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El silencio en la UCI.

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Evidentia 2006 jul-ago; 3(10)

Manuscrito aceptado el 27.02.06

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El silencio en la UCI. ¿Una utopía?

Mari Carmen Perea Baena1.
1Enfermera supervisora. Hospital Virgen de la Victoria de Málaga. Campus Universitario Teatinos s/n. Málaga, España.

Cómo citar este documento: Perea Baena MC. El silencio en la UCI. ¿Una utopía? Evidentia 2006 jul-ago; 3(10). En: https://www.index-f.com/evidentia/n10/241articulo.php [ISSN: 1697-638X]. Consultado el



     Hace unos días me encontré con un cartel de aquellos donde la enfermera, con un dedo en los labios, pide silencio en el centro sanitario. Me dí cuenta que hacía tiempo que no reparaba en ellos, quizás porque yo no tenía conciencia de la importancia del silencio o porque ya no estaban colgados en las paredes de la unidad. Tras un pequeño recorrido por los módulos de la unidad de cuidados intensivos, observé que ocurrían ambas cosas: ni las enfermeras ni la institución le damos la importancia que tiene la ausencia de ruidos. Mientras busco bibliografía y elaboro este artículo, compruebo que el problema no se ciñe a mi unidad, sino que el elevado nivel de ruido es un denominador común en la mayoría de las unidades de cuidados intensivos.

    En abril de 1999, la OMS editó la Guía para el ruido urbano1 y en ella recomienda niveles medios de ruido al aire libre de 55 decibelios (dB). En este mismo documento alerta sobre los efectos nocivos que la contaminación acústica tiene sobre la salud la población. Un tema sobre el que no existe demasiada preocupación social, debido a los escasos conocimientos de sus efectos sobre las personas, a la escasa información sobre la relación entre el nivel de ruido y la respuesta humana que desencadena, y a la falta de criterios definidos sobre ello. El objetivo de la OMS al elaborar esta guía es orientar a las autoridades y a los profesionales de la salud para proteger a la población de los efectos nocivos del ruido: deficiencia auditiva, interferencias en la comunicación oral, trastornos del sueño, efectos psico-fisiológicos sobre la salud mental y el rendimiento, efectos sobre el comportamiento, e interferencia en las actividades diarias.

   
Fotografía proporcionada por
Inmaculada Martínez Losada
  

 

 

Debemos saber que...

     Los efectos del ruido por encima de los límites recomendados por la OMS, pueden producir alteraciones psico-fisiológicas y sensoriales en los individuos expuestos al mismo. Cuando se trata de personas enfermas, ingresadas en un centro hospitalario, más suceptibles y vulnerables que el resto de la población, se hace más necesario extremar las medidas medioambientales para mantener el nivel de ruido dentro de límites adecuados.

     La bibliografía consultada nos muestra cómo dentro de las instituciones sanitarias, en las unidades de hospitalización, y sobre todo en las unidades de cuidados intensivos, el ruido sobrepasa los limites permitidos, y causa efectos adversos sobre los pacientes, contribuyendo a aumentar su nivel de estrés y ansiedad, y a desencadenar problemas como la  alteración del sueño y la desorientación temporo-espacial. La modificación del comportamiento y de los hábitos rutinarios en el trabajo, de las enfermeras y de los médicos de las unidades de cuidados intensivos, es fundamental para disminuir los factores que alteran el sueño de los pacientes.

    El ruido ambiental por encima de los niveles recomendados produce trastornos del sueño. Puede causar efectos primarios durante el sueño y efectos secundarios que se pueden observar al día siguiente. El sueño no interrumpido es un requisito para el buen funcionamiento fisiológico y mental. Los efectos primarios del trastorno del sueño son: dificultad para conciliar el sueño, interrupción del sueño, alteración en la profundidad del sueño, cambios en la presión arterial y en la frecuencia cardíaca, incremento del pulso, vasoconstricción, variación en la respiración, arritmia cardíaca y mayores movimientos corporales. La probabilidad de ser despertado aumenta con el número de eventos ruidosos durante la noche. Los efectos secundarios o posteriores en la mañana o día siguiente son: percepción de menor calidad del sueño, fatiga, depresión y reducción del rendimiento.

    Para descansar apropiadamente, el nivel de sonido equivalente no debe exceder de 30 dB para el ruido continuo de fondo y se debe evitar el ruido individual por encima de 45 dB. Para fijar límites de exposición al ruido durante la noche, se debe tener en cuenta la intermitencia del mismo. Esto se puede lograr al medir el número de eventos de ruido y diferenciar entre el nivel de sonido máximo y el nivel de sonido de fondo. También se debe prestar atención especial a las fuentes de ruido en un ambiente con bajos niveles de sonido de fondo, combinaciones de ruido y vibraciones y fuentes de ruido con componentes de baja frecuencia1.

    Los ruidos en los hospitales exceden con frecuencia los límites permitidos y recomendados, produciendo en el usuario y en el personal efectos fisiológicos y psicológicos no deseables.

    Los pacientes ingresados en un hospital son más vulnerables. Debido a que las personas enfermas tienen menor capacidad para enfrentar el estrés, el nivel de ruido no debe ser mayor de 35 dB en la mayoría de habitaciones donde se trata y revisa a los pacientes. Se debe prestar especial atención a los niveles de sonido en las unidades de cuidados intensivos y en las salas de operaciones. Las incubadoras con sonidos en el interior pueden generar problemas de salud a los recién nacidos, incluidos trastorno del sueño y deficiencia auditiva.

    Algunos estudios muestran que el nivel de ruido se sitúa por encima de 80 dB en algunas unidades de hospitalización y que se incrementa en las unidades de cuidados intensivos, siendo más bajo en situaciones críticas y mucho más elevado durante el trabajo rutinario2.

    La estructura física de las unidades de cuidados intensivos no es la más propicia para mantener la intimidad y la privacidad del paciente, desarrollar las relaciones familiares y sociales de éste, o promover el descanso; más bien contribuye a incrementar una serie de factores estresantes que provocan alteraciones físicas y psíquicas en el paciente3. En las tres últimas décadas el nivel de ruido en las unidades de cuidados intensivos ha aumentado paulatinamente2. El avance de la tecnología médica, el aumento de aparatos técnicos, la continua y compleja actividad en estas unidades provocan en los pacientes alteraciones sensoperceptivas entre las que se destacan la alteración del reposo-sueño y la desorientación temporo-espacial3.

    En la UCI los pacientes que sufren trastornos del sueño, presentan más problemas físicos y psíquicos que el resto. La falta de sueño afecta al carácter y al humor de las personas y conduce a incrementar el cansancio y la fatiga, pudiendo producir confusión aguda y alteración del patrón respiratorio.

    El ruido ha sido descrito por los pacientes como un factor estresante, que se incrementa cuando éstos son incapaces de comunicarse o de moverse, siendo una de las causas fundamentales del trastorno del sueño4.

    Los pacientes describen dos fuentes fundamentales de  ruido: por un lado las alarmas, el ruido de los aparatos; y el sonido del televisor o de la radio y por otro, las conversaciones de las enfermeras y el personal sanitario. A veces los pacientes describen las conversaciones de las enfermeras como un ruido más molesto que el de los ventiladores mecánicos o las alarmas.  El ruido que se produce en picos perturba más a los pacientes que el sonido mantenido en un mismo nivel. Puede parecer que el sonido de los aparatos y las alarmas son inevitables, y que un poco de música puede ayudar a mejorar el entorno, pero muchas veces para comunicarse, las enfermeras tienen que elevar el tono de su voz para ser oídas por encima del ya elevado ruido ambiental.

    La enfermera puede atenuar muchos de los efectos de los factores estresantes a que se somete al paciente, entre ellos, la alteración del sueño. Aunque algunas causas del ruido no puedan ser eliminadas, sí podrán ser adaptadas y reducidas.  Un programa de modificación del comportamiento dirigido a disminuir el nivel de ruido en las unidades de cuidados intensivos, mejorará el estado de los pacientes y adicionalmente disminuirá el cansancio y la fatiga en las enfermeras. El comportamiento de las enfermeras y las características acústicas del entorno son los que determinan el nivel de ruido y tranquilidad en una unidad de cuidados intensivos5.

    La monitorización y disminución del nivel de ruido en los hospitales y particularmente en las unidades de cuidados intensivos, debe formar parte de los cuidados del paciente y de los objetivos del centro. La enfermera puede contribuir a promover el sueño del paciente y a protegerlo de ruidos innecesarios, identificando las fuentes de ruido y minimizándolas, cambiando su comportamiento hacia prácticas más silenciosas, disminuyendo o eliminando las conversaciones innecesarias en la habitación del enfermo,  valorando la necesidad de realizar o no actividades que interrumpan el sueño del paciente, eligiendo intervenciones dirigidas a disminuir el ruido y la actividad y aumentar el confort del paciente. Los médicos y las enfermeras deberían ser conscientes de que su propia conversación en la unidad, puede tener un importante efecto sobre la pérdida del sueño de los pacientes6.

    Cada vez más unidades de cuidados intensivos están implementando programas de modificación del comportamiento del personal con el objetivo de disminuir los factores que puedan alterar el sueño de los pacientes. Estos programas incluyen cambios de las rutinas de médicos y enfermeras, introduciendo periodos de inactividad durante la tarde y la noche que deben ser preparados y coordinados con anterioridad, actuando sobre el entorno, evaluando regularmente los resultados de estas medidas, y educando a todo el personal sobre la necesidad de reposo-sueño del paciente6.

Bibliografía

1.Berglund B, Lindvall T, Schwela D. Guías para el ruido urbano. OMS. Ginebra Abril 1999.

2.Kahn DM, Cook TE, Carlisle CC, Nelson DL, Kramer NR, Millman RP.  Identification and modification of environmental noise in an ICU setting. Chest 1998;114:535-540.

3.Morales Asencio JM. Enfermera y entorno: influencia en el estrés del paciente. Medicina Intensiva 1998;22:207-211.

4.Haro Martín S, Oliver Uranga P, Navarro Arnedo  JM, Vela Morales C.  Como duermen los pacientes en una unidad de cuidados intensivos. Enfermería Clínica 1999; 9(6):251-256.

5.Philbin MK, Gray L.Changing levels of quiet in an intensive care nursery. Journal Perinatolog 2002; 22(6):455-60.

6.Monsen MG, Edell-Gustafsson UM. Noise and sleep disturbance factors before and after implementation of a behavioural modification programme. Intensive Crit Care Nurs 2005 ;21(4):208-19.

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- López Marure, Esther; Vargas León, Roberto. La comunicación interpersonal en la relación enfermera paciente. Rev Enferm IMSS. 2002 may-ago. 10(2):93-102. Revisión divulgativa. [Enlace]

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