo de la complicación. El relato de un paciente en su preoperatorio. Index de Enfermería [Index Enferm] (edición digital) 2002; 39. Disponible en <https://www.index-f.com/index-enfermeria/39revista/39_articulo_48-52.php> Consultado el

 

 

 

Resumen

Los patrones culturales pueden desempeñar un gran papel en la determinación de variables de la conducta humana. Estos incluyen no sólo las normas morales y costumbres, sino también patrones más sutiles de motivación y respuestas a diferentes situaciones. La comprensión de estas situaciones, en las que se conjugan estados de ánimo, sensaciones, expectativas, miedos, esperanzas, conocimientos, etc, por las que pasan las personas dentro del amplio y casi infinito intervalo salud-enfermedad, se tienen muy poco en cuenta a la hora de hacer una valoración integral del paciente. Ya sea porque se da un mínimo, pero existente, porcentaje de complicaciones, por negligencia o dejadez, el protagonista de este relato se ve postrado en una cama durante 45 días. Aquí nos contará sus sentimientos, pensamientos y opiniones vividas a lo largo de su estancia en el hospital.

 

Abstract (The sign of complication: the story of a patient in his pre-surgery)

Cultural patterns can play an important role in the determination of variables of human behaviour. This includes not only moral standards and habits but also subtlerer patterns of motivation and responses to different situations, expectations, fears, hopes, knoweledges..., in which people pass by the ample and almost infinite range of health-illness, are not taken into account when practicing an integral assessment of the patient. Because a little percentage of complications exists, or maybe because carelessness or negligence, the protagonist of this tale lies in bed during forty-five days. From there he will tell us his feelings, thougths and opinions experienced through his days in hospital.

 

 

 

 

 

 

 

 

Introducción

La desinformación, la impotencia, la propia vivencia de la enfermedad que puedan presentar los enfermos, les origina un estado de ansiedad e incertidumbre. Los patrones culturales pueden desempeñar un gran papel en la determinación de variables de la conducta humana1. Estos incluyen no sólo las normas morales y costumbres, sino también patrones más sutiles de motivación y respuestas a diferentes situaciones. Las variaciones en el juicio y en el sistema de creencias (religiosas, filosóficas) han sido integradas en estos patrones culturales.

La compresión de las situaciones, en las que se conjugan estados de ánimo, sensaciones, expectativas, miedos, esperanzas, conocimientos, etc, por las que pasan las personas dentro del amplio y casi infinito intervalo salud-enfermedad2 es lo que me ha motivado a realizar esta entrevista. De ahí que haya elegido a una persona que creo, tiene una historia interesante que contar sobre su experiencia hospitalaria. Me ha impresionado el tiempo que lleva en cama, esperando a que se solucione su problema. Un tiempo durante el cual habrán pasado muchos pensamientos por su cabeza; habrá observado con detenimiento a todo el que le rodea: familia, personal sanitario, otros enfermos; se habrá cuestionado o no la organización del hospital, etc.

Se trata de un enfermo coronario de 47 años, casado, con hijos y propietario de una pequeña empresa en Gójar, que acude al hospital por presentar una Angina de Pecho. Durante su estancia en Cuidados Intensivos se le hace un cateterismo cardiaco, necesitando tres dilataciones en diferentes niveles de una arteria coronaria mediante la colocación de stents. Al día siguiente es trasladado a la Unidad de Cardiología. Y lo que hubiese sido un día más de encamación en nuestro hospital, se convierte en un mes y medio, ya que presenta una hemorragia interna a nivel de la arteria femoral provocándole un gran hematoma glúteo-pélvico. Aparece fiebre que no cede con antibioterapia, por lo que se sospecha de infección del coágulo (formado tras el hematoma) y trombosis venosa profunda. El día posterior a la entrevista es intervenido quirúrgicamente, extrayéndosele grandes coágulos que comprimían vasos. Ya sea por que se da un mínimo porcentaje de complicaciones tras un cateterismo cardiaco, por negligencia o dejadez, el enfermo se ve postrado en una cama, con reposo absoluto durante 45 días.

En la literatura consultada existen numerosos estudios sobre vivencias de los enfermos pero no he encontrado algún precedente claro que a la vez hable de vivencias en relación a una presunta dejadez o "desinterés". Sí se encuentran casos en los que existen relatos que se puedan catalogar más nítidamente de mala práctica3.

Como objetivo me propuse que me contase sus  sentimientos, pensamientos y opiniones sobre lo que ha vivido o está viviendo durante todo ese tiempo, y sobre el día a día de una unidad de encamación de un hospital visto desde su cama. Para ello decidí hacerle una entrevista en profundidad4, obteniendo este relato que más adelante expongo de forma resumida, prescindiendo del sistema pregunta-respuesta y salvando las incorrecciones propias del lenguaje, pero sin alterarlo. Hasta que me puse, realmente, delante del enfermo para realizar la entrevista tuve algunas trabas, en cierto modo lógicas debido a la dinámica hospitalaria. La más importante fue la de cómo trasladar y encontrar un lugar apropiado para que cupiese una cama, puesto que el enfermo debía de mantener reposo absoluto. Por fin lo encontré,  reunía las condiciones de privacidad necesarias y allí trasladé al enfermo.

Desde un primer momento el informante estuvo dispuesto a colaborar, le gustó la idea de ser entrevistado ya que vio que alguien se preocupaba por él y su experiencia vivida. Quizás al principio de la entrevista estuvo algo cortado e influenciado por la grabadora, o más bien, por mi condición de enfermero de la sala. Pero poco a poco comenzó a soltarse olvidándose de la grabadora y viendo que enfrente tenía una persona de confianza. Aún así, el informante es una persona poco habladora, por lo que tuve que estimularlo haciéndole más preguntas de las que yo hubiese querido.

La grabación obtenida en la entrevista fue transcrita íntegramente y sin modificación alguna. Posteriormente se ha hecho un análisis cualitativo del contenido, encontrando numerosos aspectos a destacar que he agrupado en diferentes temas siguiendo un orden lógico. Me ha llamado la atención la ambigüedad que manifiesta a lo largo del relato. Por una parte entiende que la solución de su problema se ha demorado demasiado, pasándose la "pelota" unos a otros, llegando a desesperarse en algunos momentos. Y por otra parte lo ve como algo "normal" y necesario para su total curación, acostumbrándose a su situación y no siendo reacio a que las cosas se le compliquen, como parece que ha sido habitual en casi todas sus experiencias hospitalarias. Al contrario ha logrado adaptarse, aunque con ciertas dificultades, preocupándose más por solucionar su problema, lo que por una parte sería lógico, que por buscarle explicaciones o por hacer juicios de valor sobre la institución, el sistema y los que lo componemos. Tal vez, no me haya dicho lo que yo esperaba que me dijera, pero estas son sus vivencias, sentimientos, opiniones, etc.

Los enfermos desean que temas tales como: la enorme sensibilidad que la población tiene sobre su salud; la angustia que la enfermedad, la adecuación del tratamiento y las posibilidades terapéuticas generan en los enfermos y sus familiares; el desconocimiento que los pacientes y familiares tienen sobre lo que pueden o deben hacer delante de un problema de salud o una complicación de su enfermedad de base, sean resueltos por el sistema sanitario y los propios profesionales que lo componemos. Resolver mejor estas demandas es hacer el sistema más fácil, próximo, accesible y moderno5, lo que contribuye a incrementar la satisfacción de los usuarios. Si todo lo dicho es cierto, aún lo es más cuando el ciudadano presenta un problema que percibe como urgente, lo sea o no, ya que entonces, además de la insatisfacción que se puede generar cuando la respuesta del sistema sanitario no es inmediata, la necesidad sentida se convierte en demanda expresada.

Esta entrevista ha sido una experiencia gratificante y enriquecedora ya que cada paciente es un mundo diferente, aunque la enfermedad que presente sea la misma, igual de grave, igual de urgente o igual de poco grave o urgente. El enfermo no es un experto y su razonamiento se basa más en sus actitudes y creencias que en la realidad.

Bibliografía

1. Miguelez Cristina y cols. Estudio de ansiedad y depresión en pacientes urológicos. Rev. de la Asociación Española de ATS en Urología. 1991; 40:64-68.

2. Siles González José y cols. Por una rentabilización pedagógica en la obra de Benedetti: etnología narrativa y situaciones de vida-salud. Cul Cuid.1997; 1(1):17-24.

3. Lacombe D. Práctica negligente: cómo evitar la pesadilla. Nursing, 1991:18-19.

4. Taylor SJ, Bogdan R. Introducción a los métodos cualitativos de investigación. Paidós Básica. Barcelona, 1998: 100-132.

5. Ribas i Palomera E. Hacia un sistema sanitario más fácil, moderno y accesible. Rev. Rol Enferm, 1999; 22(10):662-665.

RELATO BIOGRAFICO

MI VIDA EN BREVE. Yo nací en Santander, con unos siete años u ocho me vine para Gójar, porque mis padres eran de ahí.  Estuve estudiando en el Juan XXIII, hasta tercero de bachiller. Luego me harté de estudiar y me gustaban más las niñas que el estudio [ríe], entonces dije que no iba a estudiar más. Mi padre me iba a matar, pero yo me encabezoné y no estudié más.

Somos ocho hermanos; el grande, por ejemplo, pues sí estudió y es Catedrático de Matemáticas, se fue a Priego. El segundo era el mejor estudiante que había, pero le pasó lo que a mí, que le gustaban más las niñas que el estudio. Y ahora tiene tres o cuatro máquinas y un camión. Tiene que haber de todo, tiene que estar el que cultive los tomates y todo eso, el que haga ventanas, el que construya casas, el otro.

Hombre yo también he pasado lo mío, pues como mi madre se murió muy pronto, se murió con treinta y cinco años. Nos dejó a toda la pandilla, el más chiquitillo se quedó con seis meses. Pues  claro, luego mi padre también estaba toda la semana por ahí fuera. Estábamos que no teníamos mucho calor de hogar, como una familia que está la madre, que está el padre, ¿no?. Y nos hemos criao unos a otros, los grandes hemos ido educando a los chicos.

Total que yo me fui a Cadaqués a trabajar en las cocinas. Por salir a ver mundo, luego a Canarias, Cadaqués de nuevo y Alemania. Vine y me fui a la mili a Cáceres y Madrid, y al acabarla fue cuando me asenté por aquí. O sea que he vivido una vida muy ajetreada. Y ya aquí, me fui a trabajar con un camión a Pedro Martínez, en una empresa en la que trabajaba mi padre. Allí conocí a mi mujer, nos casamos, tengo tres hijos: una con veinte años, otro con dieciséis y otro con doce años. Más tarde monté yo el negocio, porque mi cuñado tenía un negocio de esos; aprendí de él. Me han ido las cosas muy bien. Y a todos mis hermanos, y a todos les van las cosas bastante bien. Yo que sé si es que hay alguien, que muchas veces lo pensamos, digo es que hay alguien arriba que está velando por nosotros.

LA ENFERMEDAD. Ya llevaba yo con el dolorcillo de pecho desde el verano pasado. La cosa es que era como una especie de ahoguillo, y luego me daba opresión en los brazos. Estuve dos veces aquí en urgencias y me dijeron que eso era estrés, que era ansiedad. Fui a un médico particular, me hizo una ecografía, y me salió perfecto, el corazón perfecto. Me preguntó que si hacía deporte, le dije que sí, que estaba en dos peñas de futbitos, que jugaba los lunes y los jueves, total que me preguntó "¿y no sientes nada?", digo "la verdad es que corro y me harto de correr y no siento fatiga ni siento nada".

La primera vez que me dio así fuerte estaba en la playa y al subir una cuestecilla, me dio un dolor en el pecho que me ahogaba. Se lo dije a mí médico: "este no es el ahoguillo aquel que me daba a mi antes, ya es que me falta la vida, que me falta la respiración. Antes me tomaba media aspirina cada cuatro días, y con eso no me daba el ahogo en el pecho". Oye y decía que eso era psicológico. Y luego, cuando ya me dio fuerte, la aspirina no me ayudaba mucho.

Entonces yo mismo hice un día la prueba, me tome la tensión, y la tenía doce ocho. Me subí, que tengo unos aparatos en mi casa para hacer gimnasia, y a los dos minutos ¡pon! me dio el dolor en el pecho, llegué me puse una pastilla, de esas que me había mandao, debajo de la lengua y se me pasaba el dolor, me tomé la tensión y la tenía a diecinueve trece. Digo "ya está, esto lo que tengo yo es una angina de pecho". O sea, que yo me diagnostiqué lo que tenía. "Como sé que es del esfuerzo, pues no haré más". Y el lunes por la mañana me levanto, ni taller ni nada, se lo dije a mi mujer, y nos vamos al Clínico. Pero que va, ya me dio acostao el domingo por la noche, sin el esfuerzo, y entonces sí me asusté. Cuando llegué pues se me había pasao. Claro, se te pasa eso, te toman la tensión, te toman el electro. Entonces empezó a decirme una médico: "bueno tienes tensión". Y ya me cabreé, y al cabrearme, pues le dije "estoy hasta los cojones de la tensión y del estrés, que vengo muriéndome, me cago en la mar y vas a empezar con el estrés y con la ansiedad". Y al decir eso, ¡ay!, ¡ay!, me dio, y tenía todavía los chismes del electro puestos. La tensión enseguida me la tomaron y se puso hasta diecinueve catorce,  y en el electro salía que había cambio.

Me hicieron la coronariografía, me dilataron la arteria. La tenía obstruida en tres partes. Pusieron el primero, luego siguieron para adelante, y vieron que tenía otro atranque y luego otro atranque. O sea, que tenía tres atranques en la misma vena. Y ya está, de eso pues salí bien, de la operación esa salí bastante bien. Luego después pues la complicación.

MIS HABITOS Y MI CUERPO. ¿Los hábitos que me puedan haber llevao a la angina de pecho?, pienso que las irritaciones que pasa uno, ellas te hacen que las venas o que la sangre se te altere. A lo mejor eso no tiene que ver una cosa con la otra. Luego también que sea defecto de mi organismo, me han operao de las varices, es que he echao muchas horas de pie, desde las ocho de la mañana  hasta las once de la noche. Y un día y otro día.

Yo pienso que también tengo algún defectillo de las venas de nacimiento o de lo que sea, de mi constitución, porque las tengo a lo mejor endebles. Pienso que me va a dar problemas, que igual que me ha dao esa angina, pues dentro de un tiempo me puede dar otra. A ver si hay alguna medicina para reforzar las venas, me han dicho que no, que eso es constitución. Entonces pienso que voy a durar poco [sonríe].

Voy a intentar ahora no estar tanto en el negocio, tener más tiempo libre para mí. A lo mejor tengo que reducirlo, quedarme con el aluminio y dejar el hierro. O si los que hay allí son capaces de que yo no tenga que intervenir, porque ahora mismo llevo ya un mes y pico aquí y aquello está funcionando exactamente igual que conmigo, al menos eso me dicen, no quieren hablarme del negocio, no quieren darme irritaciones.

QUE NO ME ATRAPE EL NEGOCIO. ¿Sabes lo que pasa con esto?. Que ahora te vas allí convaleciente. Luego cada vez te vas metiendo un poquillo más y te das cuenta de que esto [el corazón] te funciona bien y que estás bien. Y bueno yo soy una persona sana, soy una persona normal. como me atrape el negocio estoy perdío.

He pensao llegar, por ejemplo, y decirles "venga la cuenta, antes de que salga para el cliente", le doy su vistazo, a ver si está bien cobrao. Porque eso es lo difícil, el hierro tienes casi que calcularlo a ojo, el aluminio por el ordenador sale todo.

Entonces pues tareas, tanto esas como otras cosillas. Pues mi cría como está allí en la oficina, la que tiene los veinte años, ha hecho el COU y la selectividad, y dice que ahora no quiere estudiar más nada. Y como al final el sitio de su trabajo va a ser ese. Luego el yerno también trabaja allí en el aluminio, pues también es el que lleva el negocio.

TE DAN OTRA VEZ LA VIDA. Llegué bastante fastidiao, porque la verdad es que en la UVI ya me tuvieron que poner la nitro esa con el aparato; me daba el dolor sin moverme ni nada. Y luego la operación [cateterismo] pues yo pensé que me iba a morir. Si tú ves que llega el momento de que te operan y que aguantan tanto esto que no puedes respirar y un dolor en el pecho que no puedes respirar; dices: "ya me muero, ya no aguanto más". Porque cuando te están metiendo el muelle [stent] te dejan listo, que te da un dolorazo enorme. Y bum,  cortan ya lo que sea y te dan otra vez la vida, y digo "la Virgen" [sonríe]. Total que de la operación pues mira, bien, luego después yo creo que, hombre, como tratarte pues te han tratao bastante bien todo el mundo. En ese aspecto si estoy contento. A todo el mundo se le trata bien, no sólo a mí.

LA COMPLICACIÓN. Todo empezó porque me dio hipo, al salir de esa operación, no se por qué. Allí en la UVI, en el mismo suero, me ponían como unas inyecciones que me lo calmaba un poquillo. Y ya aquí en la habitación, empezó a darme el hipo, vinieron y me pusieron una inyección en el culo, que le dije "allí me la ponían aquí [en el suero]", y se me puso como un melón, pero deformao del todo. Entre eso y el dolor ya no podía andar, fui a sentarme en un sillón y de la postura de entre no poder y de lo otro, se ve que me dio un desgarre muscular aquí en la ingle. Entonces el testículo derecho me dolió lo más grande, luego empezó a dolerme la vejiga, pues se ve que la sangre me la aplastó hacia aquí [se señala hacia el hipocondrio izquierdo]. Tenía muchas ganas de orinar, y decía "yo tengo que ir al váter, tengo que ir".  Fui y me senté allí, y ya no me podía levantar, estaba partío. Entonces vino el médico de guardia, me llevaron entre cuatro o cinco a la cama. Y me estuve tumbado, y ya está.

Desde entonces fue cuando empezó a hinchárseme la pierna, me hicieron unas cuantas flebografías; estuvieron a punto de operarme Al final me dejaron porque tenía la sangre muy debilucha, estaba yo muy endeble, muy mal. Hubo una reunión de médicos para haberme operao en el momento.

Yo sé que el doctor ha puesto toda la voluntad posible. Pero aquí, claro, los médicos que tienen en su planta a un enfermo es un enfermo suyo. Y el otro que no está en su planta pues no. Entonces les han dao muchas vueltas, han venío por compromiso de que a lo mejor mi médico les ha insistío en que vengan. Vienen, hacen el paripé, te ven y ya han cumplío con que el otro los ha llamao. Pero no se han preocupao de decir pues esto vamos a ver si lo arreglamos.

Entonces yo creo que ha habío un descuido, en ese aspecto, hacia mí. Pienso que lo que me van a hacer mañana, la operación esa [extraer el coágulo], tenían que habérmela hecho ya. Porque ya ves tú, la fiebre un día y otro día, llevamos así un mes y pico. Creo que se le ha dao demasiada tregua, unos por otros. Eso hace quince días me lo tenían que haber hecho, estaría lo mismo de preparao que ahora.

Llegó un momento que incluso se lo dije al médico, "esto es una desesperación", porque aunque hubo unos días en los que me bajó la fiebre, después volvió otra vez a lo mismo, a subirme más. Entonces llegué a desesperarme, me cabreé, me enfadé, se lo dije, "esto no puede ser, que esto va otra vez para atrás". Porque claro, estaba ya contentillo de ver que la fiebre me iba remitiendo. Dije, "¡coñe!, pues esto a lo mejor dentro de unos días se me quita del todo ".

24 HORAS EN CAMA. Me levanto por la mañana y tengo un acompañante, pues está mi mujer, viene o me lava o cascamos esto lo otro. Leo mi periódico, luego siempre estoy, cuando no tengo una mijilla de fiebre, tengo malestar, entonces siempre estás una mijilla casiachaíllo, que no te encuentras bien, por que si te encontraras bien estarías desesperao. Lo que me mejora es que te viene una visita, te viene otra, casi durante todo el día tienes alguien que viene te dice algo, y vas pasando el día así. Por último, vienen mis críos, vienen a última hora, porque como están trabajando, mi cría y el novio. Y se tiran ahí hasta las diez y media. Son los últimos ya que me visitan. En fin que no me falta en to el día entretenimiento.

Luego a la noche te da la fiebre dichosa, te lías con la cabeza loca, eso es toas las noches. Pues cuando ya has matao el primer sueño, que aún con la fiebre te has quedao dormío, te despiertas, y luego viene los chorriones de sudor, pues como te ponen lo que te ponen para quitarte la fiebre. Y no te da tiempo ni a pensar ni a nada.

¿UN FALLO EN MI CUERPO? Yo le achaco la culpa pues a lo que se la achaco. A que había ahí un fallo por lo que sea. Un fallo o algo, yo la verdad que desde un principio he pensao que lo que me dio fue de la postura, de ir a sentarme el músculo ese se me desgarró, se me abrió, vamos es que yo noté como si me hubieran dao un hachazo ahí. Ya te he contao lo de las varices, lo que me pasó. Entonces pienso que eso es una cosa de mala suerte y ya está.

EL PERSONAL. Mi problema es que se ve que hay una especialidad en la planta y ya está. Y fuera de la especialidad pues es lo que yo te digo: por ejemplo, que ha venío el de vascular a verte, ha venío de compromiso, te ha tocao, te ha dicho cómo tienes esto, está muy bien, y se ha ido y punto. O sea, no se han preocupao de decir "este hombre lleva aquí equis tiempo con la fiebre, con esto, con lo otro, vamos a ver lo que hacemos con él". Nada, se han ido a su planta otra vez a ver a sus enfermos y se ha acabao.

Luego del personal de enfermería, bastante bien. No es por que estés tú aquí. No os puedo decir este es más malo, este es más bueno. Sois todos bastante apañaos.

Las auxiliares también bien. Incluso había una así con más malafollá. Y ahora, sin embargo, digo "pues hay que ver que era yo el que estaba equivocao, o es que a lo mejor ella es cortica y cuando entras te da esa impresión". Eso sí, también hay unas limpiadoras buenas, hay dos muchachas que les pegan unos fregaos a las paredes extraordinario.

MIS IMPRESIONES. Hombre, aquí lo único que pasa es que cuando me dio aquello [el derrame inguinal] me asusté un poquillo porque pensé que me moría. Y mira, gracias a Dios, hasta ahora hemos salío. Y ahora me voy a meter en otra. Estoy deseando que me quiten el coágulo, pero también por otra parte estoy asustaillo por lo que pueda pasar. Hombre yo sé que lo han preparao todo muy bien, sé que han preparao hasta sangre por si hay algún problema. Pienso que no habrá ninguna dejadez, que hay unos buenos especialistas y que van a estar al cuidado por que es una cosa delicá al estar con la sangre más movía, más líquida.

Las experiencias vividas anteriores, como lo que te he dicho de las varices, y aquella supuesta hernia me ha condicionao y me ha dao más fuerzas para aguantar todo lo que llevo aguantao este mes y pico, aquí postrao en la cama. Te desesperas un poquillo. Pero como ves que estas malo y no te puedes ir a tu casa,  ¿qué haces?, tienes que echarle paciencia. Lo único que sí he pensao es que si esto que me van a hacer ahora me lo hubieran hecho ya, me habrían quitao quince días de antibiótico. Es que es un mes a base de antibiótico, qué cuerpo resiste eso.

TE ADAPTAS A LA VIDA ESTA Y YA ESTÁ. Te adaptas a la vida esta y ya está. Si no te hubieras adaptao te hubieras tirao desde el balcón. La gente dice "tú, tranquilo" y tal. Digo "y yo la verdad es que estoy tranquilo, que no estoy desesperao". Hombre dentro de una lógica, pues ahora otra vez lo estoy porque llevo unas noches con tirititera de esa y todo, que yo lo que estoy ya es deseando a ver si esto de [el coágulo] me lo quitan.

Mi familia están preocupados por mí, más que yo por ellos. Ellos están sanos, están bien, vienen a verme. Los estoy viendo  muy preocupaos porque mis hermanas mismo, por ejemplo, pues ellas tienen un turno de venir por las tardes, un día sí y otro no. Pues bueno, la que no le toca venir, esa viene todas las tardes también, a mí eso me da alegría. Luego también los compañeros de la habitación, siempre hay alguno que te dice dos o tres tonterías y te ayudan también a pasar el día. Esto es otra experiencia en la vida, otra etapa de la vida que vives, y ya está, qué vas a hacer.

REFLEXIONES FINALES. Cuando está uno aquí, lo único que tiene es gana de irse a su casa, por supuesto. Pero al estar malo no siempre tienes ganas de irte, porque yo por ejemplo al estar con fiebre pues no pienso en irme. Como ya me pasó lo de las varices, pues dije "ya está, no puede ser que a mí me curen de una cosa y me vaya a mi casa y ya está". Que me he acostumbrao a tener ese signo.

Ya te digo, cuando me operaron de las dos hernias, también tuve problemas. Cuando me quitaron los puntos para irme, un punto se abrió y empezó a salir sangre coagulada. Igual tengo ese signo de que se me complique cada operación que tenga. Algún problema debo de tener sobre la coagulación. Que es otra circunstancia más de mis problemas. Que no me sale una bien, ¡vaya! [ríe].

Yo de divino nada, que son cosas del cuerpo y ya está. Y que están ahí y que eso es lo que pasa. Por eso mañana espero que no se vuelva a complicar [el drenaje del coágulo] otra vez.

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