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TEMPERAMENTVM ISSN 169-6011

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Cambio de rol en la atención a familiares hospitalizados: El hombre como cuidador principal

María Álvarez Díaz, Eva Tizón Bouza, María José López Rodríguez
Enfermeras. Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol (SERGAS). Ferrol (A Coruña), España

Correspondencia: Avenida de la Residencia s/n, 15405 Ferrol (A Coruña), España

Manuscrito recibido el 13.12.2012
Manuscrito aceptado el 20.12.2012

Ética de los Cuidados 2012 jul-dic; 5(10)

 

 

 

Cómo citar este documento

Álvarez Díaz, María; Tizón Bouza, Eva; López Rodríguez, María José. Cambio de rol en la atención a familiares hospitalizados: El hombre como cuidador principal. Ética de los Cuidados. 2012 jul-dic; 5(10). Disponible en <https://www.index-f.com/eticuidado/n10/et9231.php> Consultado el

 
 

 

 

Sr. Director de la revista Ética de los cuidados: Es una noche más, en una planta de hospitalización, con los pacientes intentando descansar después de una ajetreada jornada de medicaciones, pruebas, dolores, visitas... y cuando más se da cuenta una del cambio que se está produciendo en nuestro país. Un cambio, a priori no buscado, pero que poco a poco va modificando la realidad social de nuestros usuarios, y más concretamente, de las personas que los acompañan durante su estancia hospitalaria. Ya sea durante la noche, o en una ajetreada mañana de lunes, basta con mirar al pasillo la cantidad de personas de sexo masculino que acompañan a sus familiares y amigos. Hasta hace poco tiempo, lo más habitual era ver a las mujeres de la familia atender a este acompañamiento hospitalario, pero la realidad social está cambiando: aumenta el número de hombres cuidadores.

La inmensa mayoría de las personas dependientes son cuidadas por su familia durante su estancia hospitalaria, alrededor de una media de 70 horas a la semana, y sin su ayuda muchos de los ancianos no serían capaces de sobrevivir.1 En este marco se encuadra la figura del cuidador informal, que es la persona que asume la mayor parte de la responsabilidad de los cuidados. El cuidador informal es la persona que proporciona asistencia, frecuentemente a otro miembro de su familia, directa o política, colaborando en las actividades de la vida diaria, los cuidados de la salud, los asuntos económicos, la compañía y la interacción social. El cuidado es asumido principalmente por cónyuges, familiares del paciente, vecinos, allegados o voluntarios quienes no poseen formación académica relacionada con el cuidado, no reciben remuneración económica, ni tienen relación contractual sino relaciones personales estrechas. La mayoría lo hacen por razones afectivas.2,3

Según un informe sobre discapacidad y dependencia en España,4 el perfil más frecuente de la persona cuidadora en España es el de la mujer, con una media de edad superior a los 50 años, casada, con estudios primarios. Conviene recordar lo que decía Collière:5 "Cuidar es y será siempre indispensable, no sólo para la vida de los individuos, sino también para la perpetuidad de todo el grupo social. Las mujeres siempre han sido curanderas y, sin tener acceso a ningún tipo de enseñanza, han ejercido durante siglos una medicina sin diplomas, han forjado su saber por contacto unas de otras, transmitiéndolo por el espacio y el tiempo, de vecina a vecina, de madre a hija".

El 88,8% de los cuidadores dedica de 6 a 7 días a prestar los cuidados, el 52,7% lo hace durante jornadas de 8 o más horas y el 34,2% lleva 8 y más años prestando estos cuidados, de lo que se deduce que la ayuda dispensada es intensa y de larga duración.6 El problema de la dependencia está cobrando una gran importancia en la actualidad, ya que si pensamos en que cada vez es mayor el porcentaje de población de más edad, debido fundamentalmente al aumento de la esperanza de vida y a la disminución de la tasa de natalidad, resulta evidente que aumentará, en un futuro próximo, el número de personas que necesiten algún tipo de ayuda y, por tanto, el número de cuidadores.6

A pesar del cambio social que poco a poco se va logrando, aún hoy cuidar se sigue escribiendo en femenino. Las mujeres no sólo asumen de forma mayoritaria el papel de cuidadoras principales, también son mujeres las que ayudan a otras mujeres en el cuidado. Se responsabilizan de las diversas tareas que demandan los cuidados y dedican más tiempo a cuidar que los hombres. La desigual distribución de las cargas de cuidado, genera una clara inequidad de género que perjudica la salud integral de las mujeres.7

Aún hoy y pese a las nuevas apuestas por la igualdad, la actual organización social del cuidado continúa estando sostenida por la tradicional distribución de los roles de género. Las mujeres mayoritariamente siguen encargándose del trabajo reproductivo, ocupando socialmente el lugar de "cuidadoras", lo que conlleva un enorme coste para ellas en todos los ámbitos en los que se desempeñan. Esta situación está sostenida aún por diversas estructuras sociales. El sistema sanitario no es una excepción y muchas de sus respuestas la refuerzan, induciendo y responsabilizando a las mujeres del cuidado de otras personas del grupo familiar y excluyendo o no implicando a los hombres.7

Sin embargo, la situación social y económica que estamos viviendo actualmente en nuestro país da lugar a cambios importantes en esta realidad. Según datos del Servicio Público de Empleo8 en el mes de diciembre de 2012, en España 4.848.723 de personas se encuentran sin trabajo, de las cuales 2.407.907 son hombres, 2.166.097 mayores de 25 años y 2.440.816 son mujeres. En Galicia, 278.787 personas están en situación de desempleo, siendo 138.305 del sexo masculino y 127.269 mayores de 25 años. Esta situación de desempleo masculino, tal vez favorece la creciente incorporación de los hombres al cuidado de familiares dependientes lo que acrecienta la importancia de nuestra reflexión.

La presente Carta al director ha surgido a partir de la reflexión planteada tras la observación del aumento experimentado en el número de hombres cuidadores en la planta de hospitalización donde llevamos a cabo nuestro trabajo como enfermeras; sin embargo, durante su redacción algunas de nosotras también hemos desempeñado el rol de cuidadoras de familiares hospitalizados. En nuestro caso hemos tenido afortunadamente la colaboración de familiares de ambos sexos. Sorprendentemente, tanto el personal sanitario como el resto de pacientes ingresados y que coincidieron con nosotros durante nuestra estancia hospitalaria, se lamentaban de que un joven en la veintena o su padre tuvieran que cuidar durante la noche de su madre/esposa, les facilitaban todas las comodidades que podían ofrecerles y admiraban su dedicación y cuidados: "aún siendo hombres, una mujer no lo hace mejor" manifestaban.

No obstante, parece que aunque lentamente, vemos que esta realidad está cambiando y aunque sea a nivel de atención especializada, cada vez más hombres se están empezando a responsabilizar del cuidado y toma de decisiones en materia de salud de sus familiares hospitalizados.7

Es fundamental una entrada real de los hombres en las responsabilidades domésticas y de cuidados integrales, considerándolos una responsabilidad a compartir entre toda la familia, el Estado, el mercado laboral y la sociedad. Tal vez, las mujeres hasta la actualidad cuidan más porque no tienen con quien compartir esa responsabilidad. Sin embargo, debemos de tener en cuenta que los hombres tienen las mismas posibilidades que las mujeres para aprender a cuidar y que todas las personas pueden ofrecer cuidados, por lo tanto los hombres también. Todo indica que necesariamente se debe "implicar a la otra parte", ya que sin los hombres difícilmente podrá corregirse una desigualdad que opera especialmente con total impunidad en el espacio privado. Y para poder hacerlo eficazmente, se requieren estrategias que incluyan la comprensión adecuada de la compleja vinculación entre los hombres y el cuidado.7

Bibliografía

1. Canga Armayor A. Cuidadores familiares: ¿quién cuida de ellos? Gerokomos [revista en la Internet]. 2010 Sep; 21(3): 94-95. Disponible en: https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1134-928X2010000300001&lng=es [citado 2012 Dic 10].
2. Heredia Galán MV, Gay Pérez R, Jiménez Guerrero ML, Torres Escribano A, Jiménez Moya P, Osorio Peña AB. Vulnerabilidad Psicosocial en el Cuidador Hipertenso. Rev Paraninfo Digital, 2010; 9. Disponible en: <https://www.index-f.com/para/n9/i037.php> [citado 2012 Dic 10].
3. Krikorian AD, Vélez MC, González O, Palacio C, Vargas JJ. La experiencia de sufrimiento en cuidadores principales de pacientes con dolor oncológico y no oncológico. Avances en Enfermería, Ene-Jun 2010; Vol. XXVIII(1). Disponible en: <https://www.enfermeria.unal.edu.co/revista/articulos/xxviii1_2.pdf> [citado 2012 Dic 10].
4. Esparza Catalán C. Discapacidad y dependencia en España. [Internet]. Madrid: Informes Portal Mayores; 2011; 108. Disponible en: https://www.imsersomayores.csic.es/documentos/documentos/pm-discapacidad-01.pdf [citado 2012 Dic 10].
5. Pajares Bernando M. Cansancio en el Rol del Cuidador. Reduca (Enfermería, Fisioterapia y Podología) Serie Trabajos de Fin de Grado, 2012; 4(1): 717-50. Disponible en: https://www.revistareduca.es/index.php/reduca-enfermeria/article/viewFile/1015/1028 [citado 2012 Dic 10].
6. Navarro Maestre E. ¿Quién cuida al que cuida? Metas de Enferm. Mar 2008; 11(2): 21-5. Disponible en: https://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1134928X2009000400004&scrip=sci_arttext [citado 2012 Dic 10].
7. Ministerio de Sanidad y Política Social. Los Hombres y el cuidado de la salud. Madrid: Ministerio de Sanidad y Política Social, 2009. Disponible en: https://www.msc.es/organizacion/sns/planCalidadSNS/pdf/equidad/hombresycuidado09.pdf [citado 2012 Dic 10].
8. Ministerio de Empleo y Seguridad Social. Datos Nacionales de Paro registrado. Diciembre 2012. Madrid: Ministerio de Sanidad y Seguridad Social, 2013. Disponible en: https://www.sepe.es/contenido/estadisticas/datos_avance/paro/index.html [citado 2012 Dic 10].

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