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CARTAS AL DIRECTOR

Una reflexión sobre la eficacia de las ONGs. ¿Damos lo que necesitan?

Joan Manuel Muñoz
Colaborador de Medicus Mundi

Index de Enfermería [Index Enferm] 1999; 24-25:48-49

Cómo citar este documento

Sr. Director: Según el diccionario, donación es "una transmisión voluntaria y gratuita de una cosa propia realizada por una persona o institución en favor de otra que la acepta". En el entorno en el que nos desenvolvemos, deberíamos añadir que la donación va dirigida a alguien que la necesite.
     ¿Cumplimos, realmente, las organizaciones no gubernamentales (ONG) con estos requisitos?. Las donaciones personales suelen ser objeto de poco interés para nosotros y, por desgracia, a menudo de escasa utilidad para el que las recibe. Lo mismo ocurre, en muchas ocasiones, con las donaciones que realizan las empresas que, aunque aparentemente se presentan como una forma desinteresada y altruista de colaboración, en el fondo trasluce una intención de "lavado de imagen" con productos de relativo interés para el receptor y, lo que es más lamentable, de avanzada caducidad.
     No cabe ninguna duda de que las donaciones al Tercer Mundo son necesarias. Si embargo, éstas deben ser coordinadas y canalizadas a través de organismos eficaces y responsables, organismos serios y conocedores de las personas receptoras, de sus necesidades y de su problemática económica, política y social.
     Llegados a este punto, debemos cuestionarnos si las donaciones que se llevan a cabo hoy en día responden a las necesidades reales de sus receptores. Debemos preguntarnos si esos artículos, esas herramientas, esos útiles de todo tipo que enviamos al Sur van a cumplir su misión, o bien van a acabar arrinconados o abandonados en cualquier almacén.
     Hay un sinfín de ejemplos de cómo se deben orientar las donaciones y, por desgracia, un buen número de cómo no debe hacerse. Se han realizado campañas de recogida de ropa usada para Bosnia, Albania y otras zonas de los Balcanes que han resultado de gran utilidad. Pero también tenemos ejemplos nefastos de recogida de ropa -incluida la de abrigo- para enviar a países tropicales; o la recepción en escuelas y hospitales africanos de ordenadores totalmente obsoletos y sin ninguna posibilidad de obtener recambios y periféricos para ellos.
     Capítulo aparte merece el ámbito sanitario y farmacéutico. Desde el envío de medicinas caducadas, o bien indicadas para patologías propias del Norte que poco o ninguna incidencia tienen en el Sur (psicofármacos, hipotensores, vasodilatadores cerebrales...) hasta la elección de medicamentos de los que se duda de su verdadera efectividad terapéutica. Un ejemplo particular pero ilustrativo podría ser el de la leche en polvo para bebés. Nadie duda de su utilidad, pero también se puede convertir en un grave problema sanitario -como ya ha ocurrido en ocasiones- cuando esta leche es administrada diluida en agua que no reúne las mínimas condiciones higiénicas, o es suministrada en concentraciones inadecuadas.
     Por otra parte, la recogida de medicamentos siempre ha sido una cuestión problemática. Al inconveniente de que las muestras recogidas son escasas para un tratamiento continuado hay que añadir el que los prospectos a menudo están en un idioma totalmente desconocido para el personal sanitario que recibe el material.
     Sin embargo, no todo es negativo. Se han llevado a cabo en Barcelona campañas como la de Sarajevo, a través de organismos oficiales y de ONG, en las que se fijaron unos puntos de recogida de material selectivo orientado hacia las necesidades más urgentes de la población como jabón, latas de conserva, azúcar, aceite, harina... entregándose pegatinas con explicaciones del contenido en la lengua del país al que iban destinados. Otro ejemplo digno de mención es el que en este momento se está llevando a cabo con la recogida de gafas viejas para un centro oftalmológico de los suburbios de Sâo Paulo (Brasil), en donde impera la marginación y la miseria más absoluta. Un equipo de especialistas de la empresa General Óptica las selecciona y clasifica para, posteriormente, hacerlas llegar a través de una ONG sanitaria. Más tarde, se enviarán profesionales para la formación de personal local con el fin de mejorar las actividades asistenciales. Está en nuestras manos -en las de todos- aprender de los errores del pasado y avanzar hacia el futuro. No está prohibido caer en contradicciones, lo que está vetado es no intentar salir de ellas.
     Que éste no es un mundo justo lo sabemos, aunque a veces lo olvidamos, pero lo que debemos recordar siempre es que existen cientos de millones de personas cuya existencia parece condenada a la pobreza y que ésta se agrava día a día a medida que aumenta el desequilibrio Norte-Sur.
     Son importantes las ayudas puntuales a proyectos en casos de grandes desastres, pero no debemos olvidar la necesidad de seguir colaborando de forma periódica, mediante ayudas o donaciones, a proyectos de desarrollo. Estas aportaciones tendrían que proporcionar los medios que permitan a esos pueblos alcanzar la autosuficiencia y conseguir por sí mismos su propio desarrollo. 

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