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EDITORIAL

INDEX: Un proyecto de todos

Manuel Amezcua
Director de Index de Enfermería, Granada

Index de Enfermería [Index Enferm] 1998; 20-21: 7-8

Cómo citar este documento

     A mediados de los ochenta comienzan a evidenciarse en nuestro país los primeros cambios de una enfermería que había amenazado apenas un quinquenio antes con cambiar el rumbo de su orientación doctrinal. Pongo énfasis en lo de "amenazar" porque la reforma que posibilitó la entrada de la enfermería en la universidad española generó tantas esperanzas como frustraciones en unas enfermeras y enfermeros tan vapuleados por proyectos reformadores, a cual más esotérico, que cuando llegó el momento de la restauración les costó encontrarse con su propio nombre.
     Sin duda es pronto aún para analizar con un mínimo de objetividad las circunstancias históricas que han transformado a la enfermería española en el último tercio de siglo, pero estoy convencido que algunos proyectos científicos como Index habrán de tenerse muy presentes, tanto por la significación de su presencia como por las posibles influencias que hayan tenido en la consolidación del proceso de cambio.
     Index nació en un contexto rural de una provincia andaluza al tiempo que se pretendía iniciar la reforma de la atención primaria. En lo que toca a las enfermeras, aquel momento supuso un reto de tal magnitud que ni los flamantes planes de estudios universitarios ni la tradicional influencia de disciplinas colaterales tuvieron la suficiente capacidad para atender las necesidades de formación de quienes tenían la responsabilidad de implantar un modelo de enfermería que rompía con todo lo conocido hasta entonces. La necesidad de estar al día puso en valor algunas herramientas de comunicación científica hasta entonces raramente utilizadas por la enfermería: cualquier experiencia preliminar que funcionase podía llegar a tener una repercusión enorme si se canalizaba a través de una reunión científica, la carencia de soporte editorial se suplió con un género de literatura gris que de manera muy ágil podía hacer llegar una propuesta interesante a cualquier centro de salud del país, mientras se buscaban con ansias referentes externos (especialmente anglosajones) a través de la literatura científica traducida al español en Hispanoamérica.
     Estas circunstancias explican porqué un modesto boletín de actualización bibliográfica, Index Comentado de Enfermería,  diseñado para atender las necesidades concretas de unas enfermeras del nordeste jiennense, llegó a tener una demanda tan generalizada en el resto del territorio nacional, que dio paso a la creación del Index de Enfermería que hoy conocemos.
     Index nació en lo concreto para dar respuesta a una necesidad sentida, pero en lo general supuso una ruptura, un gesto de inconformismo hacia una situación de dependencia disciplinar que si bien había contribuido a dignificar en parte la profesión paramédica, ahora se convertía en el principal impedimento para que la nueva enfermería progresase. La pretensión inicial de Index fue descubrir las fuentes de la enfermería para ponerlas al servicio de sí misma. La escasa media docena de revistas de enfermería que sirvieron de soporte para aquellos primeros repertorios bibliográficos se vieron dignificadas al tener la consideración de fuentes básicas de la enfermería y difusoras del acervo científico propio.
     La separación de lo propio vs ajeno, de lo esencial vs suplementario, de lo imprescindible vs superfluo, fue, y aún continúa siendo, una necesidad primordial en toda situación de comienzo. La indefinición de los objetivos de la nueva enfermería provocó un cierto caos en el mundo editorial enfermero, en el que predominó la mercadería sobre la racionalidad científica. En los años ochenta se produce en nuestro país una verdadera avalancha de publicaciones exógenas que bajo la etiqueta general de "manuales de enfermería" compiten por ocupar un espacio en las bibliotecas institucionales y privadas de las enfermeras: ediciones anticuadas desempolvadas de fon-dos editoriales olvidados, traducciones de textos enfermeros sin fortuna, versiones reducidas de conocimientos médicos dirigidos a enfermeras oligofrénicas, fraudulentas ediciones de textos médicos obsoletos que encontraron su segunda oportunidad al encuadernarse lujosamente como manuales de enfermería, etc. En medio de esta jungla editorial hubieron de abrirse paso algunos de los textos que han influido decisivamente en el progreso de la enfermería (Campbel, Carpenito, Henderson, Orem, etc), además de otros de sello propio, más recientes, que están realizando adaptaciones a la realidad española de los saberes enfermeros más universales. Otros en cambio han pasado más inadvertidos, como la primera edición al castellano de la obra fundamental de Nightingale o de textos históricos de la enfermería española (Bernardino de Obregón, Andrés Fernández, Simón López, etc).
     La labor de Index en la década de su existencia ha contribuido en parte a poner en orden las cosas al presentar a sus lectores una visión selectiva y crítica de la producción científica enfermera. Las posibilidades de que una enfermera española beba en las fuentes propias ha variado radicalmente en este tiempo como consecuencia de la labor compilatoria de Index. Si se mantiene en nuestros días el relativo aislamiento de la producción enfermera española se debe más a razones culturales (sobre valoración de lo foráneo) que a la accesibilidad de las fuentes.
     En este sentido quienes hacemos Index hemos llegado a tomar una conciencia real de las posibilidades de crecimiento de este proyecto científico, que estimamos aún continua siendo innovador. Sabemos que para progresar es necesario que progrese también la enfermería, que para que sea realmente útil las enfermeras españolas tendrán que vencer algunos de los complejos tradicionales que identifican a nuestra profesión, tanto de inferioridad (profesión de escasas posibilidades científicas) como de superioridad (ejercicio sagrado por encima de los interrogantes de la ciencia).  
     El ejercicio intelectual de hacer que Index vea la luz en cada número supone a su vez un reto permanente, tanto para nuestra conciencia profesional como para nuestra paciencia particular. Sabemos que Index es más apetecido por jóvenes investigadores, ávidos de conocimientos, que por profesionales consagrados que se liberaron hace ya mucho tiempo de la necesidad de aprender de otros. Sabemos que somos mejor recibidos en las escuelas de enfermería y en las sociedades y asociaciones científicas que en bibliotecas institucionales o corporativas, aunque esta circunstancia va cambiando de manera esperanzadora.
     Contamos con la experiencia de una década que nos ha enseñado a sobrevivir por nuestros propios medios, lo cual ha significado un esfuerzo fuera de lo común, pero tiene en cambio como compensación el sentirnos libres de toda adherencia. A estas alturas estamos en condiciones de agradecer más los apoyos morales recibidos que las ayudas efectivas depositadas en las arcas de Index. Nos hemos acostumbrado a movernos con unos presupuestos tan ajustados que siempre hemos concebido el nacimiento de un nuevo número como un pequeño milagro. Y todo ello teniendo que vencer las tentaciones de esos nuevos diablos representados por las potentes entidades que quisieron comprar el alma de Index a cambio de unir nuestro destino al suyo.
     A pesar de todo no perdemos la esperanza de que las instituciones públicas, las agencias de investigación, las organizaciones enfermeras, miren a Index con la suficiente confianza como para apoyarle económicamente, que es una de las mejores formas de garantizar la supervivencia de las cosas. Mientras tanto continuaremos confiando en quienes realmente han hecho que Index pueda cumplir sus diez años de existencia: sus suscriptores, los profesionales que acuden a nuestra llamada en los cursos y reuniones científicas que promovemos, las sociedades científicas e instituciones que mantienen convenios de colaboración, pero sobre todo el gran número de colaboradores que de manera altruista hacen cotidianamente que Index sea una realidad.
     Hoy podemos considerar Index un proyecto consolidado y cargado de retos para el futuro. Su función inicial se mantiene intacta pero se ha enriquecido con nuevas orientaciones. Se ha ganado mucho en cuanto a la universalización del producto científico enfermero, que hoy se enriquece con las aportaciones de otras realidades que tienen en común el idioma, de tal forma que a partir de ahora Index ya no será un banco de datos de la enfermería española sino de la enfermería en español. La inclusión de la dase de datos en Internet favorecerá que nuestra producción pueda ser consumida por investigadores de todo el mundo, con lo que cabe esperar una mayor presencia de los avances descritos en español en el panorama científico internacional. La utilización de indi-cadores bibliométricos aplicados a la producción enfermera está permitiendo medir de manera continuada  el comportamiento y la influencia de nuestro producto científico, de paso que orienta a los investigadores sobre los medios más adecuados para sus aportaciones.
     Quienes hemos vivido desde cerca la evolución de Index hemos tenido la oportunidad de ejercer de observadores privilegiados de los profundos cambios que se han experimentado y aún se producen en la enfermería española. El propio proyecto Index se comporta en parte como un registro notarial que estamos seguros habrán de utilizar los historiadores de la enfermería en un futuro nada lejano. Pero lo que cuenta es el presente: en un proyecto colaboracionista como Index cabe todo el mundo, quienes lo hacen y quienes lo utilizan, que muchas veces son los mismos. Lanzamos nuestra invitación a todos los enfermeros y enfermeras de buena voluntad que crean en las posibilidades de la enfermería a que hagan útiles sus aspiraciones vinculándose a este proyecto, que es ya un proyecto de todos. 

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