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Enfermer�a Comunitaria (revista digital) ISSN: 1699-0641 2015; 11-1: 10461

 

 

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De oficio a profesión: 100 años de una efeméride

Pedro Simón Cayuela Fuentes
Prof. Dr. Escuela de Enfermería de Cartagena, adscrita a la Universidad de Murcia, España

Enferm Comun 2015; 11(1)

 

 

 

Cómo citar este documento

Cayuela Fuentes, Pedro Simón. De oficio a profesión: 100 años de una efeméride. Enfermería Comunitaria (rev. digital) 2015, 11(1). Disponible en <https://www.index-f.com/comunitaria/v11n1/ec10461.php> Consultado el

 

"una comprensión del pasado... trae
aparejada una idea más clara del futuro".
Edward H. Carr

    Harold Wilensky, en 1964, estableció cinco etapas que debía adquirir una actividad/ocupación para ser considerada como profesión: emergencia de un grupo ocupacional; establecimiento de procedimientos institucionalizados de selección y formación de los candidatos para la profesión; la formación de una asociación profesional; reconocimiento público y el apoyo legal; y la elaboración de un código formal de ética de deberes profesionales.1

El apoyo legal de los poderes públicos (las normas jurídicas, disposiciones normativas y reglamentos) supone la habilitación, consolidación y reconocimiento oficial (mediante una certificación del Estado) de la formación, de la organización y de la función asistencial y social de una profesión, para el desempeño de la actividad propia, diferente del resto de profesiones, que aporta soluciones y resultados únicos, definidos y esenciales.2

La profesionalización de la enfermería se inicia en Europa Occidental y en Estados Unidos con el reformismo social protestante del siglo XIX, consolidándose de una forma dispar durante el siglo XX, dependiendo fundamentalmente del poder del colectivo de las enfermeras y de la situación económica, política y sanitaria del país. Casi siempre vinculado a la mejora de la formación (creación de Escuelas/Institutos de Enfermeras) y a la fundación de entidades profesionales nacionales e internacionales dedicadas a la defensa de los derechos y deberes de la enfermería.3

Casi paralelamente al movimiento institucional de la enfermería europea, en España existe una inquietud y una necesidad por la formación científica, teórica y práctica de enfermeras tituladas, siendo su antecedente más significativo la creación, en 1896 por el Dr. Federico Rubio-Galí, de la Escuela de Enfermeras de Santa Isabel de Hungría (Madrid), que estuvo en funcionamiento hasta 1932. Esta escuela se creó siguiendo el modelo de Florence Nightingale, con el fin de ofrecer a las enfermeras una formación científica y humanística, capacitándolas para la asistencia hospitalaria y la ayuda en las intervenciones y curas quirúrgicas a personas enfermas de todas las edades y ambos sexos.4 Al finalizar los estudios se les otorgaba un "Certificado de Aptitud" como alumnas del Instituto Operatorio, que las capacitaba "como enfermeras en medicina y cirugía" y les permitía ganarse la vida asistiendo enfermos.5

En 1911, el Papa Pío X convocó a las Superioras de los Institutos Religiosos dedicados a la asistencia a enfermos, animándolas a adquirir los conocimientos elementales de las enfermeras y obtener el título que las acreditase como tales, de forma que cumplieran su misión con la formación profesional adecuada,3 "... a semejanza de Instituciones similares que vienen funcionando en Inglaterra, Alemania y muy principalmente en Roma, ...", orientadas a crear enfermeras legitimadas en su trabajo y con una devoción religiosa al deber y la filantropía.6

Siguiendo esta petición expresa del Pontífice, en España, durante el reinado de Alfonso XIII, la Congregación religiosa de las Siervas de María, ministras de los enfermos, fundada en 1851 para dar respuesta a las necesidades asistenciales de los enfermos a nivel domiciliario,7 solicitaron, en marzo de 1915, al Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, la aprobación de un programa para la Enseñanza de la "Profesión Enfermera" y la obtención del Diploma/Título oficial de enfermera. Dos meses después, el 7 de mayo se aprobó el programa de los conocimientos necesarios para habilitar como enfermeras a las que los solicitasen, pertenecientes o no a comunidades religiosas.8 De esta manera, se crea y legitima la profesión enfermera en España, otorgándole de este modo, su carácter formativo y ocupacional, orientado al cuidado directo y continuado del enfermo.

Para obtener el título de enfermera se tenía que superar un examen teórico-práctico en la Facultad de Medicina de Madrid. Las aprobadas obtenían un certificado expedido por el Decano de la Facultad, autorizándolas para ejercer la profesión de enfermeras. El programa de conocimientos estaba compuesto por 70 temas, que comprendía contenidos sobre anatomía y fisiología, enfermedades infecto-contagiosas, actuación en situaciones de urgencia, cuidados al recién nacido y lactante, aspecto legales y forenses, salud mental, higiene, asepsia y antisepsia, curas, vendajes, técnicas quirúrgicas y aspectos morales de la enfermera. No incluía contenidos relacionados con el conocimiento de medicamentos, ni sobre cuidados a la mujer embarazada y la asistencia en el acto del parto.

El reconocimiento legal de la profesión enfermera tuvo varias consecuencias inmediatas, entre las que cabe destacar: el aumento anual en las solicitudes para obtener el título correspondiente, poniendo de manifiesto la gran aceptación que tuvo la profesión de enfermera, fundamentalmente en el mundo religioso; la respuesta desde otros colectivos profesionales, especialmente de los practicantes, que protestaron enérgicamente la posibilidad de que la enfermera ejerciese sus mismas funciones, ya que existían diferencias significativas a nivel de exigencias formativas teórico-prácticas, de evaluación de los conocimientos, a nivel administrativo y a nivel competencial;9 y finalmente, la aparición de escuelas de enfermeras públicas y privadas, con unos requisitos de acceso, un itinerario formativo y una evaluación muy heterogénea, evidenciando la ausencia de intención propedéutica y una gran diversidad doctrinal.10

Los factores y circunstancias que dieron lugar o facilitaron la habilitación profesional de la enfermera, se pueden concretar en la creación de escuelas y títulos oficiales de enfermeras en otros países europeos (Roma, Francia, Inglaterra y Alemania) y en Estados Unidos; en el expreso deseo del Papa Pío X; en la cierta estabilidad en el gobierno del conservador Eduardo Dato, político que había mostrado su preocupación por las condiciones laborales de los trabajadores más desprotegidos, en especial de las mujeres y de los niños; en los tímidos intentos por promover la educación de la mujer y su participación en el mundo laboral, favorecidos por los movimientos intelectuales iniciados en el siglo XIX, como los regeneracionistas, el reformismo anglosajón y el movimiento Krausista; en la escasez de recursos económicos de las Siervas de María, necesarios para enviar nuevas Hermanas alumnas a Londres y Roma; en el apoyo del Obispado de Madrid-Alcalá, autorizando las gestiones encaminadas a que las Hermanas pudieran "adquirir los conocimientos necesarios para el mejor desempeño de su delicada y caritativa misión"; en el apoyo decidido de médicos de reconocido prestigio profesional y académico y de políticos destacados; y en la presentación de un programa de conocimientos ya elaborado y, posiblemente, consensuado con el claustro de la Facultad de Medicina de Madrid.11

Las Enfermeras, en el último tercio del reinado de Alfonso XIII, se encontraban plenamente consolidadas, institucionalizadas e integradas en el sistema sanitario español, asumiendo legalmente el rol profesional de auxiliares inmediatos del médico en el cuidado directo y continuado del enfermo, circunscribiendo su labor asistencial a las instituciones. Posteriormente, en consonancia con la política salubrista del momento, ampliarían sus funciones en el ámbito de la salud pública y la prevención de enfermedades infecto-contagiosas y mentales. Adquiriendo paulatinamente los rasgos propios de una actividad profesional, pasando de la enfermería como actividad técnica-vocacional, considerada como una parte subordinada del trabajo que rodea a la medicina, a una profesión basada en el conocimiento científico. Adquiriendo las peculiaridades propias de una profesión: actividad basada en la evidencia científica, autonomía funcional, incorporación plena al panorama académico, un código deontológico y regulación legal de su actividad.11
 

Bibliografía

1. Hernández Martín F, Del Gallego Lastra R, Alcaraz González S, González Ruiz JM. La Enfermería en la Historia. Un análisis desde la perspectiva profesional. Cultura de los Cuidados. 1997; 2: 21-35.

2. Cortina Orts A. Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. Madrid: Alianza; 1997: 149-153.

3. Parentini MR. Historia de la enfermería: aspectos relevantes desde sus orígenes hasta el siglo XX. Trilce: Montevideo; 2002.

4. Rubio y Chacón S. El Instituto Rubio y los estatutos de su fundador. Asilo de Huérfanos del S.C. de Jesús: Madrid; 1916.

5. Sellán Soto MC. Identidad y conflicto en el ejercicio del cuidado. Una aproximación histórica a la dinámica de la identidad enfermera en España [Tesis doctoral]. Universidad Autónoma de Madrid, Facultad de Psicología, Madrid; 2007.

6. Rafferty A. The seduction of history and the nursing diaspora. Health and History. 2005; 7(2): 2-16.

7. Del Católico, periódico de la tarde que se publica en esta capital, se copia el siguiente reglamento de las siervas de María, ministras de los enfermos, establecidas en el barrio de Chamberí. Gaceta de Madrid, nº 6252 (26 de agosto de 1851).

8. Real orden de 7 de mayo aprobando el programa de los conocimientos que son necesarios para habilitar de enfermeras a las que los soliciten, pertenecientes o no a comunidades religiosas. Gaceta de Madrid, nº 141 (21 de mayo de 1915).

9. Rodríguez García AR. Nueva profesión de enfermeras. La noticia: 1915. Jano. 1994; XLVII(1098): 59-64.

10. Hernández Conesa JM, Cayuela Fuentes PS, Beneit Montesinos JV, González Jurado M. Spanish nurses credentialing in the 20th century. Int Nurs Rev. 2012 Jun; 59(2): 175-80.

11. Cayuela Fuentes PS, Hernández Conesa JM, Beneit Montesinos JV. Historia de la habilitación profesional y formación de las enfermeras durante el Reinado de Alfonso XIII: un estudio jurídico e histórico pedagógico. Diego Marín: Murcia: 2013.

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