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Evidentia 2006 nov-dic; 3(12)

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Editorial
Información para el paciente

 

El paciente inteligente. El usuario responsable


Alberto Gálvez Toro1.
1Director de Evidentia. Fundación Index, España
 

Cómo citar este documento: Gálvez Toro A. El paciente inteligente. El usuario responsable. Evidentia 2006 nov-dic; 3(12). En: https://www.index-f.com/evidentia/n12/279articulo.php [ISSN: 1697-638X]. Consultado el


    Hace tiempo que mantengo una posición de humilde ignorancia ante mis pacientes. He descubierto que la mayor parte de las veces tengo poco que ofrecerles. A veces me siento igual que un vendedor. Digo vender salud, pero no es cierto, lo que vendo es un conjunto de remedios sobre los que ignoramos más de lo que sabemos.

    Estas tres frases sentencian una realidad. Podrían pertenecer a un clínico que ha realizado un profundo examen de conciencia y reconoce que la práctica clínica es conocimiento científico aplicado, NO CIENCIA. Pero como esto no suele ser así dado que el clínico tiende a posicionarse asimétricamente respecto al paciente o al usuario sano que tiene un problema de salud puntual y requiere cuidados médicos, tenemos la obligación, desde este centro de sinceridades que es Evidencia, de enseñar y divulgar algunas observaciones de utilidad para nuestros pacientes y usuarios. Pero no quiero olvidar que, con demasiada frecuencia, el paciente busca precisamente eso, un profesional asimétrico que le proporcione la certeza y la seguridad de la que carece él mismo.

    Hemos caído en la medicalización de la vida de las personas1. El culto de la salud ha conducido al consumo de sustancias, medicamentos, alicamentos, alimentos funcionales, infusiones, hierbas de todo tipo, hormonas y suplementos, que nos aseguran una utópica vida mejor. Cualquier síntoma es un problema de salud o una posible enfermedad. La sociedad del RIESGO nos ha transformado a todos en potenciales enfermos que necesitamos atención médica permanente. Chequeos de salud con la empresa, cribados de diagnóstico precoz, programas de vacunaciones, etc. Es imposible no ser objeto de la medicina, de sus programas o de sus tecnologías. Y es seguro, cierto, que es imposible que alguien pueda salir indemne de una visita a la consulta: nadie carece de riesgos y nadie está sano al completo, pues siempre vemos alguna pequeña desviación -un valor analítico que no está en el rango de la normalidad establecida, una pequeña molestia o unos antecedentes familiares de riesgo-. Las pruebas a las que nos sometemos siempre nos dejan en evidencia. Hay tantas y tan variadas, que sería un milagro estar dentro de la normalidad2. La medicina no es una ciencia especializada en la salud o su mantenimiento, sino en la enfermedad y en su control social. La máxima de que sana es aquella persona que nunca ha visitado al médico es, en nuestro tiempo, una verdad esencial. La visita a lo médico siempre nos va a proporcionar tres cosas: unas pruebas, un diagnóstico y un tratamiento.

    La medicalización, apoyada en la cultura del RIESGO y la PREVENCIÓN, en la confusión esencial entre MEDICINA y SALUD, ha sido utilizada por los grandes beneficiarios de la asociación y confusión: la industria farmacéutica. Hay muchos más beneficiados y otros tantos que no siéndolo, son responsables del proceso. El interesante trabajo de Márquez y Meneu3 se señala a los siguientes protagonistas de la medicalización: los profesionales y las instituciones, las empresas medico-farmacéuticas, los medios de comunicación, la población, y la administración y los gestores de servicios sanitarios.

    Sabemos que se inventan enfermedades, que se crean tratamientos para enfermedades que no los requieren, que hay tratamientos poco efectivos que se utilizan sistemáticamente, que hay procesos naturales que se convierten en enfermedades1-6 -sea en caso de la menopausia, la osteoporosis o la infertilidad-, que la mortalidad por consumo de medicamentos es una de las principales causas de muerte en los países desarrollados6-8, y que, en definitiva, se crea un negocio en el que se obtienen pingües beneficios1-6. Si Hipócrates levantara la cabeza de su tumba se asombraría. Ivan Illich también se sorprendería de su acertada predicción sociológica realizada hace varias décadas en Némesis Médica1. Los ensayos de Jörk Blech2, Langbin y Ehgartner4 y Gálvez5, muestran lo avanzada de la medicalización de nuestro tiempo. Los títulos de estos trabajos son elocuentes: "Los inventores de enfermedades", "Contra Hipócrates" y "La medicina bajo sospecha".

    No es tiempo de lamentos. Conocemos la situación, el diagnóstico social está claro. Los responsables están identificados. Las víctimas también. Lo importante es iniciar un proceso que modifique lo que ocurre. Desde instancias profesionales se está haciendo algo. Las administraciones y los gestores de servicios sanitarios públicos aportan algunas soluciones. Pero el interés de este editorial no está en ellos, sino en el actor principal de la medicalización, el sujeto, la persona. Por supuesto, no se quiere llegar a todas las personas, sólo a unas cuantas, a aquellas que deseen tomar conciencia. Y a éstas, les vamos a dar algunos instrumentos muy sencillos. El primer grupo de "recursos para evitar la medicalización de mi vida", lo resumimos en la tabla 1. Es un conjunto de preguntas tomadas de Jörg Blech2 y atribuidas al Doctor Peter Sawicki. Con ellas podremos examinar al clínico y tener a nuestra disposición una información privilegiada, suficiente para tomar, como usuario, una decisión voluntaria e informada sobre diagnóstico, pronóstico y terapéutica.

    El segundo grupo de "recursos para evitar la medicalización de mi vida" lo forman un conjunto de preguntas y aclaraciones. Es el siguiente:

        - Los clínicos tienden a llamar las cosas de una forma ininteligible. El paciente debe saber de qué habla el clínico y si lo que dice tiene alguna repercusión. Por ejemplo: la mujer que consulta por unas molestias relacionadas con la menstruación tiene una dismenorrea, que es primaria o esencial si se desconoce la causa. Así, una mujer que consulta por dolor de regla se lleva a casa el diagnóstico de dismenorrea. En realidad tiene lo mismo que tenía, pero con un nombre más rimbombante. Seguirá sin saber la causa y ésta puede no llegar a conocerse nunca, pero ya tenemos un diagnóstico. Algo parecido ocurre con el dolor de espalda -que el clínico llamará lumbalgia, lumbociática, etc.- y recibirá el mismo tratamiento que la dismenorrea: analgésicos y antiinflamatorios.

        -El paciente debe de aprender a confiar del profesional que le considera sano y que es capaz de explicar en términos de normalidad lo que le ocurre, los síntomas.

        -Un síntoma no es más que un síntoma, por más rara que sea la denominación que le dé el profesional. Un síntoma no es una enfermedad. La mayor parte de los síntomas son manifestaciones propias de la salud, de los cambios normales del desarrollo humano, de su crecimiento, de su envejecimiento o de procesos banales que se resuelven espontáneamente. La ausencia de "síntomas" es una enfermedad, pues indicaría que la persona no está viva.

        -Para la mayor parte de los síntomas no tenemos más diagnóstico que la rara denominación de la jerga profesional que se le da a las palabras con las que el paciente llama a su síntoma. Posiblemente no exista tratamiento causal, a lo sumo sintomático. El clínico propondrá un tratamiento para el síntoma, pero no para su causa, sea conocida o probable.

        -Hay grandes profesionales entre los clínicos. La relación clínico-usuario debe ser fluida y estar basada en la confianza mutua.

        -El usuario, el paciente, tiene la obligación de ser garante de su enfermedad, molestia o padecimiento. Si no participa consciente y voluntariamente, los demás poco pueden hacer por él. El primer y último beneficiado o perjudicado directo es el paciente. Hay la tendencia de delegar toda la responsabilidad al clínico.

        -Ante cualquier diagnóstico y tratamiento el paciente debe, siempre, preguntar lo siguiente:

      +Sobre lo que me pasa: ¿Es realmente una enfermedad lo que tengo? Si lo es o no lo es: ¿Qué repercusiones presentes o futuras puede tener?

      +Sobre el tratamiento: ¿Requiere tratamiento? El tratamiento: ¿Qué beneficios aporta? ¿Qué problemas tiene asociados? ¿Qué ocurriría si no utilizo el tratamiento? ¿Hay tratamientos no farmacológicos para el problema?

      +Sobre la eficacia y/o efectividad del tratamiento: ¿Cuántos pacientes con mi problema sería necesario tratar para obtener un beneficio en la resolución de mi problema? ¿Cuantos pacientes con mi problema sería necesario tratar para obtener un perjuicio grave -como muerte o reacciones adversas-?

Tabla 1. Recursos para evitar la medicalización de mi vida.

1º ¿Existe nombre para mi enfermedad?

2º ¿Existen pautas internacionales para la descripción del diagnóstico y tratamiento de dicha enfermedad? ¿Dónde puedo consultarlas?

3º ¿Existe una prueba que permita identificar bien mi enfermedad?

4º ¿En cuántas personas sanas esta prueba indica resultado positivo (patológico)? (¿Cuál es la proporción e resultados positivos falsos -falsos positivos-?)

5º ¿En cuántas personas en las que esta prueba indica un resultado patológico (positivo), al realizar una repetición de la prueba, se da un resultado normal?

6º ¿En cuantas de las personas afectadas por la enfermedad esta prueba indica un resultado negativo (normal)? (¿Cuál es la proporción de resultados negativos falsos?)

7º ¿Qué repercusiones (complicaciones) tendrá esta enfermedad en uno, dos o diez años para mí? (¿En cuántas de entre cien personas que están como yo se dan estas repercusiones en uno, dos o diez años?)

8º ¿En cuántas de entre cien personas que no tienen esta enfermedad aparecen estas repercusiones en uno, dos o diez años?

9º ¿Existe un tratamiento eficaz para esta enfermedad?

10º¿En cuántas de cada cien personas que están como yo aparecen estas complicaciones de la enfermedad después de uno, dos o diez años al realizarse este tratamiento?

11º ¿En cuántas de entre cien personas que están como yo aparecen estas complicaciones tras uno, dos o diez años sin realizar este tratamiento?

12º ¿En cuántas de entre cien personas que están como yo aparecen complicaciones con este tratamiento que, de no hacerse, no hubieran aparecido?

 

Fuente: Doctor Peter Sawicki, catedrático en medicina del DIeM. Instituto de Medicina Basada en la Evidencia, Colonia. Tomado de Jörg Blech2

    La denominada práctica basada en evidencias está ayudándonos en este camino. Los pacientes conocen las evidencias disponibles aunque a veces no saben utilizarlas. Los clínicos, cada vez más, manejan las fuentes de evidencias para tomar decisiones. Estas fuentes nos ayudan a todos a ser más francos y honestos: descubrimos que sabemos muy poco y que, sobre lo que sabemos, hay demasiadas lagunas. Y el clínico descubre un nuevo paradigma: "esto es lo que sabemos -como ve muy poco, diría el clínico dirigiéndose al paciente-, así es que con lo que le he mostrado debe tomar una decisión". Y el paciente se convierte en el actor y director de su salud y de sus padecimientos: "esta es mi decisión y espero contar con su consejo y apoyo en todo momento que lo necesite".

Bibliografía

1.Illich Ivan.Némesis médica. La expropiación de la salud. Barral Editores: Barcelona, 1975

2.Blech J. Los inventores de enfermedades. Cómo nos convierten en pacientes. Ediciones Destino: Barcelona, 2005 (ed. original 2003).

3.Márquez S., Meneu R.(2003). La medicalización de la vida y sus protagonistas. En Revista GCS. Verano; 5(2):47. Disponible en https://www.iiss.es/gcs/gestion16.pdf

4.Langbein K, Ehgartner. Contra Hipócrates. El cártel médico. Los siete pecados capitales de la industria de la salud. Volter: Barcelona, 2004 (ed. ogirinal 2002).

5.Gálvez Toro, A. La medicina bajo sospecha. Fundación Index: Granada, 2004.

6.Redacción Evidentia. Errores médicos a debate. Evidentia 2004 sept-dic;1(3). En: https://www.index-f.com/evidentia/n3/75articulo.php [ISSN: 1697-638X].

7.Consumer.es Diario del Consumidor. Según la Agencia Española del Medicamento, los errores en la medicación causan 300.000 hospitalizaciones en España. La Sociedad Española de Reumatología asegura que el metotrexato es un fármaco seguro en dosis adecuadas. https://www.consumer.es/web/es/noticias/salud_y_seguridad/2004/08/07/107078.php

8.Redacción Evidentia. Lo que los pacientes deben saber de los servicios de salud: sobre enfermar o morir. Evidentia 2005 mayo-agosto; 2(5). En: https://www.index-f.com/evidentia/n5/116articulo.php [ISSN: 1697-638X].

 

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- Martínez Ques, Ángel Alfredo. Enfermería basada en la Evidencia: un activismo plausible para hacer frente a la ignorancia. Evidentia 2005 mayo-agosto; 2(5). En: /evidentia/n5/122articulo.php [ISSN: 1697-638X]. [Enlace]

- Gálvez Toro, Alberto. Reducción de la mortalidad en hospitales que prestan cuidados de enfermería de calidad. El Hospital Magnético [Aiken LH, Smith H & y Lke, ET. Lower Medicare Mortality Among a Set hospitals Known for Good Nursing Care. Medical Care, 1994; 32(8):771-787]. Index Enferm (Gran) 2003; 43:80-82.[Enlace]

- Marqués Andrés, Susana; Villaverde Estébanez, Marisa. La relajación grupal es una terapia eficaz para el tratamiento de la ansiedad generalizada en mujeres [Tello Bernabé, M Eugenia, Téllez Arévalo, A, Ruiz Serrano, A, Frutos Martín, MA de y Elcano Alfaro, R.: Técnicas grupales y relajación en el tratamiento de algunos subtipos de ansiedad: un estudio de intervención controlado no aleatorio. Aten Primaria. 1997 feb; 19(2):67-71.]. Evidentia. 2006 nov-dic. Año 3(12). Revisión crítica de un estudio. [Enlace]

- Díaz Agea, José Luis. Morir en un hospital. Reflexiones y comentarios a la obra de philippe ariés. Cul Cuid. 2006 1er Semestre. X(19):10-15. Revisión, artículo. [Enlace]

- Oliver Reche, Mª Isabel. Etnografía de los cuidados materno-infantiles: creencias, valores y prácticas tradicionales sobre la lactancia materna. Index Enferm (Gran). 1998 otoño. Año VII(22):34-40. Original, artículo. [Enlace]

- Capilla Díaz, Concepción. La vida de cuidadora por oficio. El relato de una cuidadora familiar. Index Enferm (Gran). 2005 primavera-verano. Año XIV(48-49):59-62. Relato biográfico. [Enlace]

- Gálvez Toro, Alberto; Amezcua, Manuel; Salido Moreno, Mª Paz. La construcción social de los sentimientos. La muerte del sujeto que nace. Index Enferm (Gran). 2002 invierno. Año XI(39):29-34. Original, artículo/ Investigación cualitativa. [Enlace]

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