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EVIDENTIA: ISSN 1697-638X

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Participación de los familiares en el cuidado del paciente crítico: ¿para cuándo el cambio?

Rosario Cumplido Corbacho,1 Cesárea Molina Venegas,2 Encarnación Vargas Cuadrado3
(1) Diplomada en Enfermería. Licenciada en Antropología. Enfermera asistencial. Unidad de Cuidados Intensivos. HH.UU. Virgen del Rocío, Sevilla, España. (2) Diplomada en Enfermería. Enfermera asistencial. Unidad de Cuidados Intensivos. HH.UU. Virgen del Rocío, Sevilla, España. (3) Auxiliar de Enfermería. Unidad de Cuidados Intensivos. HH.UU. Virgen del Rocío, Sevilla, España

Manuscrito aceptado el 7.3.2009

Evidentia 2009 abr-jun; 6(26)

 

 

 

Cómo citar este documento

Cumplido Corbacho, Rosario; Molina Venegas, Cesárea; Vargas Cuadrado, Encarnación. Participación de los familiares en el cuidado del paciente crítico: ¿para cuándo el cambio? Evidentia. 2009 abr-jun; 6(26). Disponible en: <www.index-f.com/evidentia/n26/ev6932.php> Consultado el

 

 

 

Sr. Director: Existe una cantidad ingente de literatura científica que narra los beneficios de una política de visitas abierta en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCIs), tanto para los pacientes como para su familia, e incluso para los profesionales sanitarios. Estos beneficios incluyen la disminución de la ansiedad y los niveles de estrés, la aceleración en el proceso de recuperación, la disminución de las complicaciones cardiocirculatorias, o el aumento de la satisfacción de todos los actores implicados, posiblemente todo ello como consecuencia de la percepción de los familiares de poseer una información más completa y real de la situación de de su ser querido.1 Si a esta política de visitas abierta le añadimos la participación de la familia en los cuidados básicos, los beneficios se multiplican.2

Sin embargo, las visitas en la mayoría de las UCIs del sistema sanitario público español están sujetas a una restricción importante en cuanto a horarios y número de familiares que pueden acompañar al paciente.3 Desde hace años, los sanitarios nos planteamos esta cuestión y se realizan estudios para fundamentar el cambio pero, ¿dónde quedan los cambios reales? En la práctica, las unidades siguen estando cerradas, los sanitarios, especialmente los facultativos, controlando la información y los pacientes, aislados de su entorno y, en no pocas ocasiones, reducidos al estatus de objeto.4

¿Qué razones hay, pues, para no instaurar los cambios que tanto humanizarían los cuidados del paciente crítico y, por añadidura, de su familia? Miremos esta cuestión desde la perspectiva enfermera, por dos razones: primero, porque es la de las autoras de esta carta y, segundo, porque somos quienes más tiempo pasamos con la familia y tenemos, por tanto, la llave de la relación.

En la bibliografía revisada, las enfermeras refieren que la relación con el personal médico es de subordinación y no de cooperación. La falta de trabajo en equipo, muchas veces ligada a una desinformación acerca de lo que el facultativo ha hablado con la familia, nos cohíbe a la hora de relacionarnos con ella. Los médicos acaparan el control de la información para ellos y enfermería se acomoda a la situación y no le disputa esa hegemonía.4 La teoría enfermera concibe al paciente como un ser integral al que hay que atender teniendo en cuenta todo su entorno; no podemos permitirnos perder esta esencia por seguir un modelo biomédico que no es propio de nuestra disciplina.

Otra de las causas que las enfermeras perciben como una dificultad para permitir la participación de los familiares en el cuidado del paciente crítico tiene que ver con las barreras arquitectónicas de las unidades, ya que los espacios suelen ser reducidos, el aparataje voluminoso y complejo, y los boxes carentes de intimidad.5 Nuestros gestores elaboran programas y marcos de actuación que promueven la atención integral y la defensa de los derechos del paciente, pero no dotan las unidades con los medios necesarios para que esto pueda darse.

Por último, y no por ello menos importante, el propio personal de enfermería se muestra reacio al trato con los familiares. Nos justificamos de muchas maneras, por ejemplo, con una supuesta defensa de los mismos pacientes para evitarles infecciones, falta de descanso, etc. ¿Es que no leemos la evidencia científica? Porque ésta, como ya referíamos al inicio de esta reflexión, nos dice justo lo contrario. Y además de no ser perjudicial, la participación de la familia en el cuidado es en sí misma un proceso de educación sanitaria que les prepara para asumir los cuidados al alta.1,2

Otra causa es el supuesto incremento de la carga tanto física como psíquica de los profesionales, así como la interferencia que las visitas producen en los cuidados de enfermería, lo cual supone un estrés añadido en el personal sanitario. Sin embargo, las escasas experiencias de participación de la familia en el cuidado que existen, muestran que el personal se siente más satisfecho profesionalmente y se encuentra mejor preparado para interrelacionarse con la familia que cuando el régimen de visitas es cerrado.2 Y si no es así, ¿no deberíamos formarnos en este aspecto y adquirir habilidades emocionales y de comunicación? Los cuidados psicoemocionales de paciente y familia no son menos importantes que los aspectos fisiológicos de la enfermedad.

Se plantea, por tanto, la necesidad de un proceso reflexivo en el seno de la profesión enfermera que nos lleve a introducir cambios en nuestra práctica cotidiana, cambios duraderos que acaben de una vez por todas con el aislamiento que sufren nuestros pacientes y su familia.
 

Bibliografía

1. Fumagalli S, Boncinelli L, Lo Nostro A, Valoti P, Baldereschi G, Di Bari M, et al. Reduced cardiocirculatory complications with unrestrictive visiting policy in an intensive care unit: results from a pilot, randomized trial. Circulation. 2006; 113(7):946-52.
2. Rodríguez MC, Rodríguez F, Roncero A, Morgado MI, Bannik JT, Flores L, et al. Implicación familiar en los cuidados del paciente crítico. Enferm Intensiva. 2003; 14(3):96-108.
3. Velasco JM, Prieto JF, Castillo J, Merino N, Perea-Milla E. Organización de las visitas de familiares en las unidades de cuidados intensivos en España. Enferm Intensiva. 2005; 16(2):73-83.
4. Zaforteza C, Gastaldo D, Sánchez-Cuenca P, De Pedro JE, Lastra P. Relación entre enfermeras de Unidades de Cuidados Intensivos y familiares: indicios para el cambio. NURE Inv [en línea]. 2004; 1(3). Disponible en: https://www.nureinvestigacion.es/FICHEROS_ADMINISTRADOR/ORIGINAL/Original3.pdf [Consultado el 5 de abril de 2008].
5. Velasco JM. Visitas de familiares en UCI: a ambos lados de la puerta. Evidentia [en línea] 2007; 4(13). Disponible en: /evidentia/n13/293articulo.php [Consultado el 24 de abril de 2008].

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