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		CARTAS AL DIRECTOR
		Atención al viajero internacional Ángel M. Marmolejo Torrejón Enfermero. Hospital Universitario "Puerta del Mar", Cádiz, España Manuscrito aceptado el 9.12.2008 Evidentia 2008 nov-dic; 5(24)
Cómo citar este documento
Marmolejo Torrejón, Angel M. Atención al viajero internacional. Evidentia. 2008 nov-dic; 5(24). Disponible en: <www.index-f.com/evidentia/n24/ev6865.php> Consultado el

Sr. Director. En la actualidad se observa un aumento del número de personas que efectúan viajes internacionales. Se caracterizan por ser de naturaleza profesional, social, de ocio o humanitaria. Los viajeros en función del país de destino se exponen a una variedad de riesgos sanitarios. Muchos de esos riesgos pueden minimizarse o evitarse adoptando las precauciones adecuadas antes, durante y después del viaje.¹

Existen numerosas publicaciones que abordan la actuación sanitaria sobre la persona que desea viajar al extranjero y específicamente a países donde es recomendable una vacunación preventiva y profiláctica, o incluso son obligatorias determinadas inmunizaciones. Se cuenta con literatura valiosísima y detallada sobre cada enfermedad y su prevención, de sus vacunas y su composición, efectividad, administración, efectos y contraindicaciones. Hoy en día es posible incluso tener una información actualizada de la situación epidemiológica de un país.

Con estas premisas la persona se encuentra con el contenido suficiente para viajar de forma segura, pero, ¿es adecuada la estructura para la puesta en marcha de dicha actuación preventiva?

Los puntos de partida de la persona pueden ser los centros de salud o los centros especializados (servicios de sanidad exterior principalmente dependientes del Ministerio de Sanidad y Consumo, y también han de mencionarse determinados hospitales que tienen unidades de atención al viajero o servicios específicos de medicina preventiva). Si el destino es desconocido, o conocido por riesgos para la salud de la persona, ésta se dirigirá desde los centros de atención primaria o por iniciativa propia o de las agencias de viaje a los centros especializados que son a su vez centros de vacunación internacional (CVI), llamados así por ser los únicos espacios autorizados para administrar la vacuna contra la fiebre amarilla.

Hay 8 provincias españolas que carecen de algún servicio especializado (Cáceres, Albacete, Toledo, Guadalajara, Cuenca, Ciudad Real, Córdoba y Jaén)² y el viajero de estas poblaciones se vería obligado a desplazarse a provincias colindantes.

En el CVI se hace un estudio personalizado del viaje que se pretende realizar con las consiguientes recomendaciones en función de los riesgos sanitarios. Entre éstas destacan el cómo preparar un botiquín, la posibilidad de contratar seguros de viaje, consejos para viajes en avión, información ante riesgos medioambientales como altitud, calor y humedad, radiación ultravioleta, aguas recreativas, animales e insectos, y precauciones ante riesgos sanitarios de origen alimentario y agua. Además, se recomendarán vacunas de uso rutinario o de uso selectivo y profilaxis antipalúdica.

Si es necesaria por obligación para viajar al país de destino la vacunación antiamarílica, ésta será administrada a la persona en estos centros, recibiendo su correspondiente certificado de vacunación internacional. Del mismo modo si se precisa la vacunación antimeningocócica A+C+Y+W135.³

Pero no siempre los CVI realizan las inmunizaciones recomendadas, no obligatorias.

Como consecuencia, el viajero acude o vuelve a acudir al centro de salud donde realiza una consulta con el fin de obtener información de cómo y cuándo vacunarse y si ha de retirar las recetas médicas para determinadas vacunas con lo que deberá ir a la oficina de farmacia para volver de nuevo a la consulta de enfermería para su administración.

Si es pertinente seguir una profilaxis contra la malaria, según el antipalúdico recomendado, éste se obtendrá directamente en la oficina de farmacia, o será prescrito mediante receta médica, o bien, deberá dirigirse a los servicios de farmacia (medicamentos extranjeros) de la preceptiva delegación de los servicios de salud.⁴

A grandes rasgos esto resume el entramado por el que una persona puede discurrir antes de realizar el viaje.

Recordar que para ciertas inmunizaciones no sistemáticas no es aconsejable la administración simultánea de dosis de diferentes antígenos, el uso de antibióticos o la coincidencia con determinados profilácticos antipalúdicos, mencionar los intervalos entre la vacuna anticolérica CVD103HgR y la vacuna antitifoidea oral, antibióticos o antimaláricos,³ y los intervalos entre la vacuna antitifoidea oral con los antibióticos y los antipalúdicos mefloquina, cloroquina y pirimetamina/sulfadoxina.⁵

En todo este proceso y ciñéndonos al trabajo del profesional de enfermería del sistema sanitario público, éste debe ser capaz de establecer diagnósticos, entre otros, conocimientos deficientes relativos a las recomendaciones dadas, un manejo inefectivo del régimen terapéutico que le haya sido indicado, o determinar conductas generadoras de salud haciéndose precisa una intervención por su parte. Asimismo es posible que en consulta la propia persona exprese una necesidad educativa. Una demanda no resuelta de manera satisfactoria en el centro de salud encaminaría de nuevo a la persona a los servicios especializados, por otra parte frecuentemente saturados en los períodos prevacacionales y vacacionales.

Por tanto, se observa la actuación de diferentes entidades de carácter sanitario lejos de aglutinar todas las intervenciones en un acto único.

Dada la peculiaridad de estos riesgos, se ve conveniente dotar al sistema sanitario público de un proceso asistencial para el viajero internacional, con participación de la atención primaria y especializada, en el que se preste una atención integral y multidisciplinar, en contacto con los servicios especializados de sanidad exterior y donde el ciudadano, como eje fundamental del sistema, goce de seguridad y satisfaga su demanda, y así evitar frustrar sus expectativas ante un viaje, o incluso el abandono o soslayo del número de recomendaciones ante los vaivenes entre las entidades aludidas.

No olvidar que los efectos de la materialización de los riesgos sanitarios ante un viaje internacional, además de afectar directamente a la salud de la persona, podrían llegar a tener consecuencias para el resto de la sociedad una vez finalizado el viaje, siendo soportadas ambas situaciones por el sistema sanitario si fuese necesario. Notar a modo de ejemplo los 400 casos de paludismo contabilizados en las estadísticas de enfermedades de declaración obligatoria durante el año 2006,⁶ y el riesgo de importar el síndrome respiratorio agudo severo o la variante humana de la gripe aviar, que ocasionarían graves problemas de sanidad interior.

Bibliografía

1. Ministerio de Sanidad y Consumo. Vacunaciones internacionales y salud. Situación a 1 de enero de 2005. Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo; 2005.
2. Ministerio de Sanidad y Consumo [Internet]. Centros de vacunación internacional. Disponible en: <https://www.msc.es/profesionales/saludPublica/sanidadExterior/salud/centrosvacu.htm> [Acceso 9 de diciembre de 2008].
3. Salleras L. Vacunaciones preventivas. Principios y aplicaciones. 2ª edición. Barcelona: Masson; 2003. p.915-918, p.497.
4. Colegio Oficial de Farmacéuticos de Pontevedra [Internet]. BIM-Farma. Boletín informativo del medicamento Viajes internacionales: vacunación y profilaxis antipalúdica. 2004; 49: 12-14. Disponible en: <https://www.cofpontevedra.org/Bim-Farma/049.pdf> [Acceso 9 de diciembre de 2008].
5. Direcció General de Salut Pública [Internet]. Ficha técnica Vivotif Berna. Disponible en: <https://www.sp.san.gva.es/rvn/fichas.htm> [Acceso 9 de diciembre de 2008].
6. Instituto de Salud Carlos III [Internet]. Situación de las Enfermedades de Declaración Obligatoria. España. 2006. Disponible en: <https://www.isciii.es/htdocs/centros/epidemiologia/EDO_series_temporales/EDO2006.pdf> [Acceso 9 de diciembre de 2008].