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EVIDENTIA: ISSN 1697-638X 2016 n53 ev5300

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Pesario vaginal en el prolapso uterino e incontinencia urinaria*

Miriam Abdel Karim Ruiz,1 Jésica Gallego Molina,2 Marta Gavilán Díaz3
(1) Hospital Comarcal Costa del Sol, Marbella (Málaga), España. (2) Urgencias, Hospital Materno Infantil, Málaga, España. (3) Urgencias de Maternidad, Hospital Quirón, Málaga, España

Manuscrito recibido el 12.12.2014
Manuscrito aceptado el
2.7.2015

Evidentia 2016 ene-mar; 13(53)
*Texto presentado como comunicación digital en EBE 2013 "Cuidados y Tecnología, una relación necesaria" I Congreso Internacional Virtual - IX Reunión Internacional de Enfermería Basada en la Evidencia, que tuvo lugar los días 21-22 de noviembre de 2013 en Granada (España)

 

 

 

Cómo citar este documento

Abdel Karim Ruiz, Miriam; Gallego Molina, Jésica; Gavilán Díaz, Marta. Pesario vaginal en el prolapso uterino e incontinencia urinaria. Evidentia. 2016 ene-mar; 13(53). Disponible en: <https://www.index-f.com/evidentia/n53/ev5300.php> Consultado el

 

 

 

Sr Director. Un pesario es un dispositivo mecánico, usado en la vagina para ayudar a sostener el órgano u órganos que sufren un prolapso. La palabra viene del griego que significa ' pessos ' una piedra ovalada utilizada en un juego de damas. En Arabia y Turquía estas piedras ovales se insertaban en los úteros de los camellos para prevenir la caída del útero en los viajes largos del desierto.

El prolapso de órganos pélvicos (POP) y su tratamiento han tenido un curso variable a través de la historia. Se remonta a la época de los faraones, unos 1500 años antes de Cristo.

En la Antigua Grecia, Hipócrates practicó sucusión, repetía varias veces poner a la mujer al revés, para que el útero volviese a su lugar por gravedad.1-6

El prolapso genital (rotura o debilidad del suelo pélvico), incontinencia urinaria y fecal, afecta a mujeres de todas las edades, orígenes sociales y culturales. Los factores de riesgo que influyen son el embarazo, el parto (lesión por estiramiento del nervio pudendo causa denervación de los músculos), las anomalías del tejido conectivo adquiridas o congénitas, la denervación o la debilidad del piso pélvico, la edad avanzada, la histerectomía, la menopausia, el tabaco, el sobrepeso y la presión intraabdominal.7-9

Dependiendo de la zona afectada y grado de severidad del prolapso, se utilizará un tipo de pesario u otro, el cual se puede asociar con un rectocele (prolapso de recto en vagina), cistocele o uretrocele (prolapso en vagina de uretra o vejiga o ambos), o el enterocele (descenso del útero). La sintomatología también será diferente, pesadez pelviana, sensación de arrastre en la vagina, protuberancia/nódulo o proyección que desciende de la vagina, y lumbalgia; resultando incontinencia urinaria y disfunción de la micción, incontinencia fecal o disfunción sexual. Por lo general, todos estos síntomas empeoran con el esfuerzo y el reposo.10,11

Las opciones de tratamiento para los pacientes con prolapso e incontinencia urinaria puede ser no quirúrgico como, modificar el estilo de vida, la rehabilitación muscular del suelo pélvico (Kegel, hipopresivos), el entrenamiento de la vejiga, los fármacos (como estrógenos, alfa-adrenérgicos), la estimulación eléctrica, la higiene, el uso de los dispositivos extra-uretrales, los dispositivos oclusivos obstructiva intra-uretrales (tapones y prótesis), los intravaginales (conos vaginales) y los pesarios. La tasa de éxito es entre el 40-70%, En cuanto al quirúrgico puede ser, la cirugía mínimamente invasiva (slingoplasty intravaginal, fijación sacroespinoso y cintas de mediados de la uretra), la cirugía especializada radical (abierta o laparoscópica sacrocolpopexia).4,7,12-19

Teniendo en cuenta que el tratamiento quirúrgico está asociado a altas tasas de recurrencia, el pesario sería una alternativa favorable. Se dispone de una gran variedad de ellos en cuanto a formas y tamaños, pueden ser de silicona flexible, no invasivos, eficaces y de bajo coste. Se insertan en la vagina, sujetando los órganos afectados, evitando o retrasando la necesidad de tratamiento quirúrgico.3,4

Para determinar cuál es el tipo y tamaño correcto de pesario a recomendar a la paciente, se realiza un examen bimanual, introduciendo dos dedos en la vagina y separándolos para medir el tamaño del fondo de saco. La separación debe ser básicamente el mismo que el diámetro de pesario escogido. Se tendrán que probar para seleccionar el definitivo, porque puede desplazarse, cambiar de posición o caerse si no es realmente el adecuado para la paciente y además no todos son compatibles con la actividad sexual. Con un entrenamiento adecuado, la mayoría de las pacientes pueden adaptarse con éxito y aprender a manejarlo para aliviar los síntomas a corto o a largo plazo.3,13,17,20

Para que estos tratamientos tengan éxito, es muy importante, la motivación y la paciencia del paciente, así como un buen equipo de profesionales especializados.4,13

El porcentaje de mujeres que no buscan tratamiento, y viven condicionadas con estos problemas son bastantes, piensan que se debe al envejecimiento y no lo comunican por incomodidad, pudor o vergüenza y la falsa creencia de que la problemática es "normal".14,21

Para concluir, en los próximos años el número de mujeres de edad avanzada con trastornos del suelo pélvico se duplicará, por lo que será necesario terapias conservadoras, no invasivas con un riesgo mínimo, que proporcionen un alivio inmediato de los síntomas, y sean rentables en comparación con la cirugía. Las mujeres tienen que estar muy motivadas y necesitan de un apoyo continuo.
 

Bibliografía

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